Desde la infancia
Sobre todo a nivel profesional, el tenis es un deporte en el que el rendimiento depende de m¨²ltiples cualidades f¨ªsicas: potencia y fuerza muscular, agilidad, velocidad, explosividad y una coordinaci¨®n motora muy desarrollada. Y, por encima de todo, una gran fortaleza mental. As¨ª, la mayor¨ªa de los cient¨ªficos y los entrenadores piensan que el que quiera llegar a lo m¨¢s alto debe iniciarse muy pronto. Desde la infancia. S¨®lo as¨ª podr¨¢ llegar a desarrollar al m¨¢ximo todas estas cualidades.
Adem¨¢s, el tenista profesional ha de tener una buena condici¨®n f¨ªsica y ser bastante resistente. Y m¨¢s en partidos largos (a cinco sets) sobre tierra batida, como los de Roland Garros, en los que los puntos duran m¨¢s que en superficies r¨¢pidas y de hierba. De lo contrario, de poco le valdr¨¢n la t¨¦cnica, la coordinaci¨®n o la capacidad de concentraci¨®n que tantos a?os le cost¨® adquirir. Ninguna de estas cualidades es inmune a la fatiga f¨ªsica. Por ejemplo, los reflejos y la capacidad de reacci¨®n no son los mismos en un tenista cansado que en uno fresco. Y menos a¨²n con calor. En s¨®lo dos horas, con una temperatura alta pero no sofocante, como las que se puede encontrar en Roland Garros (de 25 grados, por ejemplo), un tenista puede llegar a perder dos litros de sudor. Y con ello, reflejos y coordinaci¨®n.
Desde luego, el tenis no es comparable a otros deportes tan exigentes como el ciclismo o el atletismo. La mayor¨ªa de los puntos no duran m¨¢s de 20 segundos y el tiempo de juego real no representa m¨¢s del 20-30% del total del partido. Pero conviene matizar. A lo largo del partido, el coraz¨®n de un jugador late a una velocidad media de 140-160 latidos por minuto (lpm). Y puede alcanzar incluso los 200 lpm en los puntos m¨¢s disputados. Aunque estos periodos de alta intensidad son relativamente cortos, una buena condici¨®n f¨ªsica ayuda a que la frecuencia cardiaca se recupere r¨¢pidamente en los descansos entre puntos y juegos. Algo esencial, ya que es imposible prepararse mentalmente y concentrarse para el siguiente punto si el coraz¨®n sigue latiendo a todo trapo. De hecho, aunque la resistencia de un tenista es l¨®gicamente inferior a la de un fondista, su coraz¨®n es grande y fuerte y su m¨¢xima capacidad cardiorrespiratoria -se eval¨²a mientras el deportista corre sobre un tapiz rodante a velocidades crecientes hasta el agotamiento- es comparable a la de los futbolistas profesionales.
Por todo lo citado, al tenista no le vale s¨®lo con el trabajo de pista para desarrollar su resistencia f¨ªsica: tambi¨¦n debe realizar ejercicios adicionales, como la carrera a pie (footing). Lo malo del trabajo de resistencia es que suele interferir con el desarrollo de otras cualidades tan importantes como la potencia o la explosividad. En efecto, las c¨¦lulas (fibras) musculares r¨¢pidas (tipo IIX), que son las responsables de que los m¨²sculos se contraigan con fuerza y a toda velocidad, tienden a transformarse en fibras m¨¢s lentas (tipo IIa). ?stas son m¨¢s resistentes, pero al precio de ser menos fuertes y veloces. Para que se entrenen los dos tipos de fibras a la vez, sin ir en detrimento de ninguna de las dos, una posible soluci¨®n es realizar trabajo de tipo interv¨¢lico, como el de los corredores de mediofondo. Por ejemplo, varias series de carrera a pie a toda velocidad y con recuperaciones cortas entre las mismas.
Por ¨²ltimo, el tenista de alto nivel puede padecer bastantes lesiones a lo largo de su carrera deportiva: aproximadamente, dos por cada mil horas de juego. Y, aun estando lesionado, en muchos casos no tiene m¨¢s remedio que seguir jugando. As¨ª, las lesiones en este deporte suelen ser por abuso en articulaciones (hombro y codo sobre todo) y m¨²sculos (espalda, sobre todo, pero tambi¨¦n en los m¨²sculos de las extremidades inferiores). Con el objeto de disminuir al m¨¢ximo el riesgo de sufrir lesiones, todos los jugadores deben realizar entrenamientos de fuerza (con pesas, por ejemplo) y abundantes estiramientos. S¨®lo as¨ª consiguen fortalecer m¨²sculos y articulaciones y mejorar su movilidad.
Alejandro Luc¨ªa es catedr¨¢tico de la Universidad Europea de Madrid.
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