Tokio neutralizar¨¢ el arsenal de armas qu¨ªmicas que dej¨® en China
El Ej¨¦rcito japon¨¦s abandon¨® centenares de miles de bombas t¨®xicas
Jap¨®n levantar¨¢ varias instalaciones en los alrededores de 12 ciudades chinas para desactivar y neutralizar las armas qu¨ªmicas abandonadas por su antiguo Ej¨¦rcito imperial a finales de la II Guerra Mundial. Se trata de unas 700.000 unidades, seg¨²n las autoridades niponas, mientras que las chinas aseguran que suman dos millones de granadas de gas t¨®xico y bombas, el mayor arsenal qu¨ªmico abandonado del mundo. El plan, que comenzar¨¢ a aplicarse el pr¨®ximo verano, desarrolla el acuerdo alcanzado entre representantes de los dos Gobiernos, en las reuniones celebradas con especialistas entre el 25 y el 28 del pasado abril en Pek¨ªn.
Esta situaci¨®n, junto a disputas territoriales, la exploraci¨®n de yacimientos de gas en zonas en litigio en el mar del Este de China y el intento de Jap¨®n de ser miembro permanente de un ampliado Consejo de Seguridad de la ONU, en el que China tiene derecho de veto, han contribuido a que las relaciones entre Tokio y Pek¨ªn pasen por su peor momento en varias d¨¦cadas, como revelaron las numerosas y masivas manifestaciones antijaponesas en varias ciudades chinas el pasado abril.
Jap¨®n construir¨¢, seg¨²n el compromiso alcanzado, plantas de peque?as dimensiones cercanas a las ciudades de Harbin y Qiqihar (en la regi¨®n de Manchuria, noreste de China), Pek¨ªn y Nanjing (sureste), entre otras. La construcci¨®n de esas f¨¢bricas se sumar¨¢ a la de otra en Harbaling (noreste), prevista con anterioridad, indicaron fuentes gubernamentales citadas por el diario Yomiuri Shimbun, el de mayor tirada en Jap¨®n.
En un principio, el Gobierno nip¨®n pens¨® desactivar todas las armas en esa planta, cercana a Corea del Norte, pero responsables chinos advirtieron del riesgo de transportarlas desde largas distancias por lo que propusieron tratarlas en peque?as instalaciones diseminadas por el territorio chino y luego transportarlas a Harbaling para su desmantelamiento final.
La planta de Harbaling, en cuyas inmediaciones el Gobierno japon¨¦s cree que est¨¢ enterrado el 90% del arsenal abandonado por sus tropas durante la ocupaci¨®n de China (1931-1945), tendr¨¢ departamentos para reunir, almacenar e incinerar las armas, as¨ª como zonas para los guardas, los bomberos y el alojamiento de los obreros.
Jap¨®n destinar¨¢ 78.000 millones de yenes (5.780 millones de euros) a levantar esa planta, que deber¨¢ entrar en funcionamiento en 2008 y cuya construcci¨®n deb¨ªa haber comenzado el a?o pasado, pero se pospuso por las diferencias entre los sistemas legales de ambos pa¨ªses y por las complicadas negociaciones entre las partes involucradas.
Resentimiento
La iniciativa es un intento de Tokio de concluir el proyecto de limpieza que inici¨® en 1997, obligado por la Convenci¨®n de la ONU sobre Armas Qu¨ªmicas de ese mismo a?o y por el que ya han sido desenterradas y recuperadas 37.000 armas qu¨ªmicas niponas. Las armas abandonadas son causa de resentimiento para muchos chinos a los que traen a la memoria las atrocidades realizadas por el Jap¨®n militarista durante la guerra, que Tokio intenta maquillar en los manuales escolares de historia.
Un reciente descubrimiento de m¨¢s armas abandonadas preocup¨® al Gobierno japon¨¦s, que consider¨® que ese y otros nuevos hallazgos "podr¨ªan aumentar el sentimiento antijapon¨¦s en un momento en que las relaciones est¨¢n tensas", indic¨® un responsable nip¨®n.
China asevera que las armas abandonadas han costado la vida a 2.000 personas. Recientemente, en la provincia de Heilongjiang una persona muri¨® y otras 42 resultaron heridas por la fuga ocurrida en un bote que conten¨ªa gas mostaza, un agente altamente venenoso que puede abrasar la piel y los pulmones. Los expertos temen que las armas, muchas de las cuales contienen un fuerte irritante respiratorio, est¨¦n corro¨ªdas y que sus agentes qu¨ªmicos contaminen el suelo.
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