Dise?o, de lo festivo a lo productivo
Despu¨¦s de a?os batallando para que el dise?o -ese buen hacer creativo- est¨¦ presente en todas las cosas que conforman nuestro entorno cotidiano, incluso en las m¨¢s humildes, hay que reconocer que eso a¨²n no se ha logrado. Quienes iniciamos este movimiento, ve¨ªamos en el dise?o una nueva cultura creativa capaz de replantear todo nuestro entorno desde una nueva perspectiva, eludiendo lo superfluo, los modismos, hallando en cada caso la soluci¨®n m¨¢s simple, m¨¢s depurada, aquella que sirva mejor con la discreci¨®n de lo eficaz.
Un an¨¢lisis de lo ocurrido en este pa¨ªs en estos casi 50 ¨²ltimos a?os muestra que, si bien se han creado obras excepcionales -que forman ya parte de la cultura objetual de nuestra ¨¦poca- el buen dise?o sigue ausente en la mayor¨ªa de lo que utilizamos todos. Los ¨²nicos productos que presumen de dise?o hoy son, en su mayor¨ªa, art¨ªculos exclusivos -sobre todo mobiliario o luminaria- que suelen cuidar m¨¢s la apariencia que aportar una mejora sustancial en las prestaciones, hasta el extremo de que esos dise?os s¨®lo se encuentran en tiendas especializadas. Lo que las dem¨¢s tiendas siguen ofreciendo dista mucho de ser buen dise?o. Productos tradicionales, en el peor sentido de la palabra, banales reediciones de s¨ª mismos. Como si el buen dise?o no tuviera que beneficiar tambi¨¦n a todo lo dem¨¢s. Si el dise?o ha sido requerido, sobre todo, por marcas elitistas para crear productos prestigiosos no significa que no pueda aportar tambi¨¦n su contribuci¨®n creativa a esos otros productos m¨¢s populares. Ikea o Habitat han demostrado que pueden existir mobiliarios y enseres dom¨¦sticos bien dise?ados. Productos asequibles, innovadores e ingeniosos en los que encontramos tanta o m¨¢s creatividad de la buena que en muchos dise?os exclusivos.
Todo esto indica que si bien se habla mucho del dise?o, esta disciplina creativa a¨²n no ha asumido el papel que le corresponde en la sociedad industrial. Es hora de reorientar las pol¨ªticas. Dejar atr¨¢s tantos actos festivos, muy vistosos, pero que poco han ayudado a dar cuenta de esa misi¨®n relevante que el dise?o ha de tener. Han sido sin duda bellos espect¨¢culos, placenteros incluso, pero que, como fuegos artificiales, al final s¨®lo dejan humo y cenizas. Es hora de encarar seriamente la verdadera problem¨¢tica, la que consiga que el dise?o, en todas sus vertientes, se integre plenamente en el quehacer creativo de todas las empresas. El reto hoy es lograr que el dise?o est¨¦ presente en todos aquellos productos de la vida cotidiana. Aquellos que atienden discretamente de un modo efectivo las necesidades reales de la gente, logrando as¨ª que estos productos aporten el m¨¢ximo bienestar a muchos, pues todas las cosas que nos rodean son creadas para sernos ¨²tiles y serlo del mejor modo posible. Lo que se le pide tanto a una silla como a un exprimidor es que nos facilite y simplifique la vida aport¨¢ndonos comodidad.
Este cambio de orientaci¨®n ser¨¢ posible si todos, instituciones y empresarios, lo entienden as¨ª y, cada uno desde su perspectiva, contribuyen a lograrlo. El dise?o s¨®lo llegar¨¢ a dar la medida de su relevancia si logra intervenir con acciones creativas efectivas en aquellos sectores y servicios que afectan a la calidad de vida de la gente. Sectores y servicios poco espectaculares, pero en los que se encuentran la mayor¨ªa de problemas, objetos y necesidades que influyen en la calidad de nuestra cotidianidad. Es hora de centrar las iniciativas en hacer llegar el buen dise?o a esos sectores y servicios, con operaciones sin duda menos vistosas pero m¨¢s efectivas para que se consiga, de modo progresivo, aportar buen dise?o para todo.
Andr¨¦ Ricard es dise?ador.
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