"Ni Espa?a ni Catalu?a pueden permitirse el fracaso del Estatuto y su financiaci¨®n"
Antoni Castells (Barcelona, 1950) tendr¨¢ que echar mano de su reconocida faceta de tenaz negociador, rayana en la tozudez, para que el proyecto de financiaci¨®n para Catalu?a salga adelante. De momento deber¨¢ convencer al partido hermano del PSC, el PSOE, de las bondades del proyecto. Una tarea nada f¨¢cil, a tenor de las cr¨ªticas -a veces el insulto- dirigidas contra el plan del Gobierno catal¨¢n por destacados dirigentes auton¨®micos tanto del PSOE como del Partido Popular.
Pregunta. ?Piden un modelo de privilegio?
Respuesta. Proponemos un modelo de concepci¨®n federal. Nada de lo que contiene la propuesta del Govern va m¨¢s all¨¢ de lo que se puede encontrar en pa¨ªses como Alemania o Canad¨¢, donde el federalismo funciona razonablemente bien. ?sta es la cuesti¨®n clave. Avanzar consecuentemente hacia un Estado de inspiraci¨®n federal. Esto quiere decir un Estado donde se acepta que el poder pol¨ªtico est¨¢ compartido por el Gobierno central y por los Gobiernos auton¨®micos, y que unos y otros deben responder, tambi¨¦n fiscalmente, ante sus ciudadanos. ?ste es el paso que hay que dar en materia de financiaci¨®n. Por esto, un buen modelo de financiaci¨®n debe garantizar un equilibrio adecuado entre los principios de autonom¨ªa y de igualdad. Ninguno de ellos debe imponerse al otro. Cuando ello ocurre, nos desplazamos del modelo federal, o bien hacia un modelo unitario, o hacia un modelo confederal.
"En 1996, Andaluc¨ªa, Extremadura y Castilla-La Mancha rechazaron de forma bilateral el sistema de financiaci¨®n que les propuso el Gobierno"
"Con nuestra propuesta de financiaci¨®n, ninguna comunidad deber¨ªa perder en niveles absolutos, porque proponemos cambios sin traumatismos"
P. Su propuesta de financiaci¨®n ha despertado viejos fantasmas. Se habla de ricos y de pobres, de ciudadanos de primera y de segunda. ?C¨®mo encaja el aluvi¨®n de cr¨ªticas, de Esperanza Aguirre a Rodr¨ªguez Ibarra?
R. Debemos distinguir el ruido de la realidad. El ruido distorsiona la realidad, alimenta estereotipos y genera sentimientos de agravio y confrontaci¨®n territorial muy perjudiciales. Algunas cr¨ªticas se descalifican por s¨ª solas. Polemizar con ellas es darles demasiada importancia.
P. Cada vez que Catalu?a ha reclamado m¨¢s responsabilidad fiscal se multiplican las cr¨ªticas.
R. La realidad ha demostrado que algunos de los pron¨®sticos agoreros hechos en el pasado no se han cumplido. Algunos deber¨ªan aprender de la experiencia. Sin embargo, esta reacci¨®n, de la que no quiero hablar m¨¢s, no me sorprende porque estamos proponiendo un cambio de modelo. Es una propuesta ambiciosa, s¨®lida y, tambi¨¦n, responsable y totalmente respetuosa con la Constituci¨®n. Es m¨¢s, a mi entender entronca plenamente con el esp¨ªritu que imperaba en 1978, cuando cre¨ªamos que la Constituci¨®n ten¨ªa que resolver el problema de la articulaci¨®n de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco en Espa?a. Pero es cierto que la propuesta significa un cambio, y todo cambio provoca resistencias. Sin embargo, estoy tambi¨¦n convencido de que el modelo que proponemos es bueno para Catalu?a, y tambi¨¦n para Espa?a.
P. Usted distingue el ruido de la realidad, pero en esa realidad tambi¨¦n est¨¢ la resistencia del Gobierno central a ese cambio.
R. El Gobierno central se ha manifestado de forma muy ponderada. Ha dicho que estudiar¨ªa la propuesta y que hab¨ªa ciertos aspectos poco claros que deb¨ªan discutirse entre todos. Creo que cuando se estudie en profundidad se ver¨¢ que no contiene muchos de los elementos que despiertan temores. Por ejemplo, que el Gobierno central pierda la competencia legislativa sobre los tributos. Entre otras cosas, una propuesta de este tipo ser¨ªa inconstitucional, y nosotros somos un Gobierno responsable. Es m¨¢s, aceptamos que fundamentalmente tenemos un ¨²nico sistema fiscal. Podr¨ªamos haber hecho un planteamiento distinto, proponiendo un sistema fiscal del Estado y uno para cada autonom¨ªa, como ocurre en algunos pa¨ªses federales. Pero ser¨ªa absurdo fragmentar un sistema fiscal muy consolidado. Con el actual, el Estado tiene la responsabilidad normativa pero queremos que se habiliten espacios de capacidad normativa para las comunidades aut¨®nomas. En cuanto a la multilateralidad y bilateralidad, creo que tambi¨¦n hay una gran confusi¨®n. La discusi¨®n del texto del Estatut viene marcada por el marco institucional establecido en la Constituci¨®n: el proyecto debe aprobarse en el Parlament, se remite a las Cortes para su discusi¨®n y aprobaci¨®n y, luego, vuelve a Catalu?a para ser aprobado en refer¨¦ndum. Es un mecanismo que exige un pacto entre Catalu?a y el Estado, no entre Catalu?a y 17 comunidades. Por otra parte, en cuanto al contenido, a m¨ª me parece claro que el Estatut debe contener un t¨ªtulo dedicado a la Hacienda.
P. Lo tiene el Estatuto actual.
R. S¨ª. En el Estatut se fijan las competencias y es muy razonable que al mismo tiempo diga c¨®mo deben financiarse. Es evidente que este t¨ªtulo de hacienda no puede regularlo todo. En ¨¦l no puede establecerse un mecanismo operativo de forma inmediata, pero tampoco debe quedar tan vago, tan en el terreno de los principios, que pueda dar lugar a modelos radicalmente diferentes o contrarios. Lo que proponemos es un modelo de inspiraci¨®n federal. Nuestra propuesta es generalizable. No buscamos un planteamiento bilateral de privilegio, ni tampoco pretende ser una imposici¨®n. Es l¨®gico que la generalizaci¨®n del modelo quiera hacerse en un marco en el que todos puedan dar su opini¨®n. De hecho, siempre se ha hecho as¨ª, aunque la iniciativa la tomara el Gobierno central.
P. ?El Gobierno del PSOE tiene modelo de financiaci¨®n para toda Espa?a?
R. El PSOE vot¨® en contra del actual modelo y se ha comprometido a cambiarlo. As¨ª lo estableci¨® en su programa. Tengo la impresi¨®n de que los planteamientos que hacemos en Catalu?a pueden tener importantes puntos de coincidencia con los del programa del PSOE.
P. ?Se niegan a ir al Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera?
R. El Estatut dice que el modelo se definir¨¢ en la Comisi¨®n Mixta de Relaciones Fiscales y Financieras, y se?ala adem¨¢s que deber¨¢ hacerse sin perjuicio de los acuerdos que pueda adoptar el Gobierno de Catalu?a en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, que es exactamente lo mismo que ocurre ahora. El Consejo no decide, quien decide son siempre las comisiones mixtas. Por ejemplo, en 1996, Andaluc¨ªa, Extremadura y Castilla-La Mancha no se sumaron al acuerdo al que se hab¨ªa llegado en el seno del Consejo y, consecuentemente, sus respectivas comisiones mixtas no lo ratificaron y no se aplic¨® en estas comunidades.
P. ?Catalu?a tendr¨ªa m¨¢s recursos de los que tiene ahora?
R. Existen al menos dos aspectos fundamentales que deber¨ªan concretarse para poder cuantificar. Uno son los porcentajes concretos de los rendimientos de los distintos impuestos que deber¨ªan corresponder al Estado y a la Generalitat. En la propuesta s¨®lo se indica que el porcentaje del Estado no ser¨¢ superior al 50%. El otro punto es el de las subvenciones de nivelaci¨®n para hacer efectivo el principio de solidaridad. Y es evidente que no lo podemos decidir en solitario. Nosotros hablamos s¨®lo de ciertos principios: debe garantizarse que las comunidades puedan prestar niveles similares de servicios si realizan un esfuerzo fiscal similar y que si una comunidad realiza un esfuerzo fiscal mayor esto debe revertir en mayores ingresos para esta comunidad. Es razonable: si los ciudadanos pagan m¨¢s impuestos, una parte de ellos debe revertir en m¨¢s ingresos para el Gobierno auton¨®mico, como ocurre en todos los pa¨ªses federales.
P. Plantean que Catalu?a d¨¦ como m¨¢ximo un 50% de los impuestos que recaude. ?Por qu¨¦ un 50% y no un 30% o un 80%?
R. Cuando proponemos el 50% no es por casualidad. Con este porcentaje el total de ingresos que tendr¨ªan todas las comunidades ser¨ªa algo superior al que tienen ahora. Ser¨ªa suficiente para que el conjunto saliera ganando y se podr¨ªan paliar, adem¨¢s, problemas como el de la financiaci¨®n de la sanidad.
P. Pero si Catalu?a gana m¨¢s, alguien pierde. ?Qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde?
R. Ninguna comunidad deber¨ªa perder en niveles absolutos, porque los cambios deber¨ªan aplicarse gradualmente. Ahora bien, es evidente que todo cambio supone una modificaci¨®n del statu quo, es decir, modificar las posiciones relativas de partida. De manera que el argumento de que no se puede alterar el statu quo acabar¨ªa imposibilitando llevar a efecto cualquier cambio en cualquier circunstancia. Aunque estos cambios fueran necesarios y justos. Y en esto no puedo estar de acuerdo. A veces hay que hacer cambios. Lo que debe intentarse es que ¨¦stos se efect¨²en de forma gradual, sin traumatismos, de manera que, en t¨¦rminos absolutos, nadie pierda.
P. ?Qui¨¦nes pagan los impuestos, los ciudadanos o los territorios?
R. Claro que son los ciudadanos los que pagan los impuestos, por supuesto. Lo que ocurre es que los ciudadanos pagan los impuestos al gobierno central y tambi¨¦n al gobierno auton¨®mico. ?sta es la cuesti¨®n clave. Nadie discute que siempre son los ciudadanos, y no los territorios, los que pagan los impuestos. Lo que algunos parecen ignorar es la existencia del Gobierno auton¨®mico como un aut¨¦ntico poder pol¨ªtico, que debe relacionarse, tambi¨¦n fiscalmente, con sus ciudadanos. Es as¨ª como ocurre en todos los pa¨ªses federales, y esto es lo que contempla nuestra propuesta. Aquellos que s¨®lo conciben la relaci¨®n entre los ciudadanos y un ¨²nico poder central niegan en realidad el sentido profundo del Estado de las autonom¨ªas consagrado en la Constituci¨®n.
P. Si Catalu?a aplica el modelo, tendr¨¢ m¨¢s recursos y otros menos...
R. Un buen sistema de financiaci¨®n debe sustentarse en los principios de autonom¨ªa y de igualdad. Este principio de igualdad debe garantizar a mi juicio que las distintas comunidades aut¨®nomas puedan prestar niveles similares de servicios si realizan un esfuerzo fiscal similar. Para lograrlo existen mecanismos de subvenciones de nivelaci¨®n, muy contrastados y que funcionan razonablemente bien. Su aplicaci¨®n traer¨¢, sin duda, como consecuencia una aportaci¨®n importante de Catalu?a a la solidaridad con otras comunidades. Nosotros no queremos poner l¨ªmites a la solidaridad, en contra de lo que algunos han dicho de forma abusiva y demag¨®gica. Pero en cambio, lo que es importante es objetivar el debate sobre la solidaridad y ello quiere decir dos cosas: reglas precisas y transparencia. Porque si no ocurre, como ahora, que la opacidad alimenta cualquier prejuicio y es el terreno abonado para la creaci¨®n de un clima contraproducente de agravios interterritoriales.
P. La Comunidad de Madrid dice que es la que m¨¢s aporta. Y no se queja ni pide cambios.
R. No me extra?a. Con la inversi¨®n que hace el Estado en Madrid y con la apuesta que hizo el poder pol¨ªtico central del PP por Madrid, no pueden quejarse. Ya quisiera que se gastaran en nuestro aeropuerto, en nuestro AVE y en nuestros cinturones la mitad de lo que se gastan en Madrid. Pero no entrar¨¦ ahora en pol¨¦mica con otros territorios.
P. ?En qu¨¦ se diferencia su propuesta del Cupo vasco?
R. No tiene nada que ver. Son dos modelos distintos. El Cupo consiste en una cantidad fijada al margen de los ingresos que generen los impuestos. Nosotros no estamos pidiendo esto. Nuestra propuesta tiene cuatro puntos fundamentales. Primero, los rendimientos de los grandes impuestos estatales (IRPF, IVA, Sociedades y especiales) deben nutrir la hacienda auton¨®mica y la hacienda estatal en unos porcentajes a determinar, que ser¨¢n como m¨¢ximo del 50% en el caso de la hacienda estatal. Segundo, sobre estos impuestos, que son impuestos estatales, deben habilitarse espacios de capacidad normativa, sabiendo que en algunos, como IVA o Sociedades, este margen ser¨¢ necesariamente limitado. Tercero, la administraci¨®n de estos impuestos se har¨¢ a trav¨¦s de una Agencia Tributaria. Ah¨ª existen distintas alternativas, pero personalmente creo que la mejor soluci¨®n ser¨ªa un ¨²nico ente consorciado entre el Estado y la Generalitat, o el conjunto de comunidades aut¨®nomas. Fragmentar la Agencia Tributaria ser¨ªa contraproducente y dificultar¨ªa la lucha contra el fraude. Y en cuarto lugar, debe haber mecanismos de subvenciones de solidaridad, que no podemos decidir solos. ?ste es el modelo. Por tanto, ni Concierto, ni Cupo, ni insolidaridad, ni fuera de la Constituci¨®n, ni es verdad que dejaremos el Estado sin capacidad normativa, ni es cierto que el Estado desaparece de Catalu?a.
P. Visto el nivel del debate, ?cree que se ha hecho una mala pedagog¨ªa desde que empez¨® el Estado de las autonom¨ªas?
R. La verdad es que la cr¨ªtica sobre la insolidaridad es especialmente lacerante e injusta. Es incluso ofensiva. Catalu?a es muy solidaria y lo va a seguir siendo. No se trata de estar record¨¢ndolo constantemente, pero tenemos derecho a pedir que no se nos tache de insolidarios. La falta de transparencia provoca que mientras que en Catalu?a puede decirse que hay un exceso de solidaridad y un expolio fiscal, otros digan que Catalu?a es insolidaria. Por eso ser¨ªa conveniente la publicaci¨®n de las balanzas fiscales.
P. ?Desde el Gobierno catal¨¢n se ha echado en falta que el Ejecutivo calmara los ¨¢nimos?
R. La reacci¨®n del Gobierno ha sido ponderada. No tiene nada que ver con algunas de las manifestaciones que se han producido estos d¨ªas. Adem¨¢s, creo que el presidente Zapatero ha tenido mucho coraje al plantear la reforma del Estado de las Autonom¨ªas. Es cierto que los recelos a ciertos cambios son mayores cuando los planteamientos se hacen desde Catalu?a que cuando los hace el presidente del Gobierno. A mi entender, la reforma del Estatut constituye una gran oportunidad. Es as¨ª como debe verse. Desde Catalu?a apostamos por una Espa?a de concepci¨®n federal. Catalu?a quiere comprometerse con una Espa?a federal y, a su vez, pide que ¨¦sta se comprometa con la autonom¨ªa de Catalu?a. ?ste es el doble compromiso que proponemos. Por esto, ni Espa?a ni Catalu?a pueden permitirse que el Estatut y su financiaci¨®n fracasen. Porque en definitiva, la Espa?a que surge de la Constituci¨®n de 1978 persigue el prop¨®sito, al definir su modelo territorial, de encontrar un acomodo definitivo al problema hist¨®rico de la articulaci¨®n de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco dentro de la realidad espa?ola. Y el balance del Estado de las autonom¨ªas no podr¨¢ ser plenamente satisfactorio, por mucho que lo sea en relaci¨®n con otras comunidades aut¨®nomas, si los problemas de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco siguen pendientes de soluci¨®n. Es por esto, insisto, que un Estatuto como el que proponemos, plenamente respetuoso con la Constituci¨®n, supone no s¨®lo encauzar de forma satisfactoria la articulaci¨®n de Catalu?a en Espa?a, sino que adem¨¢s constituye la demostraci¨®n de que esto es posible frente a otras v¨ªas que niegan Espa?a o la Constituci¨®n.
P. Las intensas reuniones con CiU y con el Gobierno central, ?no pueden retrasar la tramitaci¨®n del Estatuto m¨¢s all¨¢ de lo que desea el Gobierno catal¨¢n?
R. La discusi¨®n del Estatut tiene un marco institucional perfectamente establecido. En este momento, lo fundamental es alcanzar un acuerdo en Catalu?a. Sin acuerdo en Catalu?a no habr¨¢ Estatut. Y hoy mismo, es CiU quien plantea obst¨¢culos para alcanzar este acuerdo. El Govern ha formulado una propuesta. Es una propuesta s¨®lida, ambiciosa y responsable, como ya he se?alado antes. Nuestra voluntad es la de alcanzar un acuerdo. Existen amplias coincidencias con aquello que propone CiU y por tanto ser¨ªa imperdonable que este acuerdo no se consiguiera. Pero CiU debe abandonar actitudes maximalistas.
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