Una apuesta de futuro para el campo andaluz
Han pasado tres meses desde las heladas que a finales de enero y en las semanas posteriores golpearon el campo andaluz. Tiempo suficiente para reflexionar sobre lo ocurrido, mirar hacia delante y tomar las medidas necesarias para evitar, en lo posible, que una situaci¨®n de incertidumbre y enfrentamiento como los que hemos vivido a lo largo de estos meses se vuelva a repetir.
La Junta de Andaluc¨ªa y el Ministerio de Agricultura, Alimentaci¨®n y Pesca han reaccionado con rapidez para dar respuesta a las l¨®gicas demandas de los agricultores afectados. Pero la capacidad de actuaci¨®n de la Administraci¨®n se topa por una parte con las limitaciones que la estricta normativa comunitaria impone a las ayudas de Estado y que ha conducido en m¨¢s de una ocasi¨®n a tener que devolver ayudas aprobadas sin tener suficientemente en cuenta esas restricciones; por otra parte, se topa con la opci¨®n "no conceder ayudas o beneficios para paliar las consecuencias de los da?os causados por riesgos asegurables", ratificada en el vigente acuerdo de bases para la elaboraci¨®n de los planes de seguros agrarios combinados para el trienio 2004-2006 y firmado por el Ministro de Agricultura del Partido Popular (PP) Arias Ca?ete. Una decisi¨®n con la que el PSOE se ha mostrado y se sigue mostrando de acuerdo, al igual que en su d¨ªa se mostraron las Organizaciones profesionales agrarias.
Conviene recordar aqu¨ª que la Ley de Seguros Agrarios fue aprobada en el a?o 1978 como fruto del consenso que presidi¨® la transici¨®n y como un compromiso recogido en los Pactos de la Moncloa "para proteger al agricultor de las consecuencias derivadas de acaecimientos catastr¨®ficos", a instancias de las organizaciones profesionales agrarias democr¨¢ticas reci¨¦n legalizadas. "Con la Ley", seg¨²n ha se?alado acertadamente Fernando Burgaz, experto y Director de la Entidad Nacional de Seguros Agrarios desde el a?o 2002, "se opt¨® con claridad por el sistema de seguros agrarios como el instrumento m¨¢s id¨®neo para compensar los da?os ocasionados por las condiciones climatol¨®gicas desfavorables, dejando de lado los sistemas de ayudas directas. Al eliminar la posibilidad de declaraci¨®n de zonas catastr¨®ficas a consecuencia de riesgos asegurables, se ha dotado del sistema de una mayor estabilidad".
El esp¨ªritu de consenso y colaboraci¨®n que presidi¨® la elaboraci¨®n de la Ley se ha mantenido a lo largo de sus ya 25 a?os de vigencia. A?o tras a?o, la cobertura de los Seguros Agrarios Combinados se ha ido ampliando; la subvenci¨®n estatal al coste de los seguros ha crecido en paralelo, desde los 18 millones de euros del a?o 1981 a los m¨¢s de 224 millones de euros del Plan Anual de Seguros Agrarios Combinados del 2005. Por nuestra parte, las Comunidades Aut¨®nomas tambi¨¦n cofinanciamos las primas, en el caso de Andaluc¨ªa con un aporte suplementario de m¨¢s de 5 millones de euros.
En estos momentos, el sistema de seguros agrarios de Espa?a es uno de los m¨¢s avanzados de la Uni¨®n Europea (UE). Como tal ha sido estudiado y muy positivamente valorado por la Comisi¨®n Europea en su Documento de Trabajo sobre Herramientas para la gesti¨®n del riesgo para la agricultura europea de enero del 2001, que ha dado lugar recientemente a su Comunicaci¨®n sobre Gesti¨®n de riesgos y crisis en agricultura.
A pesar de los avances logrados, la tasa de aseguramiento es baja, y m¨¢s a¨²n en Andaluc¨ªa, donde en promedio no alcanza un 20 % de la superficie, aunque var¨ªa mucho seg¨²n sectores. Esa baja tasa de aseguramiento se origina, seg¨²n los expertos, en varios factores, como la insuficiente informaci¨®n y la poca percepci¨®n del riesgo. Hay tambi¨¦n, y as¨ª lo han reconocido los responsables de la Administraci¨®n, cuestiones que mejorar. La ¨²ltima reuni¨®n de la Comisi¨®n Nacional de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), el pasado 5 de abril, anunci¨® la creaci¨®n del Observatorio de la calidad del seguro agrario y todo un conjunto de propuestas para superar las limitaciones en la definici¨®n de los contratos de seguro que se han puesto de manifiesto en los ¨²ltimos meses.
Pero no podemos echar piedras sobre nuestro propio tejado. La incertidumbre y el riesgo forman parte desde siempre de la actividad agraria en nuestro clima mediterr¨¢neo. Hoy los factores de incertidumbre son a¨²n mayores, seg¨²n reconoce la propia Comisi¨®n Europea. A los riesgos meteorol¨®gicos tradicionales, incrementados por el cambio clim¨¢tico, se a?aden aquellos originados por la mayor movilidad de animales y plantas en un mundo sin fronteras, las mayores exigencias de calidad y el progresivo abandono de la pol¨ªtica de precios garantizados.
En este escenario, seguir mejorando y consolidando nuestro sistema de seguros agrarios es la mejor apuesta de futuro para nuestro sector agrario. Una vez tomadas las medidas que van a permitir recomponer nuestra capacidad productiva, nos toca a todos, sector y Administraci¨®n P¨²blica, seguir trabajando por la mejora de los seguros y la difusi¨®n entre los agricultores de la cultura del aseguramiento, para que las incidencias meteorol¨®gicas no sigan absorbiendo las energ¨ªas que todos debemos dedicar a la mejora de la competitividad y de la sostenibilidad econ¨®mica, social y medioambiental de nuestro sector agroalimentario.
Desde estas p¨¢ginas, invito a las organizaciones profesionales agrarias, a las cooperativas y a los agricultores y ganaderos a participar en un debate vivo y constructivo para la mejora de los seguros agrarios, para lo cual la Consejer¨ªa de Agricultura y Pesca de la Junta de Andaluc¨ªa ha puesto ya en marcha un grupo de trabajo y se compromete a tomar a corto plazo algunas otras iniciativas que facilitar¨¢n la participaci¨®n de todos los interesados.
Isa¨ªas P¨¦rez Salda?a es consejero de Agricultura y Pesca de la Junta de Andaluc¨ªa.
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