Madrid
Viajo mucho, pero en jornadas muy breves. Encuentro en los paseos, en las charlas y las comidas y las radios, que hay una identidad en el hombre espa?ol de cualquier sitio. No s¨¦ a qu¨¦ se debe: quiz¨¢ a mi desarraigo, a alg¨²n jud¨ªo lejano que puso su sello en mis genes, a que he vivido a?os en otros pa¨ªses. Una de las identidades que encuentro en el espa?ol de mar, el de monta?a y el de llanura es su fastidio por el Real Madrid, aparte de la cuesti¨®n de sus equipos regionales. Supongo que es por el nombre que lleva, por el de la ciudad de la que todav¨ªa se habla diciendo "la bota de Madrid"; cuando calzaba alpargatas. Cuando yo era peque?o (bueno, nunca he sido peque?o; ni siquiera ni?o, porque no me daba tiempo), el Madrid era el equipo rojo. Todo se coloreaba, y a veces por razones disparatadas. El adversario del Madrid era el Atl¨¦tico Aviaci¨®n; si la aviaci¨®n era la que hab¨ªa bombardeado Madrid, no hab¨ªa duda de d¨®nde hab¨ªa que estar. Como hab¨ªa que estar con L¨®pez Ibor y contra Vallejo-N¨¢gera: ¨¦ste fue a los ejercicios de c¨¢tedra de Psiquiatr¨ªa en Madrid con uniforme de general de sanidad, y L¨®pez Ibor, de civil, era disc¨ªpulo del doctor Peset, famoso m¨¦dico valenciano a quien hab¨ªan fusilado los fascistas porque era de Izquierda Republicana.
Todo esto y tantas cosas -el caf¨¦ al que se iba, los libros que se citaban...- serv¨ªan para ir progresando en una especie de anagn¨®risis, un reconocimiento entre unos y otros. En cuanto se conoc¨ªa a una persona bastaban tres o cuatro palabras para situarla en vencedores o vencidos. Cu¨¢ntas veces entre los vencidos han surgido amores de consuelo, de apoyo para quienes ten¨ªan la familia destrozada y la vida dif¨ªcil.
En todo esto, a m¨ª me da igual el Madrid que el Barcelona, y por eso advierto f¨¢cilmente el antimadridismo en otras ciudades, aunque a veces traten de contenerse por respeto a m¨ª. Les explico que soy madrile?o, pero no madridista, ni madrile?ista, ni nada parecido. En todo caso, me inclino ante Chamber¨ª, por ser algo y no un tipo demasiado soso. De todas maneras, siempre expreso lo mismo: Madrid es una ciudad v¨ªctima, una ciudad que perdi¨®, sobre la que se lanzaron pol¨ªticos y logreros en una sola identidad, y el negocio de la construcci¨®n fue siempre un patrimonio de los vencedores. Y ahora. Dentro de eso, hay un equipo de f¨²tbol que lleva el nombre de la ciudad y el privilegio de Real: y otro que se llama Atl¨¦tico de Madrid; y juro que me da igual quien gane o pierda, o si es el Barcelona o el Bilbao.
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