Formas convulsas
Me parece emocionante la exposici¨®n de Luis Candaudap (Bilbao, 1964) en la galer¨ªa bilba¨ªna Juan Manuel Lumbreras. Se trata de una pintura trabajada desde el sufrimiento. El resultado no es grato ni placentero. Parece como si el autor estuviera empe?ado en chocar contra s¨ª mismo. No otra cosa puede suceder cuando el primer impulso trazado en cada lienzo aspira a luchar contra cualquier forma contraria a ese impulso, al tiempo que busca la m¨¢xima conciliaci¨®n entre formas.
Para gestar ese universo quebradizo se sirve de collages, frottages y d¨¦collages, barridos, raspados, maculaturas y otra suerte de gestualidades. Pintura de ocultaciones y de formas flotantes. Formas en expansi¨®n e implosi¨®n, convulsas siempre. Luces deformantes, gusto por la cueva y lo subterr¨¢neo. Percibimos la penetrabilidad de unas zonas pict¨®ricas con otras, por todo lo cual surgen las agresiones, invasiones, los asaltos y avasallamientos permanentes. Nada de esto tendr¨ªa raz¨®n de ser si no repar¨¢ramos en los l¨ªmites. Ciertos paroxismos de los l¨ªmites son los que crean los espacios en los cuadros. Los l¨ªmites se dir¨ªa que van hiri¨¦ndose unos contra otros.
Las pocas concesiones que se permite est¨¢n a la vista, como cuando introduce unas pinceladas virtuosistas, al modo de peque?as licencias y permisibles desv¨ªos. Otra concesi¨®n, aunque en menor grado, la hallamos en algunos cuadros de grandes dimensiones, cuando introduce formas rectangulares que son como embocaduras de escenarios teatrales, sobre fondos de escenarios, que a su vez se superponen en otros fondos de escenarios.
Lo que hace memorable esta exposici¨®n es la demostraci¨®n de que aquello que a priori nos parece feo tenga derecho a vivir en cada cuadro, como convencionalmente admitimos que lo bello siempre tiene un puesto reservado en cada obra de creaci¨®n. Eso y que para lograrlo trate de fabricar un producto sumamente cr¨ªptico -debido a la lucha del primer impulso contra cualquier forma contraria a ese impulso-, para empe?arse a continuaci¨®n en clarificarlo de la mejor manera posible. Veo su arte subsumido en la sentencia de Ren¨¦ Char: "S¨®lo los ojos son todav¨ªa capaces de emitir un grito".
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