Uzbekist¨¢n: el problema es la pobreza, no el terrorismo
Los organizadores de la revuelta, que se hab¨ªan atrincherado el viernes pasado en la sede de la administraci¨®n provincial de Andiy¨¢n, confiaban en que la gente que se hab¨ªa congregado en la plaza se levantar¨ªa contra el r¨¦gimen al igual que ellos, lo cual obligar¨ªa al Gobierno a negociar. La idea era ingenua, como lo era tambi¨¦n el haber pedido a Vlad¨ªmir Putin que hiciera de mediador entre ellos y las autoridades uzbekas. Por lo visto, a los rebeldes los hab¨ªa animado el ejemplo del vecino Kirguizist¨¢n, donde las multitudes populares se apoderaron en unas pocas horas de la sede del Gobierno y pusieron en fuga al presidente Askar Ak¨¢yev.
Uzbekist¨¢n, sin embargo, es muy diferente a Kirguizist¨¢n, y el duro y autoritario Islam Kar¨ªmov, muy distinto del cient¨ªfico liberal Askar Ak¨¢yev. Aqu¨ª, en Uzbekist¨¢n, los funcionarios sostienen que basta con dar muestras de debilidad -por ejemplo, dejar libres a los rebeldes, que violaron la ley al asaltar la unidad militar y otros edificios- para que en otras ciudades suceda lo mismo. Andiy¨¢n se ha convertido en un ejemplo para atemorizar a los insatisfechos en otras regiones del pa¨ªs.
?Pueden repetirse los acontecimientos de Andiy¨¢n? A corto plazo, dif¨ªcilmente. Las autoridades actuaron con mano f¨¦rrea, dejando claro que en cualquier situaci¨®n semejante est¨¢n dispuestos a ignorar la seguridad de la poblaci¨®n con tal de aplastar la revuelta.
A largo plazo, en cambio, la probabilidad de revueltas populares -ya sean espont¨¢neas u organizadas por radicales- aumenta. Uzbekist¨¢n se caracteriza hoy por el hecho de que incluso un problema social peque?o con el tiempo se convierte en un problema pol¨ªtico. Por ejemplo, hace poco, ante la Embajada de Estados Unidos en Tashkent, unos granjeros organizaron una manifestaci¨®n para protestar por la arbitrariedad de los funcionarios que les hab¨ªan quitado sus acciones. Este conflicto dura m¨¢s de un a?o: los accionistas de la cooperativa Kesh recurrieron a todas las instancias posibles en su provincia natal de Kashkadar y finalmente se dirigieron a Tashkent en busca de justicia. Sin embargo, comenzaron a perseguirlos, por lo que el jefe de la cooperativa opt¨® por pedir asilo pol¨ªtico en EE UU (que obtuvo) y sus familiares organizaron un mitin, pero ya acompa?ado de exigencias pol¨ªticas: la dimisi¨®n del presidente y del Gobierno. El mitin fue disuelto y contra los manifestantes se abrieron expedientes criminales.
El verdadero problema de Uzbekist¨¢n es la pobreza en aumento, la corrupci¨®n y la arbitrariedad de las autoridades. Ning¨²n terrorista puede hacer tanto da?o como el que hace una mala gesti¨®n econ¨®mica. El fundamentalismo isl¨¢mico en realidad est¨¢ en el ¨²ltimo lugar de los problemas que aquejan a Uzbekist¨¢n. Pero a medida que cae el nivel de vida de la poblaci¨®n y aumenta el paro, la influencia de los radicales se hace m¨¢s fuerte. Los tribunales corruptos y dependientes no protegen a la gente de la arbitrariedad de los funcionarios.
Ante este penoso panorama, los islamistas proponen una salida primitiva: derrocar al Gobierno y construir el Califato, es decir, un Estado justo que se regir¨¢ por las normas de la ley musulmana, la shar¨ªa. En honor a la verdad, no se puede afirmar que el Gobierno no combata en absoluto la corrupci¨®n de los funcionarios. No hace mucho fue cesado y reemplazado el gobernador de Andiy¨¢n; sin embargo, esta medida no salv¨® la situaci¨®n.
Todo el sistema postsovi¨¦tico de Uzbekist¨¢n necesita ser modernizado. Estados Unidos ha llamado al r¨¦gimen a realizar urgentemente las reformas necesarias. Hay que decir que en los ¨²ltimos 14 a?os las autoridades acometieron la reforma de la econom¨ªa en varias ocasiones. El ¨²ltimo intento comenz¨® despu¨¦s de que en 1999 los extremistas armados islamistas llegados de Afganist¨¢n amenazaran seriamente la estabilidad del pa¨ªs. Sin embargo, la intervenci¨®n estadounidense en Afganist¨¢n, durante la cual fue destruida la estructura del extremista Movimiento Isl¨¢mico de Uzbekist¨¢n, y la creaci¨®n de una base norteamericana en nuestro territorio, al garantizarles protecci¨®n, tranquilizaron definitivamente al Gobierno.
Las causas de los problemas no se encuentran fuera del pa¨ªs, sino en su interior. Ahora las reformas nuevamente est¨¢n en el orden del d¨ªa. Sobre ellas habla incluso el presidente Kar¨ªmov. Pero la lucha contra la pobreza y la corrupci¨®n exigir¨¢ una completa renovaci¨®n de la maquinaria estatal, en esencia, necesitada de una nueva ideolog¨ªa modernizada. El problema est¨¢ en que no hay fuerzas pol¨ªticas con semejante ideolog¨ªa que est¨¦n preparadas para construir la nueva sociedad.
Sanobar Sherm¨¢tova es analista pol¨ªtica uzbeka.
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