Ni un kil¨®metro sin cine

Cans es una aldea pontevedresa de apenas 200 habitantes, que tambi¨¦n tiene su festival de cine, en este caso de cortos. Se celebra al mismo tiempo que el franc¨¦s de Cannes, por aquello de que m¨¢s o menos sus nombres se pronuncian parecido. Al igual que en el festival de la Costa Azul, en Cans tambi¨¦n tienen alfombra roja para que se deslicen por ella las estrellas, pero en lugar de desplazarse en lujosas limusinas, los invitados llegan en tractores, y las salas de proyecci¨®n son cobertizos y pajares. En Cans tienen, pues, agroglamour. Y buen humor.

Naturalmente no todos son as¨ª. Acaban de celebrarse el festival de M¨¢laga sobre cine espa?ol, el de Tarifa sobre cine africano, el de documentales de Madrid Documenta, entre otros. Estos d¨ªas se celebran o est¨¢n a punto de abrir sus puertas el primer festival de Asturias que premiar¨¢ a Gil Parrondo; el de cortos de Madrid; el de cine jud¨ªo de Barcelona; la semana de cine espa?ol Costa del Sol-Estepona que rinde homenaje a los actores Mar¨ªa Galiana y Fernando Tejero y al director Javier Aguirre; el festival internacional de Cinema del Medi Ambient de Catalunya, que se centrar¨¢ este a?o en el cambio clim¨¢tico; el de cine de humor de Pe?¨ªscola que premia a Assumpta Serna y donde dicen que est¨¢ habiendo "motos y buen cine"; el a?ejo festival de cine latinoamericano de Huelva, que arrastra un d¨¦ficit de casi medio mill¨®n de euros; el primer congreso de cine europeo contempor¨¢neo en Barcelona, que dedica un homenaje al director Alexander Sokurov, pr¨¢cticamente desconocido en los cine espa?oles; el maduro festival de cine corto de Huesca que este a?o rendir¨¢ homenaje a la actriz Antonia San Juan... Por otra parte, los se?eros festivales de Valladolid y Valencia estrenan director, mientras que el de San Sebasti¨¢n se pelea con un nuevo festival en Montreal que ha usurpado sus mismas fechas...

De a?o en a?o van proliferado los festivales de cine y no s¨®lo en Espa?a... a medida que decrece la asistencia de p¨²blico a las salas comerciales. ?Fomentan la afici¨®n o forman parte de las actividades l¨²dicas de los ayuntamientos? Bastantes de estos festivales no son m¨¢s que ciclos de cine que suplen la ausencia de pel¨ªculas de inter¨¦s en las salas de cada localidad, caso de que ¨¦stas existan, pero todos quieren crecer, y que vayan estrellas con o sin alfombra roja. Por ejemplo, el festival de Islantilla (Huelva) anunci¨® con delirios de grandeza que el festival de Cannes les hab¨ªa invitado para presentar all¨ª sus actividades, lo que es inveros¨ªmil. No hay alcalde ni concejal que no quiera una foto con la estrella de moda. Si no se puede invitar a Nicole Kidman, se invita a estrellas de la tele. No se hacen en el mundo tantas buenas pel¨ªculas como para alimentar la programaci¨®n de tantos festivales ni hay espacio en los medios informativos para dedicarles atenci¨®n, a pesar de lo cual hay cronistas que cabalgan de un festival a otro, viviendo todo el a?o de ellos, sin apenas pisar su domicilio fijo. Pagando justos por pecadores, hay demasiados festivales de cine. Y mientras tanto, sigue la crisis. Lo ha demostrado la incapacidad econ¨®mica de la mayor¨ªa de los distribuidores cl¨¢sicos espa?oles para comprar la ¨²ltima de Woody Allen, que arras¨® en Cannes. Finalmente ha podido hacerlo una distribuidora de reciente cu?o. ?No es contradictorio que haya por todas partes tanto amor al cine y que a la vez no sea negocio importar la obra de un genio?