El Apocalipsis

Pas¨® lo que ten¨ªa que pasar, a la vista de lo que se ven¨ªa cociendo desde hac¨ªa semanas. Rajoy acudi¨® al debate dispuesto a crucificar a Zapatero definitivamente ante la opini¨®n p¨²blica con todo g¨¦nero de descalificaciones por llevar Espa?a a su destrucci¨®n. Zapatero, a explicar lo que ha hecho y piensa hacer para que la Espa?a plural permanezca y se consolide, tratando, a su vez, de acabar con el terrorismo. Rajoy se afirm¨® como l¨ªder de la derecha m¨¢s exasperada y extrema. Zapatero, como el pol¨ªtico sereno, y sin aspavientos, en el que puedan confiar los espa?oles que no deseen que la pol¨ªtica sea un campo de batalla permanente, donde todo insulto y trifulca y alboroto tengan cabida. Lo que le permiti¨® a Ra¨²l del Pozo lanzar esta advertencia: "Si la derecha vuelve al hacha de s¨ªlex va a haber Zapatero para rato". Y es que Rajoy no se anduvo por las ramas. Para crucificar a Zapatero se sac¨® de la manga los clavos m¨¢s punzantes e hirientes que fue clav¨¢ndole a lo largo de su intervenci¨®n: radical, sectario, maniobrero, mediocre, err¨¢tico, traidor, tercermundista, etc., etc. Lo que mereci¨® la respuesta de un Zapatero, sereno y relajado: "Todo profec¨ªas y ni una sola propuesta. Todo cr¨ªticas al talante y muchas descalificaciones. Pero no me ha recogido el guante para que ma?ana los dos partidos se re¨²nan para hablar de la reforma estatutaria". Rajoy le acus¨® de "poner Espa?a patas arriba", de "poner Espa?a en Almoneda", profetizando que Espa?a no sobrevivir¨¢ como naci¨®n. ?El Apocalipsis! Espa?a, Espa?a, Espa?a... Cabr¨ªa recordarle a Rajoy aquello de, "a mal Cristo, mucha sangre, al no saber, mucha Espa?a". Se dir¨ªa que Zapatero se ha puesto al frente de las hordas rojo-separatistas para acabar con la sagrada unidad de Espa?a y romperla en mil pedazos. Lleg¨® incluso a acusarle, refiri¨¦ndose a las v¨ªctimas de ETA, de "haber traicionado a los muertos". Como si los socialistas no hubiesen tenido, tambi¨¦n, sus v¨ªctimas. S¨®lo desde el rencor que produce la impotencia se puede llegar a tama?a vileza. Pero, en fin. Rajoy sali¨® triunfante para los suyos. Y tambi¨¦n para la extrema derecha. ?O no hay diferencia?

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