La foto de Sadam en ropa interior rompe la campa?a de imagen de EE UU
La Casa Blanca y el Pent¨¢gono lamentan la filtraci¨®n y prometen una investigaci¨®n
Las fotos de Sadam Husein publicadas por los diarios sensacionalistas The Sun y The New York Post (pertenecientes al grupo de Rupert Murdoch) suponen un nuevo rev¨¦s en la campa?a en la que se ha embarcado EE UU para tratar de contrarrestar las manifestaciones en los pa¨ªses isl¨¢micos, tras la publicaci¨®n en Newsweek de una supuesta profanaci¨®n del Cor¨¢n en Guant¨¢namo. A eso hay que a?adir el impacto de un informe confidencial del Ej¨¦rcito, revelado por el diario The New York Times, con los angustiosos detalles de la muerte de dos j¨®venes afganos torturados en Bagram en 2002.
Tanto el presidente George W. Bush como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, fueron informados de la publicaci¨®n de las fotograf¨ªas del ex dictador y analizaron sus implicaciones: un claro fallo en el control interno de material delicado y una evidente violaci¨®n de las normas de la Convenci¨®n de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra, por no hablar del impacto sobre los sun¨ªes en Irak -la humillaci¨®n del ex presidente- y de que las im¨¢genes sirvan para arrojar m¨¢s gasolina al fuego iniciado por una supuesta profanaci¨®n del Cor¨¢n, revelado por la revista Newsweek, que despu¨¦s se retract¨®.
Bush, que apoy¨® la investigaci¨®n (tambi¨¦n lo exige el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja desde Ginebra), habl¨® ayer sobre las posibles reacciones en Irak: "No creo que una foto lleve a asesinatos; lo que hace que la gente se manifieste y asesine es una ideolog¨ªa". "Creo que
[los terroristas en Irak] est¨¢n inspirados por su intento de frenar la marcha de la libertad; est¨¢n motivados por una ideolog¨ªa tan b¨¢rbara y atrasada que a muchos occidentales les resulta dif¨ªcil entender su pensamiento".
La Casa Blanca y el Pent¨¢gono condenaron la publicaci¨®n de las fotos. La m¨¢s llamativa, la que est¨¢ en la primera p¨¢gina de los diarios sensacionalistas, recoge al ex presidente en su celda, en calzoncillos, doblando unos pantalones; en otra, aparece lav¨¢ndose la ropa. Las fotos proceden, seg¨²n The Sun, de fuentes militares estadounidenses, y, si hay que creer al diario sensacionalista, estos ser¨ªan los argumentos para haberlas filtrado: "Asestar un golpe a la resistencia, dejar claro que Sadam no es superm¨¢n o dios (...) Es importante que los iraqu¨ªes le vean as¨ª para destruir el mito; quiz¨¢ eso elimine la pasi¨®n que despierta entre los fan¨¢ticos que a¨²n le siguen; se acab¨®, los terribles d¨ªas del Partido Baaz de Sadam nunca volver¨¢n, y ¨¦sta es la prueba". Graham Dudman, director adjunto de The Sun, dijo que se ha pagado "una peque?a cantidad", inferior a 800 euros, y anunci¨® m¨¢s im¨¢genes en la edici¨®n de hoy, seg¨²n la agencia Associated Press.
Desde Bagdad, un portavoz militar dijo que "se est¨¢ investigando en profundidad lo ocurrido para saber qui¨¦n ha sido". En Washington, el Pent¨¢gono afirm¨® que las im¨¢genes parecen haber sido tomadas hace m¨¢s de un a?o y que "violan las normas militares y los criterios de la Convenci¨®n de Ginebra sobre el tratamiento humanitario de los detenidos". El mismo comunicado dice que el Ej¨¦rcito "asume su responsabilidad de garantizar la seguridad de todos los presos".
Sadam Husein fue detenido en diciembre de 2003. La publicaci¨®n de fotos tomadas tras su captura y durante la revisi¨®n m¨¦dica a la que fue sometido ya despertaron una oleada de protestas. Aunque su custodia legal corresponde al Gobierno iraqu¨ª, su seguridad depende de soldados estadounidenses, los ¨²nicos que tienen acceso al ex dictador, adem¨¢s de su equipo de abogados. Uno de ellos, Giovanni di Stefano, dijo ayer a la cadena CNN que las preguntas sobre las fotos son "irrelevantes" y que lo importante es que no se aplace m¨¢s el juicio, cuya celebraci¨®n a¨²n no tiene fecha fijada.
Muertos en Bagram
Por otra parte, The New York Times public¨® detalles de un informe confidencial de casi 2.000 folios del Departamento de Defensa en el que se investiga la muerte de dos j¨®venes afganos detenidos, en diciembre de 2002, en la base de Bagram. Las muertes, que desembocaron en la formulaci¨®n de acusaciones criminales contra siete soldados, se conoc¨ªan, pero el Ej¨¦rcito mantuvo que eran incidentes aislados y que los soldados culpables "violaron todas las normas que exigen un trato humanitario". La informaci¨®n firmada por el periodista Tim Golden dice que "los malos tratos de algunos interrogadores eran rutinarios y que los guardianes pod¨ªan golpear a detenidos que estaban maniatados casi con impunidad".
"Los prisioneros importantes o molestos eran esposados y encadenados al techo o a las puertas de sus celdas, a veces durante largos periodos, algo que los investigadores del Ej¨¦rcito consideran un hecho muy grave", a?ade el reportaje. A uno de los presos, un joven taxista de 22 a?os llamado Dilawar, le temblaban las piernas y ten¨ªa los brazos sin sentido despu¨¦s de haber estado encadenado por las mu?ecas durante largos periodos. En el interrogatorio, cuatro d¨ªas despu¨¦s de su detenci¨®n, el preso pidi¨® agua y uno de los dos soldados que le interrogaban le dio una botella de pl¨¢stico con un agujero en su base, de forma que mientras la destapaba el l¨ªquido se iba derramando.
Dilawar, que no pod¨ªa doblar las rodillas, volvi¨® a su celda con el anuncio de que se le enviar¨ªa un m¨¦dico, lo que no ocurri¨® hasta varias horas despu¨¦s. Cuando el doctor lleg¨®, el joven hab¨ªa muerto. Tambi¨¦n se detalla la muerte de otro detenido, Habibula, seis d¨ªas antes, y hay testimonios sobre una mujer que dio patadas, en el cuello y en los genitales, a dos presos a los que interrogaba, o sobre un detenido obligado a arrastrarse por el suelo de la celda para besar las botas de sus interrogadores.
Laura Bush critica al servicio secreto
El 11 de mayo (otro d¨ªa 11 en el calendario de los sobresaltos), Washington revivi¨® el p¨¢nico de los atentados de septiembre de 2001 cuando una avioneta viol¨® las normas de sobrevuelo de la capital estadounidense. Durante los 15 minutos que dur¨® la alarma -hasta que dos F-16 controlaron a la avioneta, pilotada por inexpertos ciudadanos- se desalojaron los edificios de las tres ramas del poder: la Casa Blanca, el Congreso y el Tribunal Supremo. S¨®lo hubo una persona en todo el pa¨ªs que durante esos minutos no supo lo que estaba pasando: George W. Bush. El presidente, reci¨¦n llegado de su viaje a Europa y Rusia, se relajaba con su deporte favorito, el ciclismo de monta?a, y nadie interrumpi¨® el paseo que se daba en ese momento por la campi?a de Maryland, cerca de la capital. Ahora, Laura Bush -cuya imagen se afianza cada d¨ªa m¨¢s en la opini¨®n p¨²blica- ha dicho lo que todo el mundo piensa: "Creo que deber¨ªan hab¨¦rselo dicho, pero no voy a especular sobre las razones", explic¨® en el avi¨®n que le llevaba a Jordania.
La Casa Blanca justific¨® el asunto diciendo que se hab¨ªan seguido las normas de seguridad -el vicepresidente Dick Cheney sali¨® a toda velocidad del recinto y la primera dama fue conducida al b¨²nker, con Nancy Reagan de visita en ese momento, y que no hizo falta interrumpir el paseo porque Bush no corri¨® peligro-. El servicio secreto inform¨® al presidente 40 minutos despu¨¦s de que se aclarara la situaci¨®n. ?Se molest¨® Bush? "No, la verdad es que no. Entendi¨® que se hab¨ªan seguido las normas", dijo la primera dama.
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