Bono, en el Pent¨¢gono

A juzgar por el encuentro de ayer en Washington, hay que concluir que existe qu¨ªmica entre Bono y Rumsfeld. Las relaciones entre gobiernos no pueden sustentarse, como es evidente, s¨®lo en buenas sensaciones personales, pero las benefician. Y m¨¢s cuando hay carencia, como es el caso de Bush y Zapatero. El ministro de Defensa espa?ol fue recibido por su hom¨®logo estadounidense a la entrada del Pent¨¢gono, se intercambiaron insignias con las banderas respectivas y, tras una reuni¨®n de casi una hora, hicieron una breve comparecencia ante la prensa, donde no faltaron las bromas. Moratinos no pudo presumir de tanto cuando visit¨® a la secretaria de Estado, Rice, hace dos semanas.

Bienvenidos sean los gestos amistosos si sirven para reconducir las relaciones entre Estados Unidos y Espa?a, enfriadas tras la retirada espa?ola de Irak hace un a?o. La Administraci¨®n de Bush la critic¨® y nunca la asimil¨®. Es un asunto que abri¨® heridas y reproches de deslealtad. Pero ahora parece emerger el tradicional pragmatismo estadounidense y Washington muestra inter¨¦s en mirar al futuro y privilegiar sobre todo la cooperaci¨®n en cuestiones de amplia coincidencia, como el terrorismo, Oriente Pr¨®ximo y Afganist¨¢n, donde Espa?a se apresta a trasladar gran parte de su medio millar de efectivos a dos de las zonas m¨¢s conflictivas del oeste del pa¨ªs, con bandera de la OTAN. Por el contrario, Washington sigue sin entender del todo la raz¨®n por la que Madrid ha vendido barcos y aviones militares a Venezuela.

Tanto Bono como Rumsfeld afirman que su encuentro -el tercero entre ambos- ha sentado las bases para una relaci¨®n "inmejorable" en materia de defensa. Habr¨¢ que conocer con m¨¢s detalle qu¨¦ hay detr¨¢s de tan triunfalista aseveraci¨®n, y qu¨¦ beneficios reportar¨¢ a Espa?a. Por ejemplo, si el Gobierno espa?ol ve con buenos ojos que EE UU convierta la base de Rota en centro de sus operaciones especiales en Europa en la lucha contra las redes de Al Qaeda, lo que ha suscitado los recelos de las autoridades de la peque?a poblaci¨®n gaditana. O bien, si Zapatero se inclina por dotar de un sistema estadounidense de combate a los cuatro submarinos S-80 de la Armada, como quiere Bono y en contra de sus ahora estrechos aliados Chirac y Schr?der.

En ese clima de cordialidad vivido ayer no deja de ser significativo que, a instancias de Washington, se haya acordado reactivar con car¨¢cter semestral, y no anual, las reuniones (congeladas desde la llegada de los socialistas a La Moncloa) del Comit¨¦ de Alto Nivel Hispano-Norteamericano, regulado por primera vez tras la reforma del convenio de defensa bilateral en 2002.