Matanza en el mercado
El 25 de mayo de 1938, hace hoy 67 a?os, sobre las 11 de la ma?ana, nueve bombardeos italianos, probablemente Savo¨ªa, procedentes de la base a¨¦rea de Mallorca, arrojaron su terrible carga sobre un objetivo inequ¨ªvocamente civil, indefenso, inerme: el Mercado Central de Alicante. En tres oleadas, la aviaci¨®n fascista al servicio del general Franco asesin¨® a varios centenares de personas, en su mayor¨ªa mujeres y ni?os, que a aquellas horas hac¨ªan la precaria cesta de la compra. "Aquel d¨ªa, entr¨® mucha sardina", han manifestado varios testigos. Pero lo que entr¨®, sin ninguna duda, fue la barbarie, el odio y el ensa?amiento. Las cifras de v¨ªctimas mortales se sit¨²an, seg¨²n diversas fuentes, entre 236 y 313, adem¨¢s de numerosos heridos. Las escenas que se produjeron, descritas por muchos de los que las sufrieron y presenciaron, en medio de las explosiones o en sus proximidades, resultan estremecedoras y dantescas, sin exageraci¨®n. "La sangre corr¨ªa por la calzada hacia las alcantarillas", "Los cad¨¢veres, mutilados, irreconocibles, se transportaban en carros y camiones". El cuerpo consular acreditado en la ciudad manifest¨® por escrito al gobernador Jes¨²s Monz¨®n: "(...) El hecho de que desgraciadamente el ataque haya sido recibido en el casco c¨¦ntrico de la poblaci¨®n, alejado de objetivos militares y que por ello las numerosas v¨ªctimas producidas pertenecen al elemento civil, har¨¢ m¨¢s hondo el dolor y excita m¨¢s intensamente la condolencia de esta Corporaci¨®n (...)". Por su parte, una comisi¨®n brit¨¢nica del gobierno conservador de Chamberlain constat¨®, en su visita a Alicante, "agresiones deliberadas contra la poblaci¨®n civil". Sin embargo, durante mucho tiempo, esta acci¨®n abyecta y cobardemente calculada, se pretendi¨® borrar de la memoria de todo un pueblo. De un pueblo que esta tarde, y en el mismo lugar donde se perpetr¨® la matanza, puede levantar un monumento de flores y testimonios a cuantos se dejaron inocencia, esperanza y vida, en medio de tanta infamia. Se ha dicho: "A quien recuerda, habr¨ªan de arrancarle un ojo, pero a quien olvida habr¨ªan de arrancarle los dos".
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