Los amigos de la monta?a
Un emocionante encuentro con los gorilas en la selva ugandesa
El suelo de la selva es un mullido entramado de hojas, ra¨ªces, lianas, ramas y troncos podridos sumamente traicionero. Avanzar por esa superficie inestable, que recuerda el v¨¦rtigo que se siente al atravesar un fr¨¢gil puente colgante de madera, resulta dif¨ªcil y fatigoso, sobre todo en los tramos m¨¢s escarpados. Voraces hormigas rojas, ara?as, insectos de lo m¨¢s variado, una humedad excesiva y los constantes escorzos que hay que hacer para evitar quedar atrapado en las ramas espinosas de una vegetaci¨®n asfixiante y abrumadora terminan por extirpar de la mente cualquier pensamiento ajeno a c¨®mo superar los constantes obst¨¢culos, a c¨®mo salir de ah¨ª.
El descubrimiento por parte de los rastreadores de las huellas dejadas por un grupo de gorilas de monta?a infunde nuevos ¨¢nimos, resucita el objetivo de la marcha. Ramas deshojadas de una determinada manera o rotas, tallos mondados, sutiles aplastamientos en la superficie vegetal o excrementos recientes son mojones que indican el camino a seguir, imperceptibles para cualquier ojo no acostumbrado a este terreno enmara?ado de las laderas ugandesas del parque nacional de Bwindi.
De repente, el gu¨ªa que encabeza la nutrida expedici¨®n apunta con el dedo en una direcci¨®n concreta del bosque, provocando, como si hubiera accionado un interruptor, una descarga el¨¦ctrica en toda la fila, formada por los seis turistas permitidos por grupo. La excitaci¨®n sustituye al cansancio; el asombro, al agobio. Seis ¨¢vidos pares de ojos escrutan con la precisi¨®n de un esc¨¢ner una espesa mancha boscosa hasta localizar entre el claroscuro del follaje la silueta de un enorme gorila concentrado en alimentarse. Dos ojos de pupilas anaranjadas se orientan con desd¨¦n, casi con aburrimiento, hacia el lugar de donde procede el ruido; una mirada que, aunque no tiene nada de humana, transmite sensaciones que resultan inquietantemente familiares. El animal opta por buscar otro lugar para comer, y nada m¨¢s moverse empieza a seguirle despacio, de forma perezosa, el resto de los aproximadamente 20 miembros del grupo que permanec¨ªan invisibles en la penumbra de la selva.
Es el macho dominante de la familia, un espalda plateada de casi dos metros de altura y cerca de 200 kilos de peso que, apoy¨¢ndose en los nudillos, se aleja de los inoportunos visitantes con indiferencia hasta ocultarse, ladera arriba, en el tupido entramado de ¨¢rboles y plantas. Las hembras, que tampoco prestan mayor atenci¨®n a los fascinados espectadores, le siguen. Solamente los animales j¨®venes muestran curiosidad. ?giles y desinhibidos, escalan a los ¨¢rboles y hacen cabriolas en las ramas, en un alarde exhibicionista ante el que los adultos se muestran aparentemente desinteresados. Toda la operaci¨®n se desarrolla en una franja estrecha de terreno; en algunos momentos, humanos y primates est¨¢n separados tan s¨®lo por cinco o seis metros de distancia.
Comer y dormir
Ya en el nuevo emplazamiento, vuelve a reinar la tranquilidad que caracteriza la convivencia de estos animales pac¨ªficos y t¨ªmidos, cuyas principales actividades son comer en abundancia -m¨¢s de 30 kilos de plantas al d¨ªa- y dormir en exceso. Habitualmente se suelen desplazar un par de kil¨®metros al d¨ªa, y solamente recorren largas distancias despu¨¦s de un acontecimiento que los haya excitado mucho, como un encuentro violento con otro grupo de gorilas. Sin embargo, una serie de gestos y sonidos guturales emitidos por el gu¨ªa provocan que el segundo macho de la manada, cuya espalda empieza a platearse ya -lo que indica que tiene m¨¢s de 13 a?os-, salga de su escondite y se dirija amenazador hacia el grupo de asustados espectadores, que durante unos segundos se quedan inmovilizados como estatuas de sal. Cuando el encuentro parece inevitable, se detiene y se sienta a comer pl¨¢cidamente, una vez que ha demostrado qui¨¦n domina el territorio. Tras ¨¦l, una hembra mima y acaricia a su cr¨ªa con la misma ternura con la que una madre cuidar¨ªa a su beb¨¦ reci¨¦n nacido. Ante la escena, un cosquilleo recorre la espalda; resulta imposible evitar las comparaciones con los humanos, con quienes comparte el 97,7% del ADN, y se entiende la fascinaci¨®n que produjeron estos animales a la investigadora estadounidense Dian Fossey, autora del libro Gorilas en la niebla, cuyo asesinato en 1985 a manos de cazadores furtivos sigue sin esclarecerse.
En el parque de Bwindi viven aproximadamente 320 gorilas de monta?a, algo menos de la mitad de los que quedan en el mundo, repartidos en 15 grupos, de los que s¨®lo tres est¨¢n familiarizados con la presencia humana. Poder visitarlos exige un desembolso espec¨ªfico de entre 350 y 400 d¨®lares -la cantidad puede ser mayor si hay que trasladarse a Ruanda para poderlos ver-; reservar el permiso para una fecha concreta, teniendo en cuenta que s¨®lo se dan 18 al d¨ªa, y cumplir unas estrictas reglas de comportamiento que pueden hacer que el viajero, si tiene gripe u otra enfermedad susceptible de contagiar a los animales, pierda su oportunidad y su dinero. Tambi¨¦n es posible no encontrarlos en el tiempo m¨¢ximo estipulado, que son seis horas de caminata, lo que no da derecho a repetir la b¨²squeda al d¨ªa siguiente. Una vez localizados, s¨®lo se puede permanecer junto a ellos durante una hora.
Este r¨ªgido sistema de protecci¨®n, unido a otros programas que cuentan con financiaci¨®n internacional, ha permitido que, en los ¨²ltimos cinco a?os, la poblaci¨®n de gorilas se haya incrementado un 17%, sin que ello signifique una garant¨ªa para la subsistencia de la especie. Los otros lugares donde es posible visitarlos se concentran en torno a los Virunga, una cadena de conos volc¨¢nicos que se asienta a horcajadas entre tres pa¨ªses: Uganda, Ruanda y la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, antes Zaire.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir.- Tuareg Viatges (932 65 23 91; www.tuaregviatges.es) organiza una ruta por Uganda para observar gorilas. 20 d¨ªas, a partir de 2.380 euros (para un grupo de siete), incluye vuelos internacionales.- Bid¨®n 5 (www.bidon5.es; 915 47 61 26). Viaje de 16 d¨ªas por Uganda, con observaci¨®n de gorilas en Kabale y excursi¨®n opcional al Bosque Impenetrable de Bwindi, desde 1.799 euros, con vuelos internacionales.
- Club Marco Polo (902 101 200; www.clubmarcopolo.com). Viaje de 15 d¨ªas por Uganda con expedici¨®n para ver gorilas en Kabale, por 979 euros. Hay que sumar el vuelo internacional, desde 750 euros.- Taranna (www.taranna.com; 934 11 83 73). 16 d¨ªas por Uganda, con observaci¨®n de gorilas en Kabale, por 2.450 por persona, incluyendo los vuelos internacionales.Informaci¨®n- www.ucota.or.ug.
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