Zapatero proclama en Mauthausen: "Nunca m¨¢s a la locura de la guerra"
El presidente del Gobierno asiste al 60? aniversario de la liberaci¨®n del campo de concentraci¨®n
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero clam¨® ayer "nunca m¨¢s" ante el monumento a los 5.000 espa?oles muertos en el campo de concentraci¨®n de Mauthausen, en Austria, donde protagoniz¨® el primer homenaje oficial de un presidente del Gobierno espa?ol a los republicanos v¨ªctimas del nazismo. En presencia de ocho supervivientes, Zapatero insisti¨® en que los republicanos sentaron las bases de la Espa?a democr¨¢tica y advirti¨® de que ninguna bandera ni nacionalidad est¨¢ por encima del ser humano. Fue aplaudido.
"Me inclino con respeto en nombre de todo el pueblo espa?ol. Os merec¨ªais un reconocimiento, republicanos de Mauthausen. Y, por eso, he querido estar aqu¨ª como presidente del Gobierno de Espa?a. Quiero deciros que es el primer reconocimiento, pero no ser¨¢ el ¨²ltimo homenaje del Gobierno de nuestro pa¨ªs", dijo Zapatero ante los ocho supervivientes y medio millar de familiares y simpatizantes espa?oles.
Eran cerca de las once de la ma?ana. La lluvia y el granizo bat¨ªan con fuerza sobre las m¨¢s o menos 500 personas congregadas este a?o en torno al monumento espa?ol, una cifra excepcionalmente alta debido al 60? aniversario de la liberaci¨®n, que se conmemor¨® ayer, aunque los americanos entraron en Mauthausen el 5 de mayo. "Los espa?oles antifascistas saludan a las fuerzas de liberaci¨®n", rezaba la pancarta que coronaba la puerta del campo.
Por esa puerta, coronada hace seis d¨¦cadas por un ¨¢guila real que los propios espa?oles arrancaron, entraron ayer cerca de 30.000 personas de m¨¢s de una docena de pa¨ªses. Representaban a m¨¢s de tres generaciones, empe?adas con sus banderas nacionales, regionales, anarquistas, comunistas o incluso de los movimientos de homosexuales, en mantener la memoria de un horror que, s¨®lo en esta unidad y sus dependencias, caus¨® cerca de 200.000 muertos. Y eso que estaba catalogada como campo de trabajo, no de exterminio. Los espa?oles que entraron fueron 7.182, y 2.335 los que salieron.
"Nunca m¨¢s. Nunca m¨¢s a la opci¨®n totalitaria; nunca m¨¢s al horror; nunca m¨¢s al crimen por el crimen; nunca m¨¢s a la locura de la guerra; nunca m¨¢s al fascismo y al nazismo", proclam¨® Zapatero.
El presidente llevaba un discurso escrito, pero, en el ambiente informal y ligeramente ca¨®tico, decidi¨® dejarlo de lado e improvisar. El canciller federal austriaco, Wolfgang Schussel, sostuvo amablemente el paraguas que cobij¨® a Zapatero en este acto cien por cien espa?ol. Sobre un m¨¢stil reci¨¦n implantado a la derecha del monumento se izaba la bandera constitucional. A la izquierda, la republicana, que ha presidido siempre estas conmemoraciones. El presidente se coloc¨® a la derecha, pero tras su cabeza ondeaban otras tricolores, en manos del p¨²blico, entre ense?as catalanas, incluso independentistas, valencianas, asturianas, ikurri?as y andaluzas.
No hubo, sin embargo, guerra de banderas, aunque, cuando la delegaci¨®n espa?ola lleg¨® despu¨¦s a la conmemoraci¨®n internacional, alg¨²n grupo se separ¨® ostentosamente de la roja y gualda que destacaba en el desfile. Sendas delegaciones auton¨®micas de Catalu?a, Andaluc¨ªa y Asturias realizaron sus homenajes antes de la llegada de Zapatero. La catalana integraba a dos representantes del PP.
Silvia Dinhof Cueto, presidenta de la asociaci¨®n austriaca de apoyo a los republicanos espa?oles, reclam¨® "el respeto a la verdad hist¨®rica representada por la bandera republicana".
"Legado de dignidad"
El presidente afirm¨® que "el legado de dignidad de valent¨ªa" de los republicanos espa?oles "no fue en balde", porque "dejaron un testimonio, una memoria, que ha permitido que hoy Espa?a sea un pa¨ªs libre". Tambi¨¦n respondi¨® a la queja de que los espa?oles fueron los ¨²nicos supervivientes de Mauthausen que no fueron recibidos en su pa¨ªs como h¨¦roes: "Sufristeis dos veces, aqu¨ª y en vuestro pa¨ªs. Os dejaron sin patria injustamente, porque una patria es s¨®lo un pa¨ªs con libertad".
Antes hab¨ªa fijado posici¨®n sobre uno de los debates que flotaba en el ambiente: "Ni las banderas ni las nacionalidades pueden estar ni estar¨¢n jam¨¢s sobre algo que est¨¢ por encima de todo, que es el ser humano, sus derechos, su libertad y su igualdad".
La presencia de Zapatero fue agradecida por todos los oradores, incluido el superviviente Eusebi P¨¦rez Mart¨ª, que, cuando tom¨® la palabra, expres¨® sus respetos por un presidente que "restableci¨® la paz en Espa?a al retirar las tropas de Irak". Fue aplaudido por buena parte del p¨²blico, pero no por la delegaci¨®n de EE UU, que, probablemente, tampoco entendi¨® su discurso.
Tambi¨¦n Zapatero fue aplaudido cuando sali¨® de Mauthausen. Mat¨ªas Arranz, un superviviente, le pidi¨® que el Gobierno se haga cargo del mantenimiento del monumento espa?ol. As¨ª se har¨¢, seg¨²n fuentes gubernamentales.
"Es incre¨ªble tanta crueldad"
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero nunca hab¨ªa visitado un campo de concentraci¨®n, seg¨²n confes¨® al que ayer fue su gu¨ªa en Mauthausen, el superviviente castellonense Francisco Batiste. Tal vez por eso, y porque ¨¦ste fue el "matadero de los espa?oles", el presidente y su mujer, Sonsoles Espinosa, estaban impresionados ante la narraci¨®n detallada de las torturas que sufrieron Batiste y Eusebi P¨¦rez, un catal¨¢n que fue al exilio en Venezuela, donde vive ahora.
El momento m¨¢s terrible se produjo cuando Zapatero, Espinosa y Batiste se asomaron a la cantera de granito, con su famosa escalera de 186 pelda?os. All¨ª murieron miles de deportados. Batiste, que la sub¨ªa cada d¨ªa con una piedra de 50 kilos a la espalda, explic¨® que en el desfiladero que conduce a la cantera, los SS, para divertirse, empujaban al vac¨ªo cada ma?ana, con 70 metros de ca¨ªda, a una decena de presos. "Los llamaban paracaidistas", le dijo al presidente. Sus compa?eros ten¨ªan que subir los cad¨¢veres para llevarlos a los hornos crematorios. En ese momento, Zapatero, conmovido por la historia, exclam¨®: "?Es incre¨ªble tanta crueldad!".
El presidente escuch¨® horrorizado el relato, con constantes gestos de cari?o hacia el deportado. Batiste tambi¨¦n cont¨® que en invierno, cuando las escaleras estaban nevadas, hab¨ªa peleas por ser los primeros en bajarlas, porque pronto, cuando la nieve se endurec¨ªa por las pisadas, se convert¨ªan en un tobog¨¢n mortal. "?Qu¨¦ barbaridad!", exclam¨® la mujer del presidente.
Zapatero pregunt¨® por el fr¨ªo y las condiciones higi¨¦nicas, y el deportado le cont¨® que ten¨ªan una toalla para 100 presos, que nunca vio el jab¨®n y que en el campo ruso, el m¨¢s duro, los alemanes no entraban por temor a las epidemias. All¨ª, cuando se mor¨ªa uno, los dem¨¢s lo ocultaban para repartirse su raci¨®n de comida, y los cuerpos putrefactos generaban enfermedades.
Tambi¨¦n Eusebi P¨¦rez charl¨® largo rato con la mujer del presidente. Ella se mostr¨® interesada y conmovida, seg¨²n cont¨® el deportado. Luego habl¨® con Zapatero. Le hizo incluso comentarios sobre la situaci¨®n en su pa¨ªs, Venezuela. El jefe del Gobierno fue en todo momento muy cari?oso con los deportados supervivientes y los familiares de los que murieron aqu¨ª, que, acostumbrados a venir cada a?o sin m¨¢s compa?¨ªa que la de una asociaci¨®n peque?a como la Amical de Mauthausen, estaban entusiasmados. Batiste cree que es muy importante que los pol¨ªticos vean el campo, y conf¨ªa en que tambi¨¦n el l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, venga alg¨²n d¨ªa para entender este drama. Al despedirse, Zapatero abraz¨® a P¨¦rez, quien antes le hab¨ªa dicho al presidente que restableci¨® la paz en Espa?a al retirar a las tropas de Irak. "Gracias por esas palabras cari?osas", le dijo Zapatero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Nazismo
- Actos p¨²blicos
- Actos oficiales
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- Viajes oficiales
- Contactos oficiales
- Austria
- Pol¨ªtica exterior
- Presidencia Gobierno
- Guerra
- Ultraderecha
- Europa occidental
- Segunda Guerra Mundial
- Eventos
- Europa
- Historia contempor¨¢nea
- Ideolog¨ªas
- Conflictos
- Espa?a
- Historia
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones exteriores
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad