"Los planes urban¨ªsticos nunca deben violentar la geograf¨ªa existente"
Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga (Madrid, 1957), profesor titular de Urbanismo en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, particip¨® ayer en el edificio Tabacalera de San Sebasti¨¢n en el encuentro Agora, que pretende provocar el debate entre arquitectos, urbanistas, paisajistas y sociol¨®gos sobre el futuro urban¨ªstico de las ciudades contempor¨¢neas.
Pregunta. ?Cu¨¢les son los desaf¨ªos urban¨ªsticos de las metr¨®polis actuales?
Respuesta. El urbanismo tiene que hacer hoy un esfuerzo consciente a favor de la cohesi¨®n social y la convivencia, y evitar la creaci¨®n de bolsas de desfavorecidos. En cambio, el urbanismo moderno va en la direcci¨®n contraria y trata de colocar a cada grupo social en su nicho de mercado. Adem¨¢s, existen otros retos m¨¢s t¨¦cnicos, como el uso racional del suelo, la puesta en valor de la ciudad existente o la movilidad sostenible.
"Antes de ocupar un espacio nuevo hay que tratar de mejorar los que est¨¢n en desuso"
P. ?La escasez de suelo obliga a reutilizar suelos consolidados?
R. Es lo m¨¢s sensato. Plantear que el urbanismo se ocupa de dise?ar el crecimiento de las ciudades es una simplificaci¨®n. El urbanismo debe mejorar la calidad de vida de las ciudades y nunca debe violentar la geograf¨ªa existente. San Sebasti¨¢n va en esa buena direcci¨®n desde hace d¨¦cadas; por eso tiene una Parte Vieja y un Ensanche que otras ciudades envidian.
P. ?C¨®mo se puede racionalizar el suelo cuando apenas existe?
R. El suelo es un recurso limitado que no se puede reproducir infinitamente, algo muy visible en el Pa¨ªs Vasco, donde para el paisaje y la agricultura compiten por el mismo espacio con las actividades econ¨®micas y residenciales. Una ciudad que dilapida su suelo dispara los costes de implantaci¨®n de redes. Racionalizar el uso del suelo exige hacerse una pregunta antes de ocupar un espacio nuevo: ?es posible mejorar y transformar un espacio abandonado o en desuso? Y si es necesario ocupar nuevo suelo, debe hacerse sin taca?er¨ªa ni despilfarro. Crecer s¨ª, pero ?a costa de qu¨¦?.
P. ?Los urbanistas son prisioneros de la voracidad de las demandas residenciales, industriales y de ocio?
R. Los profesionales deben actuar con prudencia y creatividad. Unas demandas de desarrollo excesivas son muy malas consejeras, porque se planifica deprisa, por detr¨¢s de las tendencias del mercado, y no se cumple una de las funciones del urbanismo, que es adelantarse al futuro y plantear escenarios m¨¢s sensatos. Si la planificaci¨®n va a rebufo del mercado, deja de ser planificaci¨®n y se convierte en una legitimaci¨®n.
P. Ante el debate sobre la revisi¨®n del Plan General de San Sebasti¨¢n, ?qu¨¦ reflexi¨®n le merece el mapa urbano de esta ciudad?
R. Comparto la idea de incluir San Sebasti¨¢n en el ¨¢mbito de su comarca, Donostialdea, o de la conurbaci¨®n con Bayona. Su posici¨®n geogr¨¢fica y orograf¨ªa le han regalado unas caracter¨ªsticas singulares. Lo inteligente ser¨¢ conservar ese recurso natural. La opci¨®n de recrearse y mejorar lo existente es m¨¢s interesante que la de crecer en extensi¨®n. San Sebasti¨¢n es una pieza de un puzzle m¨¢s grande. El mapa debe agrandarse, y as¨ª no da tanta angustia pensar que estamos acabando los ¨²ltimos suelos.
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