Grandeza, lirismo y austeridad
Los ciclos de Iberm¨²sica mantienen el inter¨¦s m¨¢s acusado por la persistencia de conjuntos, solistas y maestros de singular importancia. Ahora vuelve a estas series una de las m¨¢s s¨®lidas batutas europeas: Kurt Masur (Brieg, Silesia, 1927), y lo hace al frente de la Orquesta Nacional de Francia, despu¨¦s de habernos visitado anteriormente con la Royal Philharmonic de Londres, la Gewandhaus de Leipzig y la New York Philharmonic, entre los a?os 1979 y 2001.
Pueden vanagloriarse la Nacional francesa y el maestro Masur de la extremada calidad, pujanza, flexibilidad y una especial fisonom¨ªa al abordar el sinfonismo bruckneriano y el de Mozart, pues si la Sinfon¨ªa en sol menor (K. 550) del salzburgu¨¦s nos trajo rediviva la gracia fluida y prerrom¨¢ntica hecha perfecci¨®n, la S¨¦ptima de Anton Bruckner, estrenada por Nickisch casi un siglo despu¨¦s, se alza como un monumento al sinfonismo del XIX, no menos perfecto que el de su antecesor en la historia.
Ciclos de Iberm¨²sica
Orquesta Nacional de Par¨ªs. Director: K. Masur. Obras de Mozart y Bruckner. Auditorio Nacional. Madrid, 23 de mayo.
Cada gran autor conlleva en sus mensajes un "ideal sonoro" y suele ser moneda de libre circulaci¨®n la asignaci¨®n de una raz¨®n de ser a determinadas filiaciones culturales, hist¨®ricas y geogr¨¢ficas. As¨ª, m¨¢s de una o mil veces, se ha podido hablar de la exuberancia bruckneriana cuando podr¨ªamos aludir, m¨¢s bien, a la justeza y hasta la mesura del m¨²sico de Ansfelden.
Lo verdaderamente dif¨ªcil es la soluci¨®n del qu¨¦ y el c¨®mo se nos transmite con fidelidad el orden est¨¦tico, human¨ªstico y puramente musical de creadores tan personificados como Mozart y Bruckner. Y Kurt Masur, maestro completo, esp¨ªritu abierto que prolonga su repertorio hasta la misma contemporaneidad, hace de la Nacional de Francia un instrumento de ejemplar movilidad y capacidad de asunci¨®n t¨¦cnico-estil¨ªstica.
El resultado han sido unas versiones magn¨ªficamente armoniosas al conjugar grandeza que puede tornarse intimidad, lirismo que roza la m¨ªstica y austeridad que no se permite la menor ganga personal a?adida. Se trata, nada m¨¢s y nada menos, que de servir a la m¨²sica en su verdad y expresarla en sus funciones afectivas con luminosidad e inteligencia.
Se comprende entonces la reacci¨®n entusiasta de la audiencia y la felicidad de hora y media de m¨²sica en toda su perdurable vigencia. Brava, brav¨ªsima la orquesta, unida estrechamente a su maestro, gran clarificador de lo que con excesiva insistencia se califica como "misterio" y puede tornarse realidad.
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