Ante la negociaci¨®n

Nunca hasta ahora en la historia de la democracia espa?ola se le ha negado a un presidente del Gobierno la posibilidad de explorar la resoluci¨®n del terrorismo de ETA por la v¨ªa del di¨¢logo. As¨ª ha sucedido en tres ocasiones. La primera, con Adolfo Su¨¢rez, obtuvo a comienzos de los ochenta un ¨¦xito parcial con el abandono de las armas de una fracci¨®n de la banda terrorista (ETA pol¨ªtico-militar), tras una compleja y larga negociaci¨®n que se desarroll¨® en secreto. En las dos ocasiones siguientes, Felipe Gonz¨¢lez a finales de esa misma d¨¦cada y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a finales de los noventa, lo intentaron infructuosamente con conocimiento de la opini¨®n p¨²blica y bajo sendas treguas de la organizaci¨®n terrorista. Ahora es Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero quien planteando esta v¨ªa, con el respaldo del Parlamento y bajo la cl¨¢usula de un abandono incondicional de las armas.

ETA se halla hoy debilitada hasta la extenuaci¨®n, y debe soportar la presi¨®n de sus 800 presos y sus familias. A esta situaci¨®n ha contribuido poderosamente la pol¨ªtica antiterrorista desarrollada en las dos ¨²ltimas legislaturas por los Gobiernos de Aznar, que contaron con la plena colaboraci¨®n del partido socialista. Una pieza fundamental en los ¨²ltimos cuatro a?os ha sido el pacto antiterrorista que suscribieron a finales de 2000 los dos principales partidos a propuesta de un Rodr¨ªguez Zapatero reci¨¦n elegido secretario general del PSOE. Ese consenso se tradujo dos a?os despu¨¦s en una Ley de Partidos que hizo posible la ilegalizaci¨®n de Batasuna, con el consiguiente aislamiento social y pol¨ªtico. La constante presi¨®n policial, con una decidida cooperaci¨®n de las fuerzas de seguridad de Francia, hizo el resto para conducir a la banda terrorista a un estado terminal.

Aunque se sabe poco sobre los prop¨®sitos de la banda terrorista, que en el pasado ha utilizado este tipo de situaciones para rearmarse y recuperar a sus exhaustos activistas, su entorno pol¨ªtico repite mensajes que el Gobierno interpreta en el sentido de que puede haber una oportunidad de abrir un proceso de paz. A este convencimiento responde la moci¨®n que ha presentado el PSOE a los dem¨¢s grupos parlamentarios para intentar "un final dialogado de la violencia", bajo las mismas condiciones que se invocaron en los dos intentos previos y que son una trasposici¨®n casi literal de las cl¨¢usulas que figuraban en el tan recordado Pacto de Ajuria Enea y en el todav¨ªa vigente Pacto Antiterrorista. Hasta el martes, en que se someter¨¢ a votaci¨®n, podr¨¢ afinarse el texto socialista, pero el PP ya ha anunciado su oposici¨®n radical a una iniciativa que Mariano Rajoy ha valorado como la "rendici¨®n del Parlamento" a la banda.

Es muy dif¨ªcil, si no es negando las evidencias y la verdad hist¨®rica, como hizo ayer el ex presidente Aznar, impedir al Gobierno de Zapatero lo que intent¨® el de Aznar en 1998 con el apoyo de todas las fuerzas pol¨ªticas . El sondeo de Opina publicado por EL PA?S revela que el 61,4 % de espa?oles est¨¢ a favor de iniciar contactos con ETA si la banda terrorista anuncia el fin de la violencia, frente a un 28,8% que se opone. Los primeros contactos del PSOE con las otras fuerzas pol¨ªticas revelan un apoyo mayoritario en el Parlamento, donde s¨®lo el PP se ha manifestado radicalmente en contra. Se trata de una iniciativa pol¨ªtica de alto riesgo, que como paso previo exige el abandono de la violencia por parte de ETA. Si se cumple esta condici¨®n ser¨ªa incomprensible que el PP se cerrara en banda a cooperar con el Gobierno a la espera de recoger los frutos de un eventual fracaso. La disoluci¨®n de ETA sin pagar contrapartidas pol¨ªticas es un empe?o dif¨ªcil, pero precisamente por ello obliga a comprometerse a todos.