El Gobierno interrumpe el di¨¢logo con los huelguistas

Tras casi dos semanas de titubeos, las autoridades marroqu¨ªes se han esforzado, aparentemente, por romper una huelga masiva que constituye un aut¨¦ntico desaf¨ªo al r¨¦gimen. La muerte, en circunstancias controvertidas, el martes pasado, de Khalid Boukri, de 28 a?os, encarcelado en el penal de Outita II, movi¨® al Ministerio de Justicia a hacer concesiones.

Delegaciones de fiscales y funcionarios de la administraci¨®n penitenciaria se entrevistaron con los huelguistas al tiempo que el titular de Justicia, Mohamed Buzubaa, declaraba: "El di¨¢logo es la mejor soluci¨®n". Prueba de esa relativa mansedumbre fueron los escasos intentos de los funcionarios de prisiones de requisar a los islamistas sus tel¨¦fonos m¨®viles, con los que comunicaban sus reivindicaciones al exterior, que ayer quedaron cortados.

"Aquella reuni¨®n [con la delegaci¨®n] fue positiva pero, en contra de lo prometido, no volvieron despu¨¦s para continuar la discusi¨®n", se lamenta Mohamed Fizazi, uno de los reos que capitanean la huelga.

Antes de que estallase la protesta, las autoridades estaban d¨¢ndole vueltas a c¨®mo llevar a cabo la revisi¨®n de centenares de juicios expeditivos, celebrados cuando a¨²n no hab¨ªa secado la sangre derramada en Casablanca, sin desautorizar a la justicia. El indulto real, en abril, de 39 presos islamistas parec¨ªa ser un primer gesto.

"Si no cambian de actitud va a morir mucha gente". Abderrahim Mouhtad, presidente de Ennassir, una asociaci¨®n de ayuda a los presos islamistas, se declaraba ayer muy preocupado. En la madrugada del s¨¢bado, gendarmes y polic¨ªas irrumpieron en las celdas de los huelguistas de hambre, en una docena de c¨¢rceles, y, seg¨²n Mouhtad, "golpearon a muchos de ellos para obligarles a ingerir alimentos".

"A los que estaban peor", prosegu¨ªa, "les arrastraron a la fuerza hasta veh¨ªculos que les llevaron a los hospitales y otros a los que consideraban como coordinadores les trasladaban a otras c¨¢rceles".