Interrogantes de una reforma
El reciente acuerdo alcanzado entre PP y PSPV-PSOE en la Comunidad Valenciana para iniciar el proceso de reforma del Estatuto de Autonom¨ªa de la Comunidad Valenciana sobre un texto consensuado encierra muchas claves. Algunas son conocidas. Otras no tanto. Algunas probablemente no podr¨¢n explicarse nunca. Sea como fuere, su dimensi¨®n pol¨ªtica trasciende el ¨¢mbito regional y al tratarse de la primera de las propuestas de reforma estatutaria que presumiblemente llegar¨¢ al parlamento espa?ol, invita a reflexionar sobre su significado en el actual contexto pol¨ªtico.
Del acuerdo hay que destacar, en primer lugar, la importancia del consenso pol¨ªtico como valor en s¨ª mismo y como expresi¨®n de voluntad pol¨ªtica de ser. A veces, menos de lo que ser¨ªa aconsejable, la pol¨ªtica emite se?ales positivas y como tales son percibidas por los ciudadanos. En este caso se transmite la idea de que ha existido voluntad de construir juntos sin estridencias, de sumar, de resolver un problema pol¨ªtico atendiendo al inter¨¦s general. Eso s¨ª, siendo plenamente conscientes del momento pol¨ªtico que vive el Estado y de las posibilidades pol¨ªticas reales de prosperar que tiene una propuesta elaborada desde la Comunidad Valenciana. Este efecto pedag¨®gico del consenso es particularmente importante entre los valencianos, pueblo que en ocasiones anda falto de autoestima y a veces de confianza en su propia capacidad y la de sus representantes pol¨ªticos.
En segundo lugar, merecen valoraci¨®n las nuevas propuestas incorporadas. Sin duda existen sombras y ausencias importantes. Tambi¨¦n se mantienen en el texto rutinas, inercias y figuras que encajan mal con los nuevos desaf¨ªos de una sociedad que ha cambiado profundamente durante los a?os de vigencia del Estatuto de Autonom¨ªa que ahora se pretende reformar. Hay tambi¨¦n algunas renuncias. Sin embargo, deben valorarse algunos avances importantes en el terreno de los valores, de los derechos de ciudadan¨ªa, de la financiaci¨®n o de los l¨ªmites competenciales en materia de justicia. Con todo, conviene recordar que un estatuto no es un programa electoral, sino un marco para la convivencia que debe tener el grado suficiente de flexibilidad como para que gobiernos muy diferentes puedan desarrollar pol¨ªticas de signo opuesto. Un Estatuto que se ha querido abierto, sin excesivas concreciones y con cl¨¢usulas de cautela, contra lo que pudiera pensarse es una norma que puede tener garantizada una vida m¨¢s larga.
Pero, sobre todo, conviene no olvidar que hace muy poco tiempo -y s¨¦ de lo que estoy hablando- las direcciones nacionales de los dos grandes partidos ni siquiera quer¨ªan o¨ªr hablar de la posibilidad de que una reforma del Estatuto de la Comunidad Valenciana incluyera la referencia a "nacionalidad hist¨®rica" y la posibilidad de disoluci¨®n anticipada de las cortes regionales. Ahora, sin embargo, estas cuestiones que fueron impedidas en el pasado son favorecidas situando a la Comunidad Valenciana en primer lugar. El actual presidente del Gobierno central, Rodr¨ªguez Zapatero, sin duda ha tenido mucho que ver en el desbloqueo y en la posibilidad de que la que propuesta sit¨²e a la Comunidad Valenciana en el grupo de nacionalidades hist¨®ricas.
Esta ¨²ltima cuesti¨®n nos lleva a la tercera, y probablemente m¨¢s importante, de las reflexiones que en forma de interrogantes quiero compartir. Est¨¢ fuera de toda duda que el Estado ha iniciado una segunda fase en la etapa de transici¨®n pol¨ªtica que inaugur¨® la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978 y de los Estatutos de Autonom¨ªa. Esta segunda fase de la transici¨®n, impulsada por las fuerzas progresistas, implica en primer lugar incorporar modificaciones estatutarias y, en su caso, constitucionales, que supongan mejoras sustanciales en el terreno de la eficacia de un Estado compuesto. Pero esencialmente se acomete para intentar abordar, con intenci¨®n de resolverlo, el desaf¨ªo pol¨ªtico de encontrar un mejor encaje a las aspiraciones hist¨®ricas de las nacionalidades vasca y catalana. Y en este caso la cuesti¨®n nada tiene que ver con la cesi¨®n de m¨¢s competencias o con el desarrollo de un nuevo modelo de financiaci¨®n, sino con la definici¨®n de una nueva relaci¨®n entre el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a con el conjunto del Estado.
La reforma del Estatuto valenciano se ha hecho indudablemente en clave de pol¨ªtica espa?ola, pero ?con qu¨¦ intenci¨®n? ?Con la de que constituya un referente de m¨¢ximos para el resto de reformas estatutarias? ?Ese referente de m¨¢ximos, con algunas variaciones, afecta tambi¨¦n a Catalu?a y al Pa¨ªs Vasco o ¨²nicamente a las otras catorce Comunidades Aut¨®nomas? En caso de que las reformas propuestas por Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco implicaran el establecimiento de otro nivel de relaci¨®n entre esas Comunidades y el resto del Estado ?los grupos pol¨ªticos mayoritarios en las Cortes asumir¨¢n la posibilidad de un doble rasero pol¨ªtico con relaci¨®n al modelo de Estado? ?Cu¨¢ntas nacionalidades hist¨®ricas con derecho a disoluci¨®n anticipada quedar¨¢n establecidas cuando finalice el proceso de reformas? ?Tendremos una nueva distinci¨®n entre naciones (Pa¨ªs Vasco y Catalu?a), nacionalidades hist¨®ricas (Comunidad Valenciana, Navarra, Galicia, Arag¨®n, Baleares...) y regiones? ?D¨®nde queda Andaluc¨ªa? ?Es asumible pensar en dar contenido pol¨ªtico diferente a la relaci¨®n entre el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a y el resto? ?Es posible incluso pensar en una relaci¨®n con el Estado diferente a su vez entre el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a? Y si nada de esto es posible porque se tratara de un problema insoluble ?podremos seguir "conllevando" -como dir¨ªa Ortega y Gasset- el problema vasco y catal¨¢n sin atender sus demandas pol¨ªticas?
En definitiva, la reforma del Estatuto se ha hecho en clave de pol¨ªtica espa?ola, pero ?se impulsa con vocaci¨®n de ser cola de le¨®n o cabeza de rat¨®n? Creo que los responsables pol¨ªticos de la Comunidad Valenciana han hecho bien su trabajo, pero todav¨ªa quedan muchos interrogantes por despejar. Raz¨®n de m¨¢s para concebir una reforma abierta, flexible, realista y prudente porque el camino de la pol¨ªtica espa?ola en relaci¨®n con el modelo de Estado inicia un nuevo recorrido de final incierto.
Joan Romero es profesor de Geograf¨ªa Pol¨ªtica en la Universidad de Valencia.
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