Qu¨¦ bien
El progreso no tiene l¨ªmites. Ya hemos conseguido que la noticia de un puente sean los atascos y no los muertos. En las ¨²ltimas fiestas se mataron unas 40 personas (no me pidan exactitud en un asunto tan banal) y otras tantas permanecen en los hospitales debati¨¦ndose entre la vida y la muerte o entre la paraplejia y la tetraplejia. Pero la noticia de primera p¨¢gina fue lo que tuvimos que sufrir para darnos un chapuz¨®n en la playa. No nos hemos dejado enga?ar por el se?uelo ret¨®rico de los accidentes mortales, no. Lo importante no era la velocidad con la que hemos alcanzado el m¨¢s all¨¢, sino la demora con la que hemos llegado a Benidorm.
A¨²n tenemos en la retina la expresi¨®n de los sufridos ciudadanos entrevistados a pie de atasco, con el volante entre las manos. "Hemos salido de Madrid a las seis y en dos horas hemos recorrido cuatro kil¨®metros". Un notici¨®n, sobre todo comparado con la tragedia que acababa de suceder unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, donde una familia entera hab¨ªa perecido al derrapar su coche en una curva. Gracias a la tele, conocemos los rostros de los conductores atascados y parte de sus vidas. Muchos iban con el beb¨¦ a pasar unos d¨ªas en la playa, para que el ni?o conociera el mar. "Todav¨ªa no ha visto el mar, no sabe lo que es una ola." Ah¨ª est¨¢ la noticia, s¨ª, se?or. Qu¨¦ olfato para captar lo importante, lo singular, lo decisivo, lo conmovedor. Quiz¨¢ en otras profesiones haya chapuzas, pero en la nuestra no. De hecho, no se sabe de ning¨²n periodista que se haya dedicado a averiguar el nombre de los muertos, sus profesiones, sus deseos, cu¨¢ntos hu¨¦rfanos dejan o qu¨¦ le va a costar su hospitalizaci¨®n o su ata¨²d a la Seguridad Social.
Una vez m¨¢s, curiosamente tras la equilibrada cobertura que dimos de la muerte del Papa, hemos sabido ver en d¨®nde estaba la noticia y a por ella nos hemos dirigido sin prestar o¨ªdos a los ayes de los heridos, a la palidez de los cad¨¢veres, al crujir de las familias rotas... ?A qui¨¦n le importan 40 muertos frente a las colas interminables que han tenido que soportar 200.000? Enhorabuena a mis colegas y a todos los peri¨®dicos por esas primeras p¨¢ginas en las que lo secundario qued¨® relegado, por fin, a un segundo t¨¦rmino.
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