Los liberal-dem¨®cratas avanzan pero se quedan lejos de los 'tories'
Como en tantas elecciones, los liberal-dem¨®cratas se quedan con un sabor agridulce. Sus 62 esca?os representan el mejor resultado desde 1923, cuando obtuvieron 158 diputados, pero estaban inmersos en el s¨²bito declive que casi les lleva a la desaparici¨®n.
Sin embargo, las expectativas del partido en estas elecciones, en las que hab¨ªan tenido una presencia medi¨¢tica enorme y abanderaban la oposici¨®n de la opini¨®n p¨²blica a la guerra de Irak, se situaban entre los 65 y los 75 diputados.
Los liberales han topado con dos obst¨¢culos estructurales: su deslizamiento hacia la izquierda tiene un l¨ªmite, pero el sistema electoral es un perjuicio sin l¨ªmites. "En general, de estas elecciones ha salido una C¨¢mara de los Comunes que creo que ser¨¢ m¨¢s saludable para los partidos pol¨ªticos que en los ocho a?os anteriores", proclam¨® ayer el l¨ªder de los liberal-dem¨®cratas, Charles Kennedy, que dio por consagrado el sistema tripartito en la pol¨ªtica brit¨¢nica. "El Gobierno no puede cabalgar por encima de los instintos de la gente, de las inspiraciones de la gente y de los puntos de vista de la gente, y nosotros tendremos un papel mayor que jugar en todo eso".
Los liberales se comportaron especialmente bien en los grandes n¨²cleos urbanos y ganaron nuevos esca?os en Londres, Manchester, Birmingham, Leeds, Cardiff, Bristol y Rochdale. Tambi¨¦n ganaron en Cambridge, donde su promesa de suprimir las nuevas tasas universitarias pes¨® tanto como su oposici¨®n a la guerra.
Pero estas elecciones han mostrado tambi¨¦n los l¨ªmites de su oferta. El problema del sistema electoral no es nuevo. Ya se sab¨ªa que prima desproporcionadamente al ganador y es un obst¨¢culo para que la tercera fuerza tenga una representaci¨®n en esca?os similar a los votos cosechados.
La mayor decepci¨®n de los liberales es que han subido a costa de los laboristas, pero han fracasado en su estrategia de asaltar al Partido Conservador. Anteanoche, los liberales ganaron s¨®lo diez nuevos esca?os.
El partido de Kennedy fracas¨® tambi¨¦n en su ruidosa iniciativa de descabezar a los conservadores. Los tres altos dirigentes tories amenazados por candidatos liberales mantuvieron sus esca?os con relativa facilidad, especialmente su l¨ªder, Michael Howard, que obtuvo el 54% de los votos en Folkestone.
El fracaso ante los conservadores pone de relieve los l¨ªmites de la estrategia de Charles Kennedy de poner el partido a la izquierda del laborismo con una agresiva oferta fiscal y su oposici¨®n a la guerra, lo que retrae a los votantes tories y quiz¨¢ tambi¨¦n a los laboristas m¨¢s moderados.
En las pr¨®ximas elecciones, los liberales ya no contar¨¢n con el voto de protesta generado por su oposici¨®n a la guerra de Irak y corren el riesgo de perder buena parte de las ganancias conseguidas por la izquierda sin que hayan entrado votantes nuevos por la derecha.
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