Pedazo de orquesta
Siempre ha sido una grand¨ªsima orquesta, pero hay que reconocer que los ¨²ltimos a?os de la Sinf¨®nica de Londres son de dulce. Michael Tilson Thomas se la pas¨® a Colin Davis en estado de gracia, ¨¦ste la ha mantenido en plena forma y el ruso Valeri Gergiev heredar¨¢, en enero de 2007, una formaci¨®n que causa admiraci¨®n y envidia a quienes vivimos otras realidades. Los aficionados la conocen bien, as¨ª que a qu¨¦ insistir en la redondez de las cuerdas, la sutileza de las maderas, la exactitud de los metales, no en vano en su n¨®mina se hallan nombres como los de Andrew Marriner, Roy Carter, Tim Hugh o su nuevo concertino Illya Konovalov. Un lujo que hasta se permite tener su propia casa de discos y venderlos baratos.
Orquesta Sinf¨®nica de Londres
Han-Na Chang, violonchelo. Director: Antonio Pappano. Obras de Bernstein, Shostakovich y Rachmaninov. Iberm¨²sica. Auditorio Nacional, Madrid, 28 de mayo.
Han vuelto a Madrid los londinenses con un maestro con el que trabajan muy a gusto, Antonio Pappano (Londres, 1959), y con un programa muy interesante que se abri¨® con una estupenda versi¨®n de la suite de la m¨²sica que Leonard Bernstein compuso para la pel¨ªcula de Elia Kazan In the Waterfront, traducida en Espa?a como La ley del silencio, que no s¨®lo es una de las mejores partituras de su autor sino m¨²sica de cine perfectamente capaz de traspasar su pretexto. Ah¨ª ya qued¨® de manifiesto una disciplina, una opulencia y un virtuosismo -por ejemplo el del primer trompa- que volver¨ªan a aparecer en una Segunda sinfon¨ªa de Rachmaninov a la que se le propinaron los cortes de rigor en el primer movimiento.
Una bella partitura
Fue una de esas lecturas que reivindican los valores de una partitura llena de bellezas, magn¨ªficamente estructurada, y a la que siempre se le ha mirado por encima del hombro, como si su autor tuviera que ser poco menos que Sch?nberg, olvidando que se compuso en 1908 y que es hija de su tiempo aunque aparentemente lo niegue. Lo mejor de la direcci¨®n de Pappano -corto de estatura, de maneras muy directas, apasionado y atent¨ªsimo siempre- fue un Adagio en el que la orquesta vol¨® por sus alturas l¨ªricas y su director supo diferenciar los planos -en las cuerdas sobre todo- con una enorme pericia.
Entre ambas obras, la violonchelista Han-Na Chang (Se¨²l, 1983) fue solista en el Concierto n¨²mero 1 de Shostakovich. La coreana luci¨® precioso sonido y una fluidez de l¨ªnea verdaderamente admirables, que quedaron bien demostradas en la cadenza. Sin embargo, Pappano y ella dieron la sensaci¨®n de que a¨²n les queda por profundizar en una pieza de la que no extrajeron todo su car¨¢cter, ese que saben darle Maisky -que ha sido uno de los maestros de la joven promesa- o Mork, y que tiene que ver con la iron¨ªa y la desolaci¨®n tan marca de la casa. Por eso les qued¨® una versi¨®n algo cansina y un punto distanciada.
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