Picasso sin sus mujeres
En esta deslumbrante temporada neoyorquina, en la que un exceso de lujosos musicales conviven con un exceso de reposiciones -aunque algunas como El zoo de cristal de Tennessee Williams o Qui¨¦n teme a Virginia Wolf, de Albee, est¨¦n bien interpretadas- dos de las obras que merecen m¨¢s la pena tratan de asuntos morales y pol¨ªticos. Es muy agradable encontrar una obra nueva que obligue al p¨²blico a pensar.
A diferencia de Sobrevivir a Picasso, el ¨¦xito cinematogr¨¢fico de Anthony Hopkins sobre el pintor espa?ol -es decir, Picasso con acento brit¨¢nico- que trata enteramente de las mujeres del pintor, A Picasso la peque?a joya de Jeffrey Hatchet se centra en el papel de un artista y el de una cr¨ªtica/coleccionista de arte en un r¨¦gimen totalitario. Doubt, de John Patrick Shanley, ganadora del Premio Pulitzer de este a?o, trata de los abusos cometidos contra menores por un sacerdote cat¨®lico del Bronx en la d¨¦cada de 1960.
Cherry Jones ha encontrado al fin un papel digno de su inmenso talento
Picasso debe verificar la autenticidad de los tres cuadros en poder de los nazis
En A Picasso, la ambientaci¨®n es escasa, y la divisi¨®n espacial entre el p¨²blico y la sombr¨ªa sala que los ocupantes nazis de Par¨ªs utilizan para interrogar a sus detenidos es pr¨¢cticamente inexistente. Jill Eikenberry hace una soberbia interpretaci¨®n en el papel de Miss Fischer, una cr¨ªtica de arte alemana encargada por Goebbels y el Ministerio de Asuntos Exteriores de reunir arte degenerado para una quema especial de libros que se efectuar¨¢ en la capital francesa, y Dennis Boutsikaris se transforma con bastante habilidad en un Picasso convincente. Al principio, Picasso (y el p¨²blico) est¨¢ desorientado. Se dir¨ªa que nos encontramos en una especie de oscura prisi¨®n. La interrogadora alemana enviada por Goebbels entra, y parece tener todas las bazas. Los alemanes quieren que sus actuaciones est¨¦n bien documentadas. Picasso debe verificar la autenticidad de los tres cuadros que obran en poder de la Oficina de Propaganda alemana, y que ser¨¢n consignados a la hoguera. El pintor contesta h¨¢bilmente a Miss Fischer, y la obliga a reconocer que la Oficina de Propaganda s¨®lo exigi¨® "un picasso", no tres.
En el transcurso de esta obra de un solo acto, a medida que Picasso encuentra razones para encontrar "falso" un cuadro tras otro, y por tanto poder llev¨¢rselo, se revisan los puntos culminantes emocionales y art¨ªsticos de su vida. Los sentimientos provocados por la muerte de su hermana peque?a, el hecho de ser espa?ol en Par¨ªs durante la Primera Guerra Mundial, su relaci¨®n con el poeta Guillaume Apollinaire. ?Por qu¨¦ no asisti¨® al entierro de ¨¦ste? ?Temor a la muerte? ?Ego¨ªsmo? ?Desesperaci¨®n? ?Qu¨¦ hace un artista durante la guerra? "Un pintor pinta", contesta Picasso. "Pero mire lo que ha hecho usted", replica Miss Fischer. "?No es el Guernica propaganda pol¨ªtica? ?Propaganda y agitaci¨®n? (El dramaturgo usa la famosa respuesta de Picasso a los alemanes cuando le preguntaron respecto al Guernica: "Eso no lo he hecho yo, lo han hecho ustedes".)
Aunque se menciona a Fernande Olivier, a Olga y a Dora Maar como las mujeres de su juventud, el hecho de no hacer hincapi¨¦ en los asuntos amorosos es eficaz: es el Picasso artista, el "yo soy yo", el que emerge. A medida que avanza la obra, el pintor cobra fuerza, y la interrogadora se debilita. Miss Fischer es tambi¨¦n un personaje complejo. Resulta que, con anterioridad, ha sido cr¨ªtica de arte, y su posesi¨®n m¨¢s preciada era un picasso. Pero ahora trabaja para Goebbels. Revelar c¨®mo sale Picasso de la situaci¨®n y qu¨¦ deja para la quema ser¨ªa arruinar el impacto del verdadero significado de la obra. Definitivamente vale la pena verla.
Doubt, la obra de John Patrick Shaley ganadora del Pulitzer es el ¨¦xito de la temporada. La extraordinaria actriz Cherry Jones ha encontrado por fin un papel digno de su extraordinario talento. Interpreta a la hermana Aloysius, que en las primeras escenas parece una r¨ªgida monja al estilo antiguo. Como en A Picasso, su papel experimenta una transformaci¨®n gradual. El padre Flynn, diestramente interpretado por Brian O'Byrne, parece al principio el tipo perfecto. De manera un tanto predecible, va aumentando en la hermana Aloysius la sospecha de que el sacerdote abusa de sus j¨®venes alumnos. En su determinaci¨®n de hacer lo correcto se convierte en una figura heroica, pero vive en el momento equivocado; todo va en contra de lo que ella en el fondo sabe que es cierto, pero no puede demostrar: se enfrenta a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, a la madre del ni?o y a otras monjas. La moral aceptada en los sesenta era que los miembros de la Iglesia no cometen esos actos sexuales. Es interesante que las reposiciones de Tennessee Williams y Albbe representen la ¨¦tica de los cincuenta sumida en la confusi¨®n personal; el descarnado teatro neoyorquino posterior al 11-S se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s pol¨ªtico.
Babelia
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