"Vivimos dominados por impulsos de bajo nivel, como hace 50.000 a?os"
Rita Levi-Montalcini (Tur¨ªn, 1909) es una de las grandes figuras del siglo XX. Su padre, un ingeniero apasionado por las matem¨¢ticas, se neg¨® durante a?os a permitirle que estudiara porque en la ¨¦poca se consideraba que las mujeres no hac¨ªan esas cosas. A los 20 a?os se le consinti¨® por fin acceder al bachillerato superior y despu¨¦s a la Facultad de Medicina. Era una joven investigadora cuando las leyes antijud¨ªas italianas de 1938 la obligaron a dejar la universidad y ocultarse para evitar la deportaci¨®n. Durante la guerra trabaj¨® como doctora para la Resistencia y las tropas aliadas. En 1947 fue invitada a trabajar como neur¨®loga en la Universidad Washington de San Luis (EE UU), donde descubri¨® la prote¨ªna NGF, estimuladora del crecimiento de las fibras nerviosas. El hallazgo le vali¨® en 1986 el Premio Nobel de Medicina. Su hermana gemela Paola fue una gran pintora, y su hermano mayor, Gino, un c¨¦lebre arquitecto. El pasado 20 de abril, dos d¨ªas antes de cumplir 96 a?os, inaugur¨® en Roma, donde vive, la sede del nuevo Instituto Europeo de Neurociencia. Es autora de numerosos libros, y los m¨¢s recientes, como Tiempo de acci¨®n, que acaba de publicarse, se centran en la revoluci¨®n digital y en la necesidad de cambiar la educaci¨®n. Su vista es deficiente y necesita de su secretaria para utilizar Internet, una de sus herramientas favoritas, pero conserva la vitalidad, la iron¨ªa y la lucidez. Esta entrevista se desarrolla en su domicilio.
"No tenemos derecho a hacer nacer beb¨¦s a la carta. No es aceptable fabricar ni?os con cabellos rubios u ojos verdes. Va m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la moral"
"Si cambiamos la forma de educar a los ni?os, de enfrentarlos con la vida, quiz¨¢ cambiaremos el mundo. Los m¨¦todos tradicionales son absurdos"
Pregunta. ?Por qu¨¦ los humanos hablamos, escribimos y nos interesamos por conceptos abstractos como la belleza?
Respuesta. Por un componente neocortical del cerebro que los subprimates tambi¨¦n poseen, pero que el humano ha desarrollado. Ese componente es la base de nuestra capacidad cognitiva, muy superior a la del resto de los animales, y nos da acceso a los conocimientos, al bien y el mal, a la cultura; nos relaciona con el pasado, el presente y el futuro... Nos proyectamos hacia el pasado y hacia el futuro gracias a este formidable desarrollo de la miocorteza cognitiva del cerebro. El l¨®bulo l¨ªmbico es un elemento de emotividad t¨ªpico del hombre y de todos los vertebrados, empezando por los mam¨ªferos, pero el hombre es el ¨²nico que ha desarrollado el componente neocortical. La corteza cerebral del Homo sapiens abre inmensas posibilidades.
P. ?Nos queda margen para seguir evolucionando?
R. No desde el punto de vista som¨¢tico. S¨ª desde el punto de vista de la inform¨¢tica. La inform¨¢tica nos da acceso a otro mundo que para nuestros predecesores, hace s¨®lo medio siglo, no exist¨ªa. A falta de un nuevo desarrollo de la neocorteza, disponemos de los ordenadores.
P. En teor¨ªa, disponemos tambi¨¦n de la manipulaci¨®n gen¨¦tica.
R. Odio esa opci¨®n. La manipulaci¨®n gen¨¦tica no debe ser utilizada. No tenemos derecho a hacer nacer beb¨¦s a la carta. No es aceptable fabricar ni?os con los cabellos rubios, los ojos verdes, tal caracter¨ªstica o tal otra. Eso va m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la moral. Lo rechazo absolutamente.
P. Hablemos a¨²n de la evoluci¨®n en los otros animales. ?Hay posibilidad de evoluci¨®n en los insectos, por ejemplo?
R. No. El insecto de hoy es igual al de hace millones de a?os. El insecto no tiene ninguna posibilidad. Por lo que sabemos, est¨¢ totalmente determinado, desde el punto de vista del presente y del futuro. No registra ninguna evoluci¨®n. Los insectos pueden sobrevivir a la humanidad por su constituci¨®n, por su capacidad para hacer frente a las circunstancias, pero no pueden cambiar.
P. Nosotros hemos cambiado parcialmente. ?Por qu¨¦ somos m¨¢s inteligentes que hace 50.000 a?os, pero no somos m¨¢s buenos?
R. No somos m¨¢s buenos por el componente l¨ªmbico cerebral que sigue dominando nuestra actividad. Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 a?os, dominados por las pasiones y por impulsos de bajo nivel. No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente emotivo, el agresivo en particular. Seguimos siendo animales guiados por la regi¨®n l¨ªmbica palocortical, sustancialmente igual en el hombre y en otros animales. Nuestras opciones de mejora moral pasan por las circunvoluciones neocorticales que afortunadamente tenemos.
P. Dice usted "afortunadamente". Esa peculiaridad en la corteza del cerebro, ?es una suerte, una casualidad?
R. Qui¨¦n sabe. No estamos dirigidos. Como todas las evoluciones, la nuestra ha sido casual, una reacci¨®n frente a la necesidad. ?sa es nuestra historia. No se ha tratado de un desarrollo dirigido por un ente divino. Nos hemos desarrollado como otros animales; algunos han adquirido ciertas capacidades, nosotros hemos conseguido la neocorteza, y eso nos ha llevado a dominar el planeta y a situarnos por encima de las leyes de causalidad que nos han conducido hasta aqu¨ª.
P. Este "aqu¨ª" significa, por ejemplo, el siglo XX, que dice poco en favor del humano. No es f¨¢cil mantener la fe en nosotros mismos.
R. ?Por qu¨¦ lo dice?
P. Usted, que ha vivido casi todo el siglo XX, conoce sus errores mejor que yo.
R. S¨ª, hemos sufrido el horror de la shoah, el horror del nazismo, el horror del fascismo, todos los frutos del componente palocortical. He escrito bastante sobre eso. Mire, no s¨¦ hacia d¨®nde vamos, pero estoy segura de que debemos librarnos de ese pasado nefasto. Porque si asumimos una visi¨®n catastrofista del ser humano, estamos acabados. La vida se hace in¨²til. Yo tambi¨¦n me siento interiormente incapaz de ser optimista, pero hay que serlo, cueste lo que cueste. Hay que mantener la confianza en el futuro.
P. Seamos positivos. ?Cu¨¢les han sido las cosas m¨¢s positivas del pasado siglo?
R. Desde el punto de vista cient¨ªfico, el desarrollo ha sido extraordinario, y no hace falta enumerar la exploraci¨®n del ¨¢tomo, del ADN... Desde el punto de vista ¨¦tico hemos sido capaces de vencer a Hitler, a Mussolini, a Stalin, lo que no est¨¢ nada mal. Mire, la conclusi¨®n que puede extraerse del siglo XX es que debemos cambiar los mecanismos de instrucci¨®n y la relaci¨®n err¨®nea entre los adultos y los ni?os. Hasta ahora nos hemos movido entre el autoritarismo de tipo victoriano, o sea, haz esto porque t¨² eres peque?o y yo soy mayor, y el permisivismo, o sea, haz lo que quieras. En mi libro Tiempo de acci¨®n hablo de la educaci¨®n cognitiva, que hace del ni?o un "productor activo", y no un "consumidor pasivo" de formaci¨®n. Las personas aprendemos no porque se nos transmita la informaci¨®n, sino porque construimos nuestra versi¨®n personal de la informaci¨®n. Si cambiamos la forma de educar a los ni?os, es decir, de enfrentarlos con la vida, quiz¨¢ cambiaremos el mundo. Los m¨¦todos educativos tradicionales son absurdos. Nuestra ¨²nica esperanza consiste en actuar desde el principio, porque el ni?o lo percibe todo ya en el primer a?o de vida. Debemos dar alas al genio que cada homo sapiens lleva dentro. Si no nos damos cuenta de que ese ser apenas nacido que tenemos ante nosotros percibe todos los mensajes, buenos y malos, estamos acabados. Cuando ese ni?o tenga 20 a?os puede pensar que es una buena idea matar a quien considere un ser inferior. A m¨ª, por ejemplo, que soy jud¨ªa.
P. Algunos aspectos de la educaci¨®n han empezado a cambiar. Cuando usted era joven, las mujeres no sol¨ªan acceder a una instrucci¨®n universitaria. Usted no pudo estudiar hasta...
R. Ese cambio que dice usted afecta a los pa¨ªses de alto nivel cultural, no al islam ni a la mayor¨ªa de los pa¨ªses del sur. Un peque?o porcentaje de mujeres, en el que me incluyo, tiene suerte y disfruta ahora de ciertos derechos.
P. Para usted no fue f¨¢cil.
R. S¨ª lo fue.
P. ?S¨ª? Su padre no la dej¨® estudiar hasta los 20 a?os.
R. Tard¨¦, pero incluso lo que estaba en contra m¨ªa, el retraso en los estudios, o la necesidad de ocultarme durante la guerra por mi condici¨®n de jud¨ªa, fue una suerte. Mont¨¦ un peque?o laboratorio en la habitaci¨®n donde me escond¨ªa, y algunos de mis descubrimientos de aquella ¨¦poca acabaron llev¨¢ndome a Estocolmo y al Premio Nobel.
P. Durante a?os trabaj¨® en condiciones muy precarias. En uno de sus libros, Elogio de la imperfecci¨®n, cuenta que una vez consigui¨® un feto para trabajar y tuvo que meterlo en su bolso, y mientras viajaba en el tranv¨ªa asom¨® una parte del feto y...
R. Cosas de aquella ¨¦poca. Todo el mundo ten¨ªa dificultades, no s¨®lo yo.
P. ?Qu¨¦ piensa acerca del debate sobre la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre?
R. Las c¨¦lulas embrionarias deben utilizarse al m¨¢ximo. No estoy de acuerdo en producir embriones con el ¨²nico fin de analizar sus c¨¦lulas, pero sin duda hay que utilizar para la investigaci¨®n las c¨¦lulas de los embriones que por una raz¨®n u otra no se desarrollan y est¨¢n condenados a la destrucci¨®n.
P. La ley italiana proh¨ªbe esa posibilidad, y en junio habr¨¢ un refer¨¦ndum para decidir si se mantienen o no las restricciones.
R. Es que Italia es un pa¨ªs cat¨®lico, en otros pa¨ªses no ocurren esas cosas.
P. En el pa¨ªs puntero en materia de biomedicina, Estados Unidos, el pa¨ªs donde usted desarroll¨® la mayor parte de su trabajo, tambi¨¦n existen debate y restricciones.
R. S¨ª, lo s¨¦, y es una pena. Las c¨¦lulas madre de embriones ofrecen enormes posibilidades a los investigadores que buscan cura para las peores enfermedades. Hace 70 a?os yo ya trabajaba con cerebros embrionarios y percib¨ªa todo lo que pod¨ªamos aprender gracias a ellos. Luego abandon¨¦ esa l¨ªnea de investigaci¨®n para centrarme en otras.
P. Dentro del debate ¨¦tico sobre la investigaci¨®n cient¨ªfica, ?cu¨¢les son los l¨ªmites? Las ¨²nicas posiciones claras, y obviamente restrictivas, parecen ser las cristianas.
R. Yo no soy cat¨®lica, estoy fuera de cualquier religi¨®n. ?Y usted?
P. Soy...
R. Cat¨®lico, supongo. ?Qu¨¦ significa ser creyente? ?En qu¨¦ se diferencia usted de m¨ª?
P. No, no soy creyente. Pero pienso que, aunque Dios no exista, debemos hacer como si existiera, porque da miedo pensar que el hombre es la medida de todo. Quiz¨¢ soy demasiado pesimista.
R. Yo soy agn¨®stica. Laica y agn¨®stica. Lo dem¨¢s no lo tengo en cuenta. Respeto todos los puntos de vista.
P. ?Puedo definirla como spinozista?
R. Cierto. Absolutamente.
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