La mecha que prendi¨® el fuego del Cor¨¢n
Ex presos y organizaciones de derechos humanos denuncian vejaciones religiosas en Guant¨¢namo
La revista estadounidense Newsweek rectific¨®, bajo presi¨®n de la Administraci¨®n de George W. Bush, pero el fuego abierto por las supuestas profanaciones de los soldados estadounidenses del Cor¨¢n, el libro sagrado de los musulmanes, sigue sin apagarse. Algunos de los detenidos en Guant¨¢namo que han sido puestos en libertad en los ¨²ltimos meses tras pasar a?os encarcelados han difundido ahora sus propias experiencias en las c¨¢rceles de la guerra contra el terrorismo, la mayor¨ªa a trav¨¦s de Cageprisoners, un grupo isl¨¢mico de derechos humanos con sede en Londres. Los que hablan coinciden: los soldados "profanaban" su libro sagrado en los interrogatorios o en la vida cotidiana. Y las organizaciones humanitarias llevan a?os denunci¨¢ndolo.
A Newsweek, que hab¨ªa publicado el breve texto seg¨²n el cual los soldados de Guant¨¢namo usaban el Cor¨¢n como instrumento de tortura, portavoces de la Administraci¨®n de EE UU le responsabilizaron incluso de las revueltas en Afganist¨¢n, que causaron una veintena de muertos y m¨¢s de 100 heridos. Y tras desencadenarse la crisis, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dio garant¨ªas solemnes "a los musulmanes de todo el mundo": "No toleraremos actos de profanaci¨®n contra el Cor¨¢n", afirm¨®.
Estados Unidos advierte de que Al Qaeda ha dado instrucciones a sus militantes para que denuncien profanaciones del Cor¨¢n en las c¨¢rceles. Pero las organizaciones de derechos humanos llevan alertando de estas pr¨¢cticas casi desde que se levant¨® el centro en Guant¨¢namo (Cuba), en enero de 2002.
La primera fue el Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja, ya en 2002, pero en informes sucesivos lo han hecho Amnist¨ªa Internacional, Human Rights Watch y el mismo Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, todos ellos antes que Newsweek. Antonella Notari, portavoz del Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja, explica, en conversaci¨®n telef¨®nica desde Ginebra, que en 2002 y 2003 trasladaron a EE UU las quejas de falta de respeto hacia el Cor¨¢n recabadas en entrevistas con presos de Guant¨¢namo. Notari a?ade que EE UU "tom¨® medidas correctoras" y que las quejas no se repitieron en 2004 ni 2005. La portavoz rechaza detallar si hay quejas en las otras c¨¢rceles al tratarse de un asunto "privado".
Lo que sigue son algunas experiencias contadas por ex presos que afirman haber sufrido o presenciado humillaciones de tipo religioso durante su larga detenci¨®n. La mayor¨ªa son brit¨¢nicos que EE UU sac¨® de Guant¨¢namo entre 2004 y 2005 y los entreg¨® al Reino Unido. Tras ser interrogados, fueron puestos en libertad. Sus escritos han sido difundidos o bien por Cageprisoners o bien por Amnist¨ªa Internacional.
MOAZZAM BEGG
"El Cor¨¢n: aprende c¨®mo matar americanos"
Vive en Birmingham (Reino Unido), de 36 a?os; casado y con cuatro hijos. Fue arrestado en Pakist¨¢n en enero de 2002 y trasladado a Bagram (Afganist¨¢n). Posteriormente, fue llevado a Guant¨¢namo, de donde sali¨® el pasado enero.
"En Bagram, en 2002, vi incidentes que provocaron furia entre los presos, como una vez que [los soldados] pusieron ejemplares del Cor¨¢n en un lugar utilizado como letrina. En otra ocasi¨®n fui testigo de c¨®mo un guardia entr¨® en una celda y al preso le arranc¨® el Cor¨¢n de las manos y lo tir¨®. Recuerdo bien otro d¨ªa: repartieron ejemplares del Cor¨¢n entre los detenidos y un soldado que llevaba una caja con los libros iba gritando, imitando a los chicos que venden peri¨®dicos: '?Extra, extra! Ven y recoge tu Cor¨¢n; el m¨¢s sagrado de tus libros sagrados. ?Aprende c¨®mo matar americanos!"."Cuando estuve detenido, varios soldados e interrogadores quisieron hacerme proselitismo del cristianismo y me dieron una Biblia".
FEROZ ABBASI Una guardia de seguridad que se hac¨ªa llamar Al¨¢
Estudiante de Inform¨¢tica de 23 a?os. Vive en Londres. Nacido en Uganda, lleg¨® al Reino Unido a los ocho a?os y fue arrestado en diciembre de 2001 en Kunduz (Afganist¨¢n). Estuvo en Guant¨¢namo hasta enero de 2005.
"Un compa?ero cuya minicelda estaba a unos 10 metros de la m¨ªa le quer¨ªa prestar su Cor¨¢n a otro que se encontraba a apenas cinco metros de la suya. No ten¨ªa forma de hacerlo, salvo ped¨ªrselo a un guardia, pero no hablaba ingl¨¦s. Entonces enviaron un traductor -un ¨¢rabe cristiano maronita liban¨¦s-, que cogi¨® el libro con la mano derecha. Con la izquierda lo iba golpeando y gritaba, varias veces, en ingl¨¦s, para que sus camaradas lo escucharan (y lo encontraron muy gracioso): "?Por qu¨¦ quieres pasar esta mierda?".
"Hab¨ªamos escuchado, en julio de 2004, que una guardia del campo tiraba al suelo ejemplares del Cor¨¢n. Lo hizo dos veces, en d¨ªas distintos, y provoc¨® protestas. (...) En lugar de detener a los que causaban estos problemas, les protegieron permiti¨¦ndoles tapar sus nombres del uniforme, lo que les daba anonimato y licencia para maltratarnos. Esta mujer escribi¨® Al¨¢ en el lugar reservado en el uniforme para su nombre y caminaba ante nosotros luciendo el nombre de Al¨¢ en su pecho".
JAMAL AL HARITH "Un soldado tir¨® el Cor¨¢n en el inodoro"
Vive en Manchester. De origen jamaicano, tiene 39 a?os, est¨¢ casado y tiene dos hijos. Lo arrestaron en diciembre de 2001 en Kandahar (Afganist¨¢n). Su versi¨®n es que viajaba por Pakist¨¢n y fue arrestado primero en la frontera por los talibanes, que sospechaban que era un esp¨ªa brit¨¢nico. Fue trasladado a Guant¨¢namo, de donde sali¨® en marzo de 2004.
"La primera huelga que hicimos fue porque un guardia cogi¨® un Cor¨¢n y lo lanz¨® al suelo. Otra empez¨® porque un soldado tir¨® uno al inodoro. Cuando inspeccionaban nuestras pertenencias, los soldados tiraban a venes el Cor¨¢n al suelo. En otra ocasi¨®n que nos lavaban con una manguera, vieron el Cor¨¢n y le lanzaron agua".
MARTIN MUBANGA "Los incidentes siguen con frecuencia"
De 29 a?os, vive en Londres y tiene la nacionalidad brit¨¢nica y la de Zambia. En abril de 2002 se encontraba en este pa¨ªs cuando fue arrestado y enviado a Guant¨¢namo, de donde fue liberado el 25 de enero de 2005.
"Yo estaba en la celda 33 de Camp Delta, en Guant¨¢namo, y entraron seis o siete polic¨ªas militares. Uno cogi¨® el Cor¨¢n y lo tir¨® al suelo; otros cuatro soldados me ten¨ªan retenido. M¨¢s tarde un soldado se excus¨® y atribuy¨® lo sucedido a que su compa?ero era nuevo y a¨²n no sab¨ªa c¨®mo comportarse respecto al Cor¨¢n. Pero esto sucedi¨® al principio de mi estancia en Guant¨¢namo y a?os despu¨¦s incidentes como ¨¦ste segu¨ªan sucediendo con frecuencia".
RUHAL AHMED Mensajes obscenos en los lavabos
De 22 a?os, es un ciudadano brit¨¢nico hijo de un emigrante de Bangladesh. Fue arrestado en enero de 2002 en Kandahar y liberado de Guant¨¢namo en 2004.
"Muchas veces fui testigo del maltrato y profanaci¨®n del Cor¨¢n por parte de soldados. En Afganist¨¢n vimos c¨®mo tiraban el Cor¨¢n en cubos que se utilizaban para orinar. En Guant¨¢namo, el Cor¨¢n era lanzado intencionadamente al suelo con el ¨²nico prop¨®sito de molestarnos. En el lavabo nos dejaban escritos mensajes obscenos y en los interrogatorios se maltrataba en ocasiones el Cor¨¢n".
TAREK DERGOUL El libro encima de un vaso de McDonald's
Hijo de un inmigrante marroqu¨ª instalado en Londres, tiene 26 a?os y fue detenido en Afganist¨¢n. EE UU lo entreg¨® a Londres en 2004 y fue liberado.
"Cuando estaba en Kandahar ve¨ªa c¨®mo lanzaban el Cor¨¢n al suelo, lo pisoteaban, lo romp¨ªan y lo tiraban a un recipiente que se utilizaba como v¨¢ter. Cuando est¨¢bamos rezando juntos, 20 o 30 guardias nos interrump¨ªan, nos apuntaban con la escopeta y nos obligaban a volver a nuestra jaula, nos hac¨ªan poner las manos detr¨¢s de la cabeza y tiraban todo lo que hab¨ªa alrededor, incluido el Cor¨¢n, s¨®lo para divertirse".
"En un interrogatorio, un polic¨ªa lleg¨® con una copia del Cor¨¢n encima de su vaso de caf¨¦ de McDonald's. Se sent¨®, se ech¨® hacia atr¨¢s y coloc¨® sus piernas encima de la mesa. Luego empezaba a leer una versi¨®n del Cor¨¢n en ingl¨¦s e iba haciendo burlas: juramentos a Al¨¢, al Profeta, al Cor¨¢n. Y dec¨ªa, ridiculiz¨¢ndolo: 'Hay m¨¢s preguntas que respuestas".
AMIN SAID AL SHEIK "Dale las gracias a Jes¨²s por estar vivo"
Fue uno de los presos torturados en la c¨¢rcel iraqu¨ª de Abu Ghraib citados por The Washington Post cuando trascendi¨® el esc¨¢ndalo, en 2004, y Amnist¨ªa Internacional publica la siguiente descripci¨®n en su ¨²ltimo informe:
"Me desnudaron y me preguntaron: '?Le rezas a Al¨¢?'. Les respond¨ª que s¨ª. Entonces me dijeron: '?Que te jodan y que le jodan!'. Uno de ellos me dijo que me violar¨ªan. Me mostraron la fotograf¨ªa de una mujer y me hicieron colocar en una posici¨®n vergonzosa. Otro me pregunt¨®: '?Crees en alguien?'. Le contest¨¦ que cre¨ªa en ?l: 'Creo en Al¨¢'. Entonces me dijo: 'Pues yo creo en la tortura y te voy a torturar'. Me esposaron y me tiraron a la cama. Me ordenaron maldecir el Islam y como empezaron a pegarme en mi pierna rota, maldije mi religi¨®n. Me exigieron que diera las gracias a Jes¨²s por estar vivo. Hice lo que me ordenaron, aunque fue en contra de mis creencias".
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