Algunas consideraciones sobre el cine y la televisi¨®n
Este Gobierno no ha comenzado todav¨ªa a aplicar eficazmente su pol¨ªtica para estimular la producci¨®n de cine espa?ol. Despu¨¦s de un a?o de nuevo Gobierno, el cine en Espa?a sufre una de sus peores crisis. El talento de los cineastas espa?oles ha quedado demostrado con la reciente exhibici¨®n de t¨ªtulos que est¨¢n en la mente de todos y sus ¨¦xitos internacionales. Nuestros j¨®venes autores han demostrado capacidad para generar pel¨ªculas capaces de competir, cuando les dejan, con el m¨¢s comercial cine americano. Si el cine espa?ol no funciona mejor es por culpa de la timidez de la Administraci¨®n a la hora de apoyar a las productoras espa?olas.
La ¨²nica primavera que el sector de cine espa?ol disfrut¨® fue la de 1983, cuando de la mano de Pilar Mir¨® un Gobierno socialista revolucion¨® el cine espa?ol. Nuevos tiempos, nuevas leyes. Eso es lo que esper¨¢bamos del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero. Un di¨¢logo con los productores y creadores que produjese una serie de medidas inmediatas que atendiendo a los nuevos tiempos y nuevas tecnolog¨ªas, nos permitiera desarrollar nuestra industria, un sector tambi¨¦n cultural, eje de la campa?a socialista en las ¨²ltimas elecciones generales.
Si el cine espa?ol no funciona mejor es por culpa de la timidez de la Administraci¨®n
Sin embargo, aunque reconocemos el intento del Gobierno de puesta al d¨ªa del Fondo de Protecci¨®n y acciones para hacer cumplir a las televisiones el 5% de obligada inversi¨®n en derechos de antena de pel¨ªculas europeas:
- Llevamos 10 a?os discutiendo unas medidas fiscales que estimulen la inversi¨®n privada. En Francia, Alemania y Reino Unido existen desde hace a?os con gran eficacia.
- Las escasas e insuficientes subvenciones del Estado se cobran a los tres a?os de rodadas las pel¨ªculas.
- Las televisiones p¨²blicas y privadas invierten muy poco y de manera poco ortodoxa. Contratan hoy -para justificar su inversi¨®n- y pagan a los tres a?os.
- Las multinacionales controlan los canales de distribuci¨®n y exhibici¨®n de cine en salas.
- El v¨ªdeo y DVD sufren los estragos de la pirater¨ªa.
Resolver estas cuestiones es responsabilidad del Gobierno. Mientras tanto, mis compa?eros discuten sobre la bondad de la producci¨®n independiente y la maldad de aquellos que dependen de canales de televisi¨®n o estudios de Hollywood.
Ya que no puedo ayudar a resolver los grandes problemas, s¨ª quiero reflexionar sobre la Producci¨®n Independiente.
En los d¨ªas de esplendor de Hollywood, los estudios (cinco o seis grandes compa?¨ªas) controlaban la pr¨¢ctica totalidad de la producci¨®n cinematogr¨¢fica, adem¨¢s de los canales de distribuci¨®n mundial.
Los estudios ten¨ªan bajo contratos en exclusiva a guionistas, productores, directores y actores. Los presidentes que dirig¨ªan cada uno de dichos estudios se convirtieron pronto en los grandes prohombres de la industria. Irving Thalbert en la MGM, Harry Cohn en la Columbia, Darryl F. Zanuck en la Fox o Carl Laemmle en la Universal fueron el ejemplo a seguir por muchos otros hasta llegar a la actualidad con el ¨²ltimo gran conglomerado: Dreamworks, fundado por Steven Spielberg y Jeffrey Katzenberg.
En los a?os sesenta, casi al mismo tiempo que surg¨ªa en Francia la nouvelle vague, algunos productores y directores norteamericanos comenzaron a producir pel¨ªculas al margen de los estudios. En muchos casos utilizaban los servicios de estos grandes estudios como distribuidores y consegu¨ªan financiaci¨®n privada o de coproductores extranjeros. A estas pel¨ªculas y a sus productores se les calific¨® de independientes.
En Europa, especialmente en Alemania, el Reino Unido y Francia, han existido siempre grandes compa?¨ªas que, a la manera de los estudios americanos, controlaban la producci¨®n, la distribuci¨®n y la exhibici¨®n de las pel¨ªculas. Quiz¨¢ porque su presencia no resultaba tan dominante como la de los americanos o porque los productores europeos siempre se han interesado en controlar el talento (los directores y guionistas), ha sido posible la coexistencia, y los productores europeos no han sentido la necesidad de adornarse con la palabra "independientes", pese a que sus trayectorias han estado siempre marcadas por la libertad y la independencia.
Al igual que he mencionado a algunos de los moguls americanos, tambi¨¦n en Europa productores como Carlo Ponti, Alberto Grimaldi, Pierre Braunberger o Dino de Laurentiis tienen a sus espaldas una producci¨®n tan distinguida como la de los grandes estudios, y lo m¨¢s notable es que jam¨¢s sintieron la necesidad de diferenciarse con la denominaci¨®n de productores independientes. ?Para qu¨¦? ?Independientes de qui¨¦n y con respecto a qu¨¦?
En algunos pa¨ªses europeos, y en especial en los ¨²ltimos a?os, se ha visto que algunos productores reclaman el calificativo de independientes para a?adir a su t¨ªtulo de productores, con el ¨²nico objetivo de conseguir ciertas ventajas que se originan a partir de unas disposiciones administrativas que obligan a los canales de televisi¨®n a comportarse, con respecto a la producci¨®n y a la emisi¨®n de pel¨ªculas y de programas de ficci¨®n, de manera tal que estos productores (independientes) resulten beneficiados.
Entiende el que esto escribe que este asunto es en Espa?a muy importante para los productores. Somos una especie en peligro de extinci¨®n porque los estudios de hoy (los grandes canales de televisi¨®n) han invadido nuestras funciones gracias a la tolerancia de la Administraci¨®n espa?ola, que empez¨® permitiendo que las pel¨ªculas se produjeran nominalmente "en asociaci¨®n" con la televisi¨®n de turno en unos casos, o "en colaboraci¨®n con" en otros, cuando en realidad estas grandes entidades, unas veces p¨²blicas y otras privadas, se convert¨ªan frecuentemente en coproductoras y copropietarias de las pel¨ªculas, sorteando el esp¨ªritu de la ley.
Hoy d¨ªa, las televisiones consideran a los productores como los culpables de su obligaci¨®n de invertir en cine europeo. Y, por cierto, la legislaci¨®n europea pretend¨ªa que las televisiones invirtieran en derechos de antena y no en la propiedad del negativo de las pel¨ªculas, como est¨¢n haciendo algunas de ellas.
Esta obligaci¨®n de las televisiones a invertir las ha inducido a convertirse en productoras y, ante tal situaci¨®n, algunos productores espa?oles pretenden diferenciarse autodenomin¨¢ndose independientes. Pero esto no es suficiente.
El planteamiento que defiendo es el de que es preciso luchar para ser simplemente productores, y lo que debemos conseguir es que las empresas de televisi¨®n y sus filiales no puedan ser productoras o, al menos, que no puedan ser productoras cuyas obras se beneficien de las ayudas que el Estado ofrece para la promoci¨®n y el apoyo a la industria audiovisual en Espa?a.
Las pel¨ªculas y programas de ficci¨®n espa?oles que se exhiben en salas, en v¨ªdeo dom¨¦stico y en televisi¨®n, deben estar producidos por una productora que no mantenga vinculaci¨®n accionarial alguna, directa o indirecta, con una empresa que disfrute de una concesi¨®n p¨²blica de televisi¨®n.
S¨®lo as¨ª garantizar¨ªamos una oferta verdaderamente diversa y estructuralmente v¨¢lida. De todos es sabido que dejar la iniciativa a las televisiones -especialmente las privadas- nos lleva a una producci¨®n exclusivamente de ocio y entretenimiento. No deben beneficiarse de las ayudas del Estado las compa?¨ªas multinacionales que operan en Espa?a y que con actitud fraudulenta, muchas veces con la ayuda de testaferros nacionales, vulneran la Ley.
Las productoras deben ser las ¨²nicas propietarias del copyright de sus obras, as¨ª como de los derechos comerciales y de propiedad intelectual.
Este planteamiento permitir¨ªa la preventa de derechos a las televisiones y su utilizaci¨®n en el marco de unas relaciones establecidas leg¨ªtimamente y nunca con la pretensi¨®n de burlar la Ley.
Andr¨¦s Vicente G¨®mez es productor y presidente de la Federaci¨®n Internacional de Asociaciones de Productores de Films (FIAPF).
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.