"Lo que piensa la Iglesia cat¨®lica sobre la clonaci¨®n s¨®lo puede retrasar la medicina"
S¨®lo hab¨ªa venido una vez a Espa?a -a Valencia, hace 14 a?os-, y ayer parec¨ªa sinceramente arrepentido de no haber visitado antes Barcelona -"?Tanto arte en una sola ciudad!"-, pero James Watson (Chicago, 1928), uno de los cient¨ªficos m¨¢s influyentes del siglo XX, recibir¨¢ hoy su primer doctorado honoris causa por una universidad espa?ola, la Aut¨®noma de Barcelona. Su padrino, el catedr¨¢tico de Cardiolog¨ªa Antoni Bay¨¦s de Luna, es consciente de que el premio es m¨¢s para la universidad que para Watson, pero asegura que no ha sido una pieza especialmente dif¨ªcil. M¨¢s vale tarde que nunca.
En 1953, cuando s¨®lo ten¨ªa 25 a?os, Watson descubri¨® junto al cient¨ªfico brit¨¢nico Francis Crick la doble h¨¦lice del ADN, el secreto de la vida. De aquel hallazgo esencial viene directamente el proyecto genoma, del que Watson fue el principal impulsor, y el primer director hasta 1992. Lleva casi cuarenta a?os al frente de uno de los mejores laboratorios de biolog¨ªa del mundo, el Cold Spring Harbor de Nueva York.
"La decisi¨®n sobre qu¨¦ genes evitarles a los hijos debe ser de cada familia"
"Probablemente la gente deber¨¢ facilitar su informaci¨®n gen¨®mica a las aseguradoras"
En 1962 recibi¨® el premio Nobel de Medicina y en 1968 public¨® La doble h¨¦lice, un cl¨¢sico de la divulgaci¨®n cient¨ªfica. Su ¨²ltimo libro, ADN, demostr¨® hace un par de a?os que su estilo directo, agudo y transparente sigue en muy buena forma. Habla con lentitud, y se interrumpe a menudo para buscar un ejemplo, o afilar un argumento al ritmo de su respiraci¨®n agitada.
Pregunta. ?C¨®mo eval¨²a el experimento de clonaci¨®n terap¨¦utica que los cient¨ªficos coreanos presentaron la semana pasada?
Respuesta. Simplemente muestra que la clonaci¨®n terap¨¦utica es posible, de modo que deber¨ªamos seguir adelante y ver hasta d¨®nde podemos llegar. Por supuesto que el experimento no es perfecto. Por ejemplo, los genes mitocondriales
[que est¨¢n fuera del n¨²cleo, y por tanto no pertenecen al paciente, sino a la donante del ¨®vulo] est¨¢n ah¨ª, y las c¨¦lulas no son por tanto un clon perfecto del paciente. Otro ejemplo: para que funcione es preciso usar ¨®vulos de una mujer joven, y esto plantea un problema ¨¦tico, porque la mujer podr¨ªa preferir usarlos para tener ni?os. Pero no son obst¨¢culos insalvables, y es muy bueno saber que ¨¦ste no era un paso tan dif¨ªcil despu¨¦s de todo.
P. ?Qu¨¦ pasar¨¢ en su pa¨ªs, Estados Unidos, si el Gobierno sigue sin aprobar fondos federales para la investigaci¨®n con embriones y c¨¦lulas madre?
R. Bueno, la partida presupuestaria aprobada en California
[3.000 millones de d¨®lares para los pr¨®ximos diez a?os] es probablemente suficiente para hacer los experimentos necesarios. El Reino Unido, por su lado, va un par de a?os por detr¨¢s de los coreanos, en parte porque, de momento, no tienen a casi nadie trabajando en ello, y en parte porque no quieren ofender a ciertos sectores. Es una l¨ªnea de investigaci¨®n pol¨¦mica, y debemos proceder lentamente, pero ser¨ªa una estupidez renunciar a ello. Tengo la impresi¨®n de que los chinos tambi¨¦n est¨¢n en ello. Podr¨ªa ser un campo cient¨ªfico dominado por el lejano Oriente.
P. ?Podr¨ªa ocurrir?
R. S¨ª. Es muy duro renunciar a algo que puede hacer un bien con el argumento de que podr¨ªa usarse mal. Lo que la Iglesia cat¨®lica piensa sobre la clonaci¨®n puede ser un completo error, y lo ¨²nico que pueden conseguir es retrasar la medicina en Europa y los Estados Unidos. No sabemos si funcionar¨¢, pero nuestra obligaci¨®n es intentarlo.
P. ?Es necesario que la informaci¨®n gen¨¦tica sea confidencial?
R. Una compa?¨ªa de New Heaven que secuencia genes muy r¨¢pido me ha pedido una muestra de mi ADN para descifrarla. Me dijeron que les llevar¨ªa un a?o y costar¨ªa un mill¨®n de d¨®lares. Les respond¨ª en broma: "H¨¢ganme todo el genoma excepto el gen de la apolipoprote¨ªna E".
P. ?Y eso?
R. Es que ese gen predice la propensi¨®n al Alzheimer, y no quiero saberla.
P. ?No quiere saberla?
R. No, no quiero saberlo. As¨ª puedo pensar lo que me d¨¦ la gana. Y que me digan cu¨¢les son mis talentos potenciales ahora que tengo 77 a?os, pues la verdad... En general, t¨² quieres saber todos los datos que pueden mejorar su vida, pero no aqu¨¦llos sobre los que no puedes hacer nada, aparte de cogerte una depresi¨®n.
P. Pero las aseguradoras dicen: si usted sabe sus datos gen¨¦ticos, yo debo saberlos tambi¨¦n.
R. Bueno, antes de hacerte una p¨®liza, podr¨ªan preguntarte: "?Conoce usted su genoma?". Si t¨² mientes y dices que no, podr¨¢n demandarte o penalizarte cuando se den cuenta del enga?o. No s¨¦, probablemente la gente deber¨¢ facilitar su informaci¨®n gen¨®mica a las aseguradoras.
P. Todo el mundo acepta la selecci¨®n gen¨¦tica de embriones para evitarle una enfermedad al propio embri¨®n. Espa?a acaba de aprobar hacerlo para que el embri¨®n sea compatible con un hermano enfermo y pueda salvarle. ?D¨®nde hay que poner la l¨ªnea?
R. No debe haber l¨ªnea. La decisi¨®n debe ser de los padres, y cada padre tiene una l¨ªnea diferente. Por ejemplo, yo no veo qu¨¦ problema hay con seleccionar el sexo si una mujer que ya tiene tres hijos varones quiere una hija.
P. ?Hay riesgo de que vuelva la eugenesia?
R. Creo que la eugenesia est¨¢ condenada a volver en un sentido: que todo el mundo quiere tener hijos lo m¨¢s saludables que sea posible.
P. ?Y que sean m¨¢s inteligentes?
R. Pues eso tambi¨¦n me parece una buena cosa.
P. ?Que no tengan propensi¨®n a las adicciones, o a la depresi¨®n?
R. Es dif¨ªcil encontrar un buen argumento general contra la idea de hacer seres humanos mejores. Por supuesto, ahora mismo tenemos uno muy bueno: que no sabemos c¨®mo hacerlo. Todo lo que podemos hacer ahora es evitar que nazcan ni?os con enfermedades horribles. Tal vez, dir¨¢ usted, si evitamos los genes de predisposici¨®n al trastorno bipolar nos quedaremos sin genios creativos. Puede ser un argumento. Pero toda familia en que se dan casos sabe que el trastorno bipolar es una enfermedad terrible. No creo que el Gobierno espa?ol o el estadounidense puedan decidir lo que es bueno para la familia espa?ola, o para la estadounidense. Es una decisi¨®n de cada familia.
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