Una reconversi¨®n inevitable
Desde hace unos a?os, se est¨¢ produciendo en Espa?a una revisi¨®n del pasado franquista y una discusi¨®n p¨²blica sobre qu¨¦ hacer con sus legados m¨¢s visibles. Algunas de las estatuas m¨¢s emblem¨¢ticas del dictador han sido retiradas de sus emplazamientos p¨²blicos y, desde septiembre del a?o pasado, existe una Comisi¨®n Interministerial -que har¨¢ p¨²blicas sus conclusiones antes del verano- entre cuyos cometidos figura abordar la dif¨ªcil tarea de qu¨¦ hacer con los s¨ªmbolos heredados de esa ¨¦poca y qu¨¦ nuevos lugares crear para reconocer y dar satisfacci¨®n moral a las v¨ªctimas de la dictadura.
Aunque esta comisi¨®n ha venido trabajando con gran discreci¨®n, en el pasado mes de marzo, Jaume Bosch, senador de ICV, declar¨® que el Gobierno le hab¨ªa comunicado en unas reuniones "secretas" su voluntad de convertir el m¨¢s controvertido de todos los monumentos del franquismo, el Valle de los Ca¨ªdos -concebido al final de la guerra e inaugurado dos d¨¦cadas despu¨¦s-, en un museo de la historia de la dictadura y de homenaje a sus v¨ªctimas.
Hay edificios del conjunto apropiados para un museo sobre la Guerra Civil, el franquismo y la resistencia
Estas supuestas filtraciones han suscitado un acalorado debate entre quienes consideran que el Valle de los Ca¨ªdos, al albergar en su cripta a muertos de ambos bandos, es un monumento de reconciliaci¨®n y que, por tanto, deber¨ªa dejarse como est¨¢, y los que piensan que el gigantesco mausoleo no simboliza m¨¢s que el af¨¢n de los vencedores por perpetuar la marginaci¨®n de los vencidos y que, por tanto, deber¨ªa transformarse.
La inclusi¨®n de algunos muertos del bando republicano no figuraba, en absoluto, en los planes originales de la obra. Pero el tango miente, y veinte a?os es mucho tiempo, as¨ª que unos meses antes de la inauguraci¨®n del monumento, las autoridades decidieron, aparentemente inspiradas por la Iglesia, incluir a algunos muertos del bando vencido, con la condici¨®n de que fueran cat¨®licos, para adecuarse mejor a unos nuevos tiempos marcados por la necesidad de acabar con el aislamiento internacional. El ¨²nico gesto supuestamente conciliador de la dictadura fue, pues, con los muertos, y result¨® contundentemente desmentido por la belicosa simbolog¨ªa de la bas¨ªlica, criticada, incluso, por algunos franquistas. Tampoco parece especialmente conciliador que durante los primeros a?os fueran miles de presos pol¨ªticos los principales encargados de edificar la obra. Lo cierto es que no hay m¨¢s monumento oficial que simbolice, de forma inequ¨ªvoca y manifiesta, la reconciliaci¨®n entre los dos bandos que el monolito ubicado en la plaza de la Lealtad de Madrid, inaugurado por el Rey en 1985, junto con algunos ex combatientes de ambos bandos, reciclando un monumento de 1840 donde se rend¨ªa homenaje a los h¨¦roes del 2 de mayo.
La variedad de propuestas trasladadas al Gobierno en los ¨²ltimos meses es sumamente amplia: desde quienes sugieren destruir el monumento, hasta los que se oponen a cualquier cambio.
Somos muchos los que pensamos que la reconversi¨®n es inevitable, aunque no suscite todo el consenso que ser¨ªa deseable. La bas¨ªlica, con su poderosa e irreciclable simbolog¨ªa, y albergando los restos de casi 40.000 personas, no tiene mucho remedio, pero no es propio de los gobernantes recurrir a la estrategia del avestruz y hacer como si tama?o desprop¨®sito no existiera. El monumento pertenece al Estado, lo que le obliga a su custodia. Sin embargo, deben modificarse determinadas pr¨¢cticas que han prevalecido hasta la fecha: el cuidado de las tumbas de Francisco Franco y Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera no deber¨ªa depender del Estado; tampoco parece muy apropiado que la Fundaci¨®n Nacional Francisco Franco tenga permiso para reponer, semanalmente, las flores que adornan dichas tumbas, ni que los religiosos que ofician la misa en que se conmemora el 20 de noviembre se dediquen a exaltar a ambos personajes hist¨®ricos y a lanzar diatribas contra la democracia. Tambi¨¦n deber¨ªan subsanarse los lacerantes silencios y eliminarse la informaci¨®n sesgada de las gu¨ªas tur¨ªsticas del Valle.
Aunque poco m¨¢s que lo se?alado puede hacerse con la bas¨ªlica, hay otros edificios del conjunto monumental, muy especialmente la hospeder¨ªa, donde resultar¨ªa m¨¢s sencillo y apropiado albergar un museo sobre la Guerra Civil, el franquismo, la resistencia democr¨¢tica e incluso la propia historia del Valle de los Ca¨ªdos. Es posible que esta propuesta tambi¨¦n suscite pol¨¦mica, pero nadie dijo que la reforma de este monumento fuera a resultar sencilla. Tampoco lo est¨¢ siendo la conversi¨®n de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada, centro de detenci¨®n ilegal, torturas y asesinatos bajo la dictadura argentina, en Archivo de la Memoria y Biblioteca de los Derechos Humanos y, sin embargo, se est¨¢ acometiendo.
Lo ins¨®lito es que en Espa?a no haya ning¨²n monumento oficial que rinda homenaje a la oposici¨®n democr¨¢tica contra la dictadura. Al final, qu¨¦ duda cabe, con la soluci¨®n salom¨®nica que aqu¨ª se sugiere el conjunto monumental de Cuelgamuros seguir¨ªa siendo un engendro, o, acaso, lo ser¨ªa m¨¢s a¨²n, pero al menos dejar¨ªa de ofender la memoria de aquellos presos pol¨ªticos que contribuyeron a levantarlo y de todos aquellos vencidos en la Guerra Civil, y sus herederos ideol¨®gicos, que no se sienten en absoluto representados por un monumento que nunca ha suscitado conciliaci¨®n y s¨ª discordia.
El 20 de noviembre de este a?o la extrema derecha, minoritaria, pero envalentonada, conmemorar¨¢ el 30? aniversario de la muerte de Franco. Habr¨ªa que evitar que volviera a utilizarse un lugar sostenido por Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de la Presidencia, para la exaltaci¨®n de la dictadura. Sin embargo, mientras los restos de Franco y Jos¨¦ Antonio sigan all¨ª es dif¨ªcil que el Valle deje de ser un lugar de peregrinaci¨®n de la extrema derecha. No parece descabellada la propuesta de ICV, seg¨²n la cual los familiares de ambos finados habr¨ªan de decidir a qu¨¦ lugar podr¨ªan trasladarse sus restos, ya que resulta ins¨®lito que uno de los principales dictadores del pasado siglo disponga de un mausoleo fara¨®nico cuya custodia corra a cargo de las arcas p¨²blicas del mismo Estado cuyos poderes usurp¨® de forma ilegal.
Paloma Aguilar es profesora de Ciencia Pol¨ªtica en la UNED. Editora, junto con Alexandra Barahona de Brito y Carmen Gonz¨¢lez Enr¨ªquez, del libro Las pol¨ªticas hacia el pasado. Juicios, depuraciones, perd¨®n y olvido en las nuevas democracias, Istmo, Madrid, 2002.
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