"La gente cree que soy lo menos malo"
Manuel Fraga Iribarne, presidente de la Xunta, concedi¨® esta entrevista el pasado d¨ªa 10, antes de emprender su viaje a Argentina y Uruguay y del debate sobre el estado de la naci¨®n.
Pregunta. Oy¨¦ndole su presentaci¨®n como candidato, no supe si se estaba despidiendo o haciendo un plebiscito sobre su persona.
Respuesta. No, no... El plebiscito est¨¢ hecho ya. Yo s¨®lo advert¨ª, si las cosas salen bien, de que para m¨ª era la culminaci¨®n de una vida entera dedicada al servicio p¨²blico y que era el comienzo de una despedida pues, como comprender¨¢, ser¨¢ la ultima vez que me presente.
P. Ya. Pero me parec¨ªa que...
R. ?A usted le puede parecer lo que quiera y yo le digo que lo que hice fue una petici¨®n de apoyo en un momento culminante, importante para Galicia y Espa?a! Y cuando digo para Espa?a es porque, despu¨¦s del plan Ibarretxe y del plan Maragall, hablar hoy de Espa?a es un tema muy serio. Tambi¨¦n quise que se dieran cuenta de que, si me sal¨ªa bien la operaci¨®n, yo daba por cumplido mi largo per¨ªodo de servicio p¨²blico inspirado en el ejemplo de mi padre que, como alcalde, supo generar confianza y tranquilizar a un pueblo.
"Se pueden buscar f¨®rmulas (por ejemplo, el indulto) para resolver el tema de los presos de ETA, pero ser¨ªa una consecuencia, no una condici¨®n"
"Yo tengo que sublevarme cuando el Gobierno de Madrid no cumple compromisos de inversi¨®n que eran vitales para nuestra tierra"
"Soy plenamente consciente de que perder Galicia ser¨ªa muy grave para el PP a nivel nacional, y por eso trabajar¨¦ el doble"
P. Lo malo es que la sociedad ya no parece responder a los chantajes emocionales que usted...
R. ?Yo no hago chantajes emocionales! La sociedad gallega siempre ha sido muy razonable y atender¨¢ los argumentos de quien ha hecho todo lo que ha podido por Galicia y que ah¨ª est¨¢.
P. Pero debe de ser muy duro para usted que muchos de sus votantes de otras ocasiones piensen que est¨¢ usted muy mayor, ?no?
R. No, porque eso no ha ocurrido. Contra m¨ª podr¨ªan haber sacado muchas cosas, si las hubiera habido, de corrupci¨®n o cosas por el estilo. Como no han podido, se han agarrado a una foto en la que dicen que me he quitado las arrugas... ?Usted me ve arrugas en la cara? Tengo otros efectos de la edad, l¨®gicamente, pero ¨¦se no. Lo que la gente piensa sobre m¨ª lo vamos a saber ahora y si la votaci¨®n es negativa ser¨¢ que predomina la idea de que soy demasiado viejo.
P. Tengo la impresi¨®n de que es usted el peor enemigo de s¨ª mismo. Porque en esos maratones que se mete, otro desfallecimiento arruinar¨ªa su candidatura. ?Por qu¨¦ no se impone un poco de freno?
R. ?En una campa?a no puede haber freno! Es verdad que hay que empezar a cuidarse y dormir lo que se pueda y la verdad es que yo he empezado a hacer una vida casi de ni?o, aunque me levanto a las seis de la ma?ana. Estoy seguro de que con la ayuda de Dios, que nunca me ha faltado, superar¨¦ esta prueba, que ser¨¢ la ¨²ltima.
P. Pienso que a usted le est¨¢ pasando lo que a Felipe Gonz¨¢lez, que acab¨® siendo la ¨²nica soluci¨®n, pero tambi¨¦n el problema para su partido.
R. S¨ª, pero yo no soy el problema para el PP. Hace tiempo decid¨ª no serlo y me vine a Galicia.
P. Yo me refiero...
R. ?Y yo le pido que me deje contar mi historia! Le dec¨ªa que en aquel momento decid¨ª no ser el problema y me vine a Galicia para demostrar tres cosas: primero, que en Galicia s¨ª me entend¨ªan porque sab¨ªan qui¨¦n era yo; segundo, que el Estado de las Autonom¨ªas pod¨ªa funcionar sin radicalismos y, tercero, que pod¨ªa haber aqu¨ª un fort¨ªsimo galleguismo, del que yo soy el primer representante, y no un galleguismo separatista como ocurre con el nacionalismo vasco.
P. La verdad es que no deja de ser contradictorio que aparezca usted en las encuestas como el l¨ªder mejor valorado de Galicia y que la mayor¨ªa pronostique su derrota.
R. La gente cree que hubiera sido mejor que tuviera otras cualidades, pero piensa que, dentro de lo que hay soy lo menos malo. Creo que tienen raz¨®n. A la gente le hubiera gustado que yo fuera el m¨¢s guapo, el m¨¢s listo, el m¨¢s metrosexual, je, je, como se dice ahora. Pero de lo que hay.
P. No entiendo que usted no haya tenido el coraje de coger por los cuernos el toro de su sucesi¨®n cuando a¨²n controlaba su partido.
R. Mi sucesi¨®n se est¨¢ encarando bien. Se est¨¢n preparando nuevas generaciones y he nombrado dos vicepresidentes. Con eso no limito la libertad a los que tengan que elegir, en su momento, en un congreso. De todos los errores que he podido cometer, que alguno habr¨¦ cometido, y pido disculpas, ¨¦se no lo he cometido.Yo controlo el partido en la medida en que puedo, porque tengo que respetar su diversidad. Hoy el partido est¨¢ tranquilo y acordado a pesar de la crisis que produjeron las ¨²ltimas elecciones generales en Madrid, que fue tremenda.
P. No me vaya a negar que lo pas¨® muy mal aguantando los tirones de la sublevaci¨®n interna...
R. ?Claro que se pasa muy mal! ?Pero las gaitas se han templado y ahora suenan al un¨ªsono! Le quiero recordar que, por primera vez en la historia de Espa?a, se construy¨® un partido que no era de clase, que no era de un solo territorio, se uni¨® todo el centro-derecha y qued¨® conjurado el peligro de que surgiera un partido de extrema derecha. ?se es un gran servicio al pa¨ªs. No le voy a negar que he pasado malos ratos con aquellos problemas del partido, y en los que creo que ejerc¨ª mi responsabilidad hasta el final en momentos muy dif¨ªciles.
P. A m¨ª me parece muy significativa esa pugna desesperada entre cargos de su partido por conseguir un buen puesto en las listas, ante el riesgo de perder las elecciones.
R. El querer ser diputado es algo perfectamente comprensible en los que estamos en pol¨ªtica y hay que tener en cuenta que el Parlamento gallego s¨®lo tiene 75 esca?os. Lo malo es que no hay sitio para todos y ha tenido que haber mucho cuidado en la selecci¨®n.
P. Es consciente de que perder Galicia ser¨ªa muy grave para el PP.
R. Soy plenamente consciente de que perder Galicia ser¨ªa muy grave para el PP a nivel nacional. Y por eso trabajar¨¦ el doble.
P. Me produce cierta perplejidad que haya descubierto, a sus a?os, el dulce encanto de la subversi¨®n y la movilizaci¨®n ciudadana, el victimismo contra los agravios del Gobierno de Madrid...
R. ?Pero yo he apelado a la movilizaci¨®n ciudadana, nunca a la acci¨®n violenta! Yo tengo que sublevarme cuando el Gobierno de Madrid no cumple compromisos de inversiones que eran vitales para nuestra tierra y est¨¢n arrumbados. Yo no uso los problemas para sacar r¨¦ditos electorales, pero advierto a la gente de las consecuencias del voto que vayan a emitir.
P. Usted sigue haciendo apelaciones dram¨¢ticas a la unidad de Espa?a, pero no s¨¦ si se da cuenta de que la ¨¦pica del patriotismo ya no funciona, ha quedado antigua.
R. Creo que la balcanizaci¨®n de Espa?a es un peligro real y ser¨ªa un desastre. Ah¨ª est¨¢ lo que hubiera podido pasar en el Pa¨ªs Vasco si se impone el plan Ibarretxe.
P. Usted ha tenido un protagonismo innegable en la lucha contra ETA. ?Tenemos ahora un horizonte que permite ser m¨¢s optimista?
R. S¨ª, hay razones para estar mucho m¨¢s optimistas que hace unos a?os. Pero fundamentalmente porque la colaboraci¨®n policial de Francia ha sido decisiva.
P. ?Cree que es posible crear unas condiciones pol¨ªticas que favorezcan el final del terrorismo?
R. No creo en eso. Por definici¨®n, el terrorista no quiere ejercer la pol¨ªtica sino el terror, la violencia indiscriminada. Es su naturaleza.
P. Si estuviera en el Gobierno, ?estar¨ªa dispuesto a buscar las v¨ªas necesarias para favorecer que los terroristas dejen las armas?
R. ?Nunca puede haber concesiones pol¨ªticas con los terroristas! S¨®lo en el momento en que los abandonen las armas podr¨ªa haber una consideraci¨®n favorable a los presos, por supuesto. Ah¨ª se puede actuar. ?Pero una vez conseguida la situaci¨®n previa del abandono del terrorismo y las armas!
P. ?Cree que si los terroristas dejan las armas, si hacen desestimiento de la violencia, el tema de los presos es una condici¨®n, un precio que puede pagarse en el futuro?
R. Se pueden buscar f¨®rmulas, por ejemplo, los indultos para resolver el tema de los presos; eso no ser¨ªa un problema. Pero no ser¨ªa un precio, sino una consecuencia.
P. Pero, ?usted asumir¨ªa esa consecuencia de indultos a presos?
R. Asumir¨ªa cualquier cosa que contribuyese a la paz. ?Pero la paz es lo primero, el desarme es la condici¨®n de la paz, y despu¨¦s vendr¨ªa lo dem¨¢s!
P. ?C¨®mo actuar¨ªa en el caso de que fuera Zapatero el que tuviera la responsabilidad, la oportunidad de lograr el final de la violencia?
R. Estuve al lado de Felipe Gonz¨¢lez en esos temas, ante esa posibilidad, y lo volver¨ªa a hacer con Zapatero. He dado pruebas de estar por encima de cualquier otra cosa en esos asuntos y lo har¨ªa igual ahora, aunque a veces no se est¨¦n haciendo las cosas bien. Trabajar¨¦ siempre por favorecer un entendimiento en los temas claves. Es decir, claramente: quien resuelva el problema del final de la violencia tendr¨¢ todas mis simpat¨ªas, todo mi aplauso y toda mi admiraci¨®n.
P. ?Se alegrar¨ªa de que fuera Zapatero el que se pusiera, finalmente, la medalla de la pacificaci¨®n?
R. S¨ª. Pero para eso tendr¨ªa que poner los medios. Y hasta ahora no los est¨¢ poniendo.
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