Pasi¨®n y memoria en San Mam¨¦s
El Athletic se enfrenta hoy al Betis y al recuerdo doloroso de un partido que se disput¨® hace 28 a?os. Todos los clubes generan sus propios traumas, y en el Athletic qued¨® grabada a fuego la derrota frente al equipo sevillano en la final de Copa de 1977. No fue una final cualquiera. Se disput¨® en Madrid diez d¨ªas despu¨¦s de las primeras elecciones democr¨¢ticas, un momento de extraordinario valor pol¨ªtico que certific¨® el fin de la dictadura. En aquellas fechas, todo adquir¨ªa un potente contenido simb¨®lico. El f¨²tbol tampoco se escapaba a la lectura pol¨ªtica. En el Manzanares se enfrentaron dos equipos de larga tradici¨®n, perif¨¦ricos, uno de ellos -el Athletic- muy significado en la transici¨®n por un hecho que sobrepas¨® los m¨¢rgenes del f¨²tbol. Siete meses antes, en diciembre de 1976, el legendario Jos¨¦ ?ngel Ir¨ªbar, portero y capit¨¢n del Athletic, salt¨® al campo de Atocha con una ikurri?a tambi¨¦n sostenida por Inazio Kortabarria, central y capit¨¢n de la Real Sociedad. Eran tiempos en los que la ikurri?a estaba ilegalizada frente al clamor social en Euskadi. Como a todo hab¨ªa que atribuir connotaciones que se escapaban del f¨²tbol, del Betis se dec¨ªa que era el equipo sentimental de la nueva generaci¨®n de l¨ªderes del PSOE, de Felipe Gonz¨¢lez, Alfonso Guerra y Manuel Chaves. Vestido a listas verdes y blancas, el Betis parec¨ªa representar mejor que ning¨²n otro la idea de una nueva Andaluc¨ªa.
En un abarrotado Manzanares, la pasi¨®n del f¨²tbol super¨® cualquier otra lectura. Fue una de las mejores finales de Copa que jam¨¢s se ha disputado, con dos equipos que atravesaban excelentes tiempos. El Athletic hab¨ªa sido tercero en la Liga, acababa de perder la final de la UEFA ante la Juve por el doble valor de los goles en campo contrario y llegaba a Madrid para proclamar su autoridad en su torneo m¨¢s querido. Si a algo se asocia el mito del Athletic es a la Copa. Aquel equipo estaba perfectamente armado para ganarla. Encabezado por el formidable Iribar, hab¨ªa jugadores de primer orden en todas las l¨ªneas: Alexanco, Irureta, Dani, Churruca, Rojo. Lo mismo ocurr¨ªa con el Betis. Despu¨¦s de a?os irregulares se hab¨ªa formado un equipazo, con Esnaola, L¨®pez, Carde?osa, Alabanda, Garc¨ªa Soriano, Megido, Anzarda y un joven Gordillo que comenzaba a asomarse. El partido se disput¨® en una noche asfixiante, pero eso no impidi¨® un duelo vibrante, con una pr¨®rroga que no decidi¨® nada. El empate a dos exigi¨® la rueda de penaltis y finalmente el duelo personal entre los porteros, ambos guipuzcoanos, de estilos diferentes, pero los dos magn¨ªficos. Iribar y Esnaola, nada menos.
En el ¨²ltimo penalti de la tanda, cerca de la medianoche, Esnaola anot¨® su lanzamiento y detuvo el tiro de Iribar, que no pudo evitar la incomodidad de interpretar un papel que desconoc¨ªa. Fall¨® el penalti y probablemente no volvi¨® a ser el mismo portero. Esa acci¨®n marc¨® el inicio de su declive y tambi¨¦n el del Athletic, que recibi¨® la derrota como un mazazo. En poco tiempo desaparecer¨ªan Iribar, Churruca, Irureta y Villar. Dos a?os despu¨¦s el Athletic traspas¨® a Alexanco al Barcelona por 100 millones de pesetas. Rojo exprim¨ªa sus ¨²ltimos regates. Aquella final caus¨® una herida profunda en la hinchada. Pocas veces se puso tanta ilusi¨®n por un partido y pocas veces la decepci¨®n se hizo tan dif¨ªcil de superar. Para el Betis signific¨® la cima de una gran generaci¨®n de futbolistas y el primer gran ¨¦xito de un equipo que no hab¨ªa ganado ning¨²n t¨ªtulo desde la Guerra Civil.
Como el f¨²tbol tambi¨¦n es memoria, el nuevo enfrentamiento entre el Athletic y el Betis ha generado una expectaci¨®n desbordante. Es la Copa, por supuesto, y la posibilidad que tiene el Athletic de alcanzar su primera final en 20 a?os. En Bilbao, la final no es una fiesta, es mucho m¨¢s que todo eso. Va en su tradici¨®n, en el recuerdo de los equipos que hicieron historia, en la celebraci¨®n de un peculiar modelo futbol¨ªstico que ha producido jugadores que siempre habitar¨¢n la memoria colectiva de la afici¨®n: Pichichi, Belauste, Iraragorri, Gorostiza, Panizo, Gainza, Garay, Arieta I, Iribar, Clemente, Rojo, Goikoetxea, Dani, Sarabia, Argote. En el Betis significa el regreso a sus mejores ¨¦pocas, con un equipo que apunta grandes maneras, el grupo de Joaqu¨ªn, Oliveira, Edu, Juanito y Assun?ao, un conjunto cuyas cualidades son muy diferentes a las del Athletic. Como hace 28 a?os, dos estilos se miden en un partido que devuelve a la Copa todo su esplendor. Que San Mam¨¦s sea el escenario, agranda la pasi¨®n del duelo.
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