Triangulando a dos
Pese a la retirada espa?ola de Irak -hace m¨¢s de un a?o- y la tensi¨®n entre el Gobierno y la oposici¨®n -algo mayor que la que se da en EE UU en estos tiempos-, las relaciones entre Espa?a y Washington avanzan, sin dramatismo. La 10? edici¨®n del Consejo Espa?a-EE UU, copresidida por el senador Christopher Dodd y el abogado Antonio Garrigues y celebrada en Sevilla, ha mostrado que avanzar en estas relaciones bilaterales es no s¨®lo deseable, sino necesario y posible. Desde luego, desde la sociedad civil que representa este foro, pero tambi¨¦n desde la pol¨ªtica y el Gobierno siempre que, de momento, no se pongan expectativas excesivas en un encuentro ¨ªntimo e intenso entre Bush y Zapatero.
La agenda bilateral que present¨® en Sevilla el ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, es ambiciosa: mecanismos consultivos permanentes, concertaci¨®n para defender valores compartidos, impulso del conocimiento mutuo de nuestras sociedades y la creaci¨®n de instituciones conjuntas de I+D, entre otras. Esta nueva bilateralidad se sit¨²a en un marco m¨¢s amplio: el de la mejora en las relaciones entre Europa y EE UU. Algunos participantes americanos piensan que este Bush ha vuelto a la pol¨ªtica exterior anterior al 11-S. Otros lo dudan. El reconocimiento del valor de una Europa fuerte s¨ª es una novedad para este presidente. De hecho, la pertenencia e influencia de Espa?a a una Europa fuerte es esencial para este pa¨ªs. Como lo es para Blair. Sin una Europa fuerte, o si se saliera de ella el Reino Unido, Londres perder¨ªa inter¨¦s para Washington. Pese a lo que dijera Churchill, Blair no puede elegir entre Europa y el mar abierto, o EE UU. Necesita a ambos. Tambi¨¦n Espa?a.
Sin embargo, la relaci¨®n entre Espa?a y EE UU es desigual. Espa?a es la octava econom¨ªa del mundo, pero tan s¨®lo el trig¨¦simo primer socio comercial de EE UU. Queda mucho por recorrer. Militarmente, como recordaron tanto Moratinos como Bono, EE UU saca de esta relaci¨®n m¨¢s que Espa?a. Rota y Mor¨®n son una contribuci¨®n esencial al despliegue estrat¨¦gico de EE UU, cuyo acceso a estas bases no se interrumpi¨® tras la retirada de Irak. En 15 a?os, seg¨²n Bono, han pasado 170.000 aeronaves americanas por Espa?a.
Con todo, ?cu¨¢ndo ha vuelto a interesarse de verdad la Administraci¨®n de Bush en la capacidad diplom¨¢tica espa?ola con el actual Gobierno? S¨ª, para Afganist¨¢n o Hait¨ª. Pero, de verdad, cuando ha surgido la crisis de Ecuador. Y entre ambos han intentado parar o gestionar lo que fue un golpe de Estado, por muy parlamentario que fuera. La mediaci¨®n espa?ola interna en Ecuador puede resultar. En cuanto a los desacuerdos entre Madrid y Washington sobre Cuba y Venezuela, tienen algo de repetici¨®n de los desencuentros en los ochenta sobre Nicaragua y Centroam¨¦rica. Entonces, el impulso espa?ol al Grupo de Contadora acab¨® siendo ¨²til. Y hoy la capacidad recuperada por Madrid de interlocuci¨®n -de "di¨¢logo cr¨ªtico" con La Habana y Caracas- puede tambi¨¦n dar frutos. La idea no es contener a Ch¨¢vez, como pretende EE UU, sino moderarlo, por medio de relaciones directas y, como se sugiri¨® en Sevilla, apoyando la nueva izquierda en Am¨¦rica Latina, la de Lula y otros, frente a la vieja que representa Castro y ahora Ch¨¢vez. Como en los ochenta, indic¨® un participante espa?ol, las diferencias pueden ser ¨²tiles, especialmente cuando los objetivos de Washington y Madrid son, en el fondo, similares. Mientras que otro americano pens¨® que Espa?a enfoca sus relaciones con Am¨¦rica Latina de forma estrat¨¦gica, pero que EE UU no, aunque Washington haya ahora comenzado a prestar m¨¢s atenci¨®n a la zona. La triangulaci¨®n EE UU (hispanos incluidos)-Espa?a (Europa)-Am¨¦rica Latina es esencial. En Sevilla, estadounidenses y espa?oles hablaron mucho de Am¨¦rica Latina. Marcaron diferencias, pero triangularon, a dos dado el formato.
La sociedad civil empuja. De nuevo, por parte espa?ola se vuelve a ver a EE UU como "potencia indispensable". E incluso para el mundo, y por tanto Espa?a, la sociedad americana es el "consumidor en ¨²ltima instancia". El d¨ªa que deje de serlo, veremos. aortega@elpais.es
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