El lenguaje de las c¨¦lulas
En la primavera de 1940, cuatro a?os despu¨¦s de que Mussolini promulgara el Manifiesto en defensa de la raza, la m¨¦dica jud¨ªa de 31 a?os Rita Levi-Montalcini convirti¨® su dormitorio en un peque?o laboratorio de biolog¨ªa. Sus padres hab¨ªan decidido que la familia se quedara en Tur¨ªn, y esa habitaci¨®n era el ¨²nico lugar de toda Italia donde Rita pod¨ªa desarrollar su carrera de investigadora, mientras los departamentos universitarios se dedicaban a defender la raza de gente como ella.
La familia se tuvo que mudar a Piamonte tras el bombardeo de Tur¨ªn (1941), y despu¨¦s a Florencia durante la ocupaci¨®n alemana de 1943, pero Rita siempre traslad¨® y reconstruy¨® su laboratorio casero en cada nuevo domicilio. Y, por incre¨ªble que resulte, aquellas investigaciones clandestinas la condujeron directamente al descubrimiento, una d¨¦cada despu¨¦s, de los factores de crecimiento, los verbos del lenguaje de las c¨¦lulas, una pieza esencial de la biolog¨ªa del desarrollo por la que acabar¨ªa recibiendo el Premio Nobel en 1986.
El NGF descubierto por Levi-Montalcini fue el primero de una larga serie de 'factores de crecimiento' que rigen el desarrollo del feto
Las aver¨ªas de los 'factores de crecimiento' est¨¢n detr¨¢s de muchas malformaciones cong¨¦nitas y tumores en el ser humano
No es f¨¢cil extraer principios generales de los sistemas biol¨®gicos, pero eso es justamente lo que Levi-Montalcini aport¨® a la ciencia del siglo XX
La inspiraci¨®n de Levi-Montalcini durante los a?os clandestinos fue el trabajo de Viktor Hamburger -otro cient¨ªfico depurado- sobre el desarrollo del sistema nervioso en el embri¨®n de pollo. En 1947, poco despu¨¦s de acabar la guerra, Hamburger la invit¨® a profundizar en aquellos experimentos en su laboratorio de la Universidad de Washington, en Saint Louis. All¨ª, Levi-Montalcini se concentr¨® en un fen¨®meno desconcertante: un tipo de tumor de rat¨®n que, cuando se trasplantaba al embri¨®n de pollo, causaba un dr¨¢stico crecimiento de las fibras nerviosas relacionadas con la transmisi¨®n de los impulsos sensoriales.
La cient¨ªfica comprob¨® que ese crecimiento nervioso no requer¨ªa un contacto directo con el tumor, y supuso que ¨¦ste liberaba al medio alg¨²n tipo de factor que, por s¨ª solo, era capaz de estimular el desarrollo de ciertos nervios. Lo llam¨® factor de crecimiento nervioso (nerve growth factor, o NGF). Su teor¨ªa result¨® correcta, y el NGF fue purificado poco despu¨¦s en ese mismo laboratorio.
Las siglas que terminan en GF son ahora omnipresentes en cualquier libro de biolog¨ªa. El NGF descubierto por Levi-Montalcini fue s¨®lo el primero de una larga serie de factores de crecimiento, todos similares en composici¨®n -son prote¨ªnas relativamente pe-que?as- y todos piezas esenciales del lenguaje que las c¨¦lulas utilizan para comunicarse unas con otras y organizar el desarrollo progresivo del embri¨®n y el feto. La embriolog¨ªa hab¨ªa dejado de ser una caja negra.
El mero hecho de que el NGF producido por un tumor de rat¨®n estimulara poderosamente las fibras nerviosas de una especie totalmente distinta ya estaba indicando otro hecho esencial: que el lenguaje de las c¨¦lulas es un esperanto com¨²n a todos los animales. Levi-Montalcini y sus colaboradores demostraron pronto que el NGF existe, y tiene la misma funci¨®n, en los reptiles, las aves, los anfibios, los peces y los mam¨ªferos, incluido, por supuesto, el ser humano.
Los factores de crecimiento, y las decenas de componentes que est¨¢n implicados en su funcionamiento -los receptores que los detectan, los intermediarios que propagan su se?al por el interior de la c¨¦lula-, pueden estropearse, y estas aver¨ªas est¨¢n detr¨¢s de numerosas malformaciones cong¨¦nitas, procesos degenerativos y muchos tipos de c¨¢ncer. No es casual que Levi-Montalcini descubriera el NGF en un tumor.
Familias de factores
Los factores de crecimiento descubiertos por la cient¨ªfica italo-estadounidense son la clave para entender los principales fen¨®menos del desarrollo humano, empezando por el crecimiento del embri¨®n, del feto y del ni?o. La popular hormona del crecimiento, por ejemplo, no act¨²a directamente, sino que ejerce su efecto estimulando al h¨ªgado y otros ¨®rganos a secretar toda una bater¨ªa de factores de crecimiento, los IGF (factores de crecimiento similares a la insulina, o somatomedinas).
Son estos IGF los que ordenan crecer a todos los tejidos del cuerpo, incluido el hueso. Si los niveles de IGF son bajos, surgen deficiencias de crecimiento. Los niveles demasiado altos son la causa de problemas como la acromegalia.
El crecimiento de la piel y las dem¨¢s superficies del cuerpo (epitelios) es responsabilidad del factor de crecimiento epitelial (EGF), otro miembro de la familia descubierta por Levi-Montalcini. Y a¨²n hay otro miembro m¨¢s, el PDGF (factor de crecimiento derivado de plaquetas), que es el regulador esencial de los procesos de coagulaci¨®n y cicatrizado. Las anomal¨ªas de estos factores tienen tambi¨¦n su lado oscuro, y est¨¢n detr¨¢s del endurecimiento de las arterias que conduce a menudo a la enfermedad cardiovascular.
La eritropoyetina es otro factor de crecimiento (uno de los pocos que no acaban en GF) que estimula a las c¨¦lulas de la m¨¦dula ¨®sea a producir gl¨®bulos rojos, las c¨¦lulas que transportan el ox¨ªgeno por la sangre. Otros dos factores de crecimiento estimulan a las mismas c¨¦lulas a proliferar y diferenciarse en los dos principales tipos de c¨¦lulas blancas de la sangre. Otros factores de crecimiento estimulan a las c¨¦lulas del sistema inmune (linfokinas, incluidas las interleukinas), y otros (TGF) tienen una relaci¨®n muy directa con muchos tipos de c¨¢ncer.
Tal y como reconoci¨® la Academia Sueca en 1986, el descubrimiento de los factores de crecimiento "es un ejemplo fascinante de c¨®mo un observador inteligente puede extraer un concepto del caos aparente". No es f¨¢cil deducir principios generales de los sistemas biol¨®gicos, pero eso es justamente lo que Rita Levi-Montalcini aport¨® a la ciencia del siglo XX.
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