Estacionamiento
Despu¨¦s de mucho estudiar, renuncio a entender las nuevas disposiciones del Ayuntamiento de Barcelona en materia de estacionamiento y me resigno a pagar m¨¢s y a soportar alguna que otra multa, consciente de que la ignorancia de la ley no excusa su cumplimiento, sobre todo si quien la ignora es quien la aplica. Mientras tanto, la ciudadan¨ªa protesta y la autoridad, sin arredrarse ante la desproporci¨®n num¨¦rica del atacante, repele el ataque alegando que no se trata, como pretenden algunos malpensados, de una vil maniobra recaudatoria, sino de un proyecto sensato, destinado a paliar los problemas de la circulaci¨®n rodada en el centro de la ciudad. El paquete de medidas restrictivas y la onerosa secuela de su incumplimiento tienen una finalidad disuasoria. Si la gente no usa el coche, o lo usa menos, habr¨¢ menos congesti¨®n.
El argumento es un arma de dos filos, porque con arreglo a la estricta l¨®gica liberal, el Ayuntamiento puede y debe gestionar la v¨ªa p¨²blica, pero no puede interferir en el uso que cada uno le quiera dar a su propiedad privada. En cambio, ni el liberalismo ni ninguna otra teor¨ªa pol¨ªtica impiden que la Administraci¨®n adopte medidas recaudatorias. En rigor, para eso est¨¢.
Por lo dem¨¢s, el poder disuasorio de las medidas est¨¢ por ver. La circulaci¨®n rodada no es un fin en s¨ª, sino un medio para llevar personas y cosas de un sitio a otro. Muy pocas personas salen a dar vueltas en coche por la ciudad para pasar el rato. La mayor¨ªa lo hace por necesidad. Si pudieran, casi todos los conductores se quedar¨ªan en casa. De hecho, los problemas de la circulaci¨®n s¨®lo se pueden resolver de dos modos: o proporcionando una alternativa mejor que el uso del propio veh¨ªculo, o dejando que la cosa se ponga tan mal que no compense usarlo. Lo primero es dif¨ªcil y caro; lo segundo no favorece la imagen de la ciudad y de su consistorio.
Esto en cuanto al aspecto pr¨¢ctico. En cuanto al ¨¦tico, me parece insostenible pretender que alguien a quien se est¨¢ sometiendo a una presi¨®n sobrenatural para que se compre un coche, y si ya lo tiene, para que se compre otro, luego lo deje en casa y vaya andando adonde ha de ir o no vaya.
As¨ª que al final todo seguir¨¢ como siempre; y, como siempre, un poquito m¨¢s caro.
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