Verde

Un s¨¢bado me fui hasta la Plaza de Espa?a y al pasar delante de los jardines del Palacio Real un agradable olor a marihuana invadi¨® mis pulmones. Mir¨¦ hacia el c¨¦sped y vi, con grande sorpresa, un centenar de personas (o m¨¢s) manifest¨¢ndose pac¨ªficamente a favor de la legalizaci¨®n de la marihuana. No hab¨ªa polic¨ªa, tampoco hac¨ªa falta; no hubo, que yo sepa, disturbios ni enfrentamientos, sino s¨®lo unos cuantos j¨®venes (y menos j¨®venes) manifestando su rechazo a una ley que no comparten y disfrutando de una sustancia cuyos pac¨ªficos efectos s¨ª comparten. Me encanta que por fin en este tipo de manifestaciones se haya decidido que no hacen falta armas (ni por un lado ni por el otro) y que se puedan hacer en un lugar tan representativo de Madrid.

Me gusta que los que no fuman marihuana puedan ver que los que s¨ª fumamos no somos todos yonquis, drogadictos o est¨²pidos. Me fui al cine contenta. Pero la sorpresa la tuve a la vuelta.

Los jardines estaban totalmente abarrotados de latas, botellas y restos de cristal, vasos de pl¨¢stico, y dem¨¢s basura. Me imaginaba los comentarios de los transe¨²ntes: "Mira esos porreros como han dejado los jardines". Pensar¨ªan que los que fumamos marihuana (por eso est¨¢bamos all¨ª, ?no?, para manifestarnos), somos unos cerdos. Y tendr¨ªan raz¨®n. Me encantar¨ªa que en este tipo de concentraciones estuviera presente, a parte del buen rollo, de los porros y de la m¨²sica, un poco de respeto hacia el entorno. Aunque sea para que los que est¨¢n en contra de la legalizaci¨®n de la marihuana no tengan argumentos tan v¨¢lidos como ¨¦ste..