El portero con las rodillas de cristal
L¨¢inez, del Zaragoza, ante el dilema de retirarse con tan s¨®lo 28 a?os o afrontar su en¨¦sima intervenci¨®n quir¨²rgica
Pronto se dio cuenta de que pod¨ªa ser la ¨²ltima vez que pisaba un campo de f¨²tbol. Las gotas saladas que perfilaban su rostro el pasado 27 de abril le delataban. La suerte, despu¨¦s de seis operaciones entre las dos rodillas, le hab¨ªa vuelto a dar la espalda. Ahora, casi con toda probabilidad, C¨¦sar L¨¢inez (Zaragoza, abril de 1977) no volver¨¢ a enfundarse los guantes, a colocarse las protecciones, a anudarse las botas. Sus rodillas, en especial la izquierda, le han dicho basta.
"Noto molestias otra vez en la rodilla", le dijo La¨ªnez esa ma?ana con cierto resquemor al m¨¦dico del Zaragoza, Jes¨²s Villanueva. ?ste le explor¨®, le puso hielo durante diez minutos y le inst¨® a que hiciera unos ejercicios para calentarse. La r¨®tula dict¨® entonces sentencia. "Se perder¨¢ lo que resta de temporada", confirm¨® Villanueva. "Quiz¨¢s su carrera...", susurr¨® a sus ¨ªntimos.
El primer crac maldito lo escuch¨®, siendo internacional sub 16, en el patio del colegio
"Mi hijo me tiene que ver jugar", se animaba hace meses, tras su lesi¨®n anterior
Despu¨¦s de ver a Arconada, de la Real Sociedad, en el Mundial de Espa?a 82, L¨¢inez decidi¨® que ser¨ªa portero, que cobijar¨ªa las redes del Zaragoza, el equipo de su alma. Aunque no fue en el cuadro de la capital aragonesa, el 7 de febrero de 1999 debut¨® en Primera con el Villarreal. Pero lo suyo le cost¨®.Sus rodillas ya le hab¨ªan avisado un par de veces.
A los 16 a?os, cuando a¨²n era un juvenil del Zaragoza, escuch¨® el primer crac maldito. Fue en el patio de su colegio, Silos, dos d¨ªas antes de formar parte de la selecci¨®n espa?ola sub 16 en un Campeonato de Europa. "No pasa nada. Volver¨¦ a jugar y lo har¨¦ mejor que nunca", le dec¨ªa a su padre, profesor de matem¨¢ticas, mientras le llevaban en ambulancia al hospital. La rotura de los ligamentos internos y externos de la rodilla derecha no le deprimi¨®. M¨¢s bien, todo lo contrario. Al ser una lesi¨®n at¨ªpica por la corta edad que ten¨ªa, deb¨ªa pasar m¨¢s horas en el gimnasio, hacer pesas, bicicleta est¨¢tica... Necesitaba fortalecer la musculatura para no sufrir una reca¨ªda.
Cinco a?os despu¨¦s, sin embargo, cuando estaba en el Zaragoza B, en 1998, volvi¨® a o¨ªr ese chasquido. "Forzaba demasiado la otra rodilla porque cargaba todo el peso del cuerpo", explic¨® en su d¨ªa. Resultado: seis meses de baja por sufrir una rotura del ligamento anterior y el menisco externo de la rodilla izquierda.
Tras m¨²ltiples horas de gimnasio, de dolorosa recuperaci¨®n, el portero volvi¨® a tirarse por los suelos. Lo hizo, no obstante, en el Villarreal, en el que estaba cedido por una temporada y con el que debut¨® en Primera, contra el Celta, que le endos¨® cuatro goles. Tres partidos disput¨® L¨¢inez en El Madrigal.
Suficientes para que el Zaragoza lo recuperase, para que fuese el suplente de Juanmi. En 2000, cuando Juanmi se fue al Depor, L¨¢inez adquiri¨® la titularidad. Pero el infortunio, de nuevo, se revel¨® contra ¨¦l. En junio de ese a?o, entren¨¢ndose con la selecci¨®n sub-21, sufri¨® la primera reca¨ªda en la rodilla izquierda. Otra operaci¨®n. Y en noviembre del mismo a?o, repetidos derrames de l¨ªquido en la r¨®tula acabaron por apartarle del equipo hasta la siguiente campa?a.
"El tiempo que me he entrenado durante el verano me ha servido para reforzar los m¨²sculos de la articulaci¨®n. Est¨¢ como nueva...", asegur¨® L¨¢inez mezclando sinceridad con iron¨ªa. Y no se perdi¨® ning¨²n partido en la temporada 2001-02.
Cuando en 2004, y de nuevo en Primera, nadie discut¨ªa su titularidad en las redes zaragocistas, volvi¨® el calvario. En agosto sufri¨® un desprendimiento de una part¨ªcula del cart¨ªlago de la rodilla izquierda y en septiembre se le crearon co¨¢gulos en la misma articulaci¨®n por una vena mal cicatrizada. Otras dos intervenciones quir¨²rgicas y otros ocho meses sin pisar el c¨¦sped.
Tampoco entonces se hundi¨® L¨¢inez, que, como siempre, llegaba el primero a las instalaciones del Zaragoza para entrenarse, sal¨ªa el ¨²ltimo y, adem¨¢s, se ejercitaba en solitario tres tardes a la semana. "Mi hijo me tiene que ver jugar, as¨ª que me tengo que poner bien como sea", dijo cuando su esposa dio a luz. Pero quiz¨¢s no cumpla ese sue?o, porque el 27 de abril su rodilla izquierda le dijo basta. La semana que viene, probablemente, dir¨¢ si sigue en el f¨²tbol o no. Todos los aficionados del Zaragoza le recordar¨¢n por haber jugado 74 partidos en Primera con unas rodillas de cristal.
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