Un islamista se desdice de su confesi¨®n y acusa a Garz¨®n de presionarle
El tribunal oye la grabaci¨®n de lo que declar¨® un supuesto miembro de Al Qaeda arrepentido
Abdulla Khayata Kattan, uno de los procesados como presunto miembro de la c¨¦lula espa?ola de Al Qaeda, y que actu¨® como arrepentido durante la instrucci¨®n, se desdijo ayer en el juicio de sus manifestaciones sumariales y acus¨® al juez Baltasar Garz¨®n de haberle presionado para que acusara a los otros procesados. Sin embargo, la audici¨®n de las declaraciones de Khayata ante Garz¨®n puso de manifiesto que sus acusaciones sobre el supuesto jefe del grupo, Abu Dahdah, y otros islamistas eran espont¨¢neas y que el magistrado s¨®lo pregunta sin sugerir en ning¨²n caso las posibles respuestas.
La grabaci¨®n muestra a un Khayata confiado, hablador, al que nadie interrumpe
El fiscal pide para el sirio Khayata, Abu Ibrahim, nueve a?os por pertenencia a banda terrorista. Khayata trat¨® de dejar sin efecto sus declaraciones anteriores, que les incriminan a ¨¦l y a varios de sus compa?eros. Por ello, relat¨® que Garz¨®n, instructor de la causa, le oblig¨® a declarar sin traductor "en una situaci¨®n infrahumana".
El fiscal, Pedro Rubira, se dio cuenta de la maniobra y pregunt¨®: "Cuando estaba declarando judicialmente, ?era infrahumano el trato que se le estaba dando?".
Khayata. Quiz¨¢ el trato no, pero la forma de las preguntas, la insistencia del juez Garz¨®n de que tengo que decir lo que ¨¦l diga. Apagaba el casete un mont¨®n de veces y me formulaba la pregunta hasta siete veces y luego ten¨ªa que declarar como ¨¦l quer¨ªa. ?l pon¨ªa las palabras en mi boca, por ejemplo la palabra muyahidin, y ten¨ªa que acusar a mucha gente que nunca he visto.
Fiscal. O sea, que las declaraciones que usted hizo durante dos d¨ªas no son ciertas.
K. Hay algo quiz¨¢ cierto. No s¨¦ lo que he dicho.
F. ?Y todo era porque el se?or juez le daba las preguntas y las contestaciones?
K. M¨¢s o menos as¨ª, s¨ª.
Y el fiscal pidi¨® que se oyeran las seis horas de grabaciones en las que se plasmaron aquellas declaraciones de Khayata los d¨ªas 4 y 5 de febrero de 2004. Adem¨¢s de Garz¨®n y Khayata, estaban presentes su abogado y Rubira.
Se da la circunstancia de que en aquella ocasi¨®n Khayata pretend¨ªa beneficios por colaborar con la justicia y conseguir el estatus de arrepentido. La audici¨®n de las cintas durante varias horas, seg¨²n los asistentes al juicio, parece desmentir la justificaci¨®n ofrecida por el procesado. Lejos de ser presionado, la grabaci¨®n muestra a un Khayata confiado, hablador, que manejaba el espa?ol con soltura -hab¨ªa vivido varios a?os en Espa?a-, con explicaciones de varios minutos que nadie le interrumpe y en las que acusa a Iman Eddin Barakat, Abu Dahdah, de haber sustituido a Mustaf¨¢ Setmarian en la direcci¨®n del grupo islamista en Espa?a y de tener muy buena situaci¨®n econ¨®mica sin tener que trabajar. Khayata acusaba a Setmarian y Abu Dahdah de utilizar tarjetas de cr¨¦dito robadas. "De cualquier manera ten¨ªan que sacar pelas", aseguraba en la grabaci¨®n.
El procesado explic¨® ayer que exager¨® su declaraci¨®n con lo que el juez quer¨ªa o¨ªr para obtener la libertad, pero Khayata nunca sali¨® en libertad provisional.
Khayata reconoc¨ªa ante Garz¨®n que estuvo en un campo de entrenamiento de muyahidin en Zenica (Bosnia) en 1995, dirigido por Abu Musab, donde ¨¦l fue instructor de gimnasia y artes marciales. Agregaba que fue acompa?ado por el tambi¨¦n procesado y presunto integrante de la c¨¦lula espa?ola de Al Qaeda Jasem Mahboule, y precisaba que ¨¦l no hab¨ªa recibido la instrucci¨®n sobre armas, explosivos y lucha que all¨ª se impart¨ªa. Incluso hab¨ªa sido recriminado por su comportamiento poco militante por los responsables del campo.
De hecho, en la grabaci¨®n justificaba que viaj¨® a Bosnia para que no le consideraran un traidor, puesto que Abu Dahdah y Mustafa Setmarian Nasar, Abu Musab Al Suri -otro de los dirigentes de la organizaci¨®n en Espa?a- cre¨ªan que pod¨ªa espiar para los sirios y, de vuelta a Espa?a, Mohamed Bahaiah, Abu Khaled y Abu Faisal, y Abu Dahdah le amenazaron con matarle si les pasaba algo a ellos o sus familias.
A?ad¨ªa tambi¨¦n que financi¨® el traslado a Espa?a y la operaci¨®n de uno de los dirigentes del campo de entrenamiento en Bosnia, Salaheddin Benyaich, Abu Muhgen, y que hab¨ªa sido herido de bala en un ojo en los combates con los serbios. Muhgen, preso en Marruecos por su presunta implicaci¨®n en los atentados de Casablanca de 2003, es hermano de Abdelazid Benyaich, otro de los procesados.
El haber financiado la operaci¨®n de Abu Muhgen hizo que varios de los miembros de la c¨¦lula espa?ola le consideraran su jefe y le ped¨ªan constantemente dinero para enviar gente a las zonas de combate. Khayata ha asegurado que ¨¦l trataba de dar largas a los que le ped¨ªan que financiase los viajes de los combatientes, pero que finalmente se fue a Jordania para huir de todo.
Negaba en la grabaci¨®n que ¨¦l hubiera disputado el mando de la c¨¦lula espa?ola a Abu Dahdah, a pesar de que varios de los militantes lo reconocieron en un momento puntual como su jefe, aunque luego se pasaron a las filas de Abu Dahdah. Admit¨ªa que se llevaba muy mal con ¨¦ste, del que afirmaba que "iba siempre lleno de dinero y de droga".
Khayata rechaz¨® ayer que esas manifestaciones ante Garz¨®n fueran ciertas, si bien no ofreci¨® ninguna prueba que ratificase su nueva versi¨®n. El juicio se reanudar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 9.
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