Dos modelos territoriales enfrentados
Detr¨¢s de los 25 a?os de pol¨¦mica sobre la Carta Municipal de Barcelona hay dos concepciones de Catalu?a o, si no se quiere ser tan ampuloso, de la organizaci¨®n territorial de Catalu?a. La izquierda en general y los socialistas en particular defienden una Catalu?a ciudad, predominantemente urbana, en la que el hecho metropolitano es innegable, ejerza o no de contrapoder auton¨®mico. Frente a esta concepci¨®n, la convergente: una Catalu?a fragmentada y comarcalista.
Por esa concepci¨®n, las leyes territoriales impuestas por CiU cuando ten¨ªa mayor¨ªa parlamentaria suprimieron la Corporaci¨®n Metropolitana de Barcelona (CMB) e impusieron una organizaci¨®n territorial basada en la agrupaci¨®n comarcal sacada de los libros de historia.
CiU, con su presidente que lo era tambi¨¦n del Gobierno catal¨¢n, Jordi Pujol, ve¨ªa en la CMB un contrapoder ejercido por la izquierda mayoritaria en la Catalu?a industrial y urbana, con 4,5 millones de habitantes.
Eso mismo lo ve¨ªan tambi¨¦n los socialistas y el actual presidente auton¨®mico y entonces alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall.
Las disensiones de los a?os que van de 1988 hasta 1996 tienen que ver directamente con los intentos nada disimulados de Pasqual Maragall de reintroducir la organizaci¨®n metropolitana suprimida por CiU desde el Parlament. Los nacionalistas nunca estuvieron dispuestos a redibujar el mapa de Catalu?a con esos criterios.
Adem¨¢s de las discrepancias sobre el modelo territorial, hab¨ªa un segundo motivo de enfrentamiento que fue especialmente relevante una vez la Carta Municipal fue aprobada por el Parlament y entr¨® en vigor en sus aspectos catalanes.
La Carta preve¨ªa el traspaso al municipio, por la v¨ªa de los conciertos, de competencias en urbanismo, educaci¨®n, vivienda y bienestar social. Competencias y dinero, porque sin lo segundo de poco sirve lo primero. Las chispas volvieron a saltar.
Pero ser¨ªa injusto decir que era porque CiU practicaba el clientelismo con su pol¨ªtica asistencial en estas materias. En realidad, volv¨ªan a contraponerse dos modelos de relaci¨®n con el ciudadano: el Ayuntamiento de Barcelona, posiblemente porque le beneficia, defend¨ªa la pol¨ªtica de proximidad. Que la atenci¨®n al ciudadano la lleve a cabo la administraci¨®n m¨¢s cercana: la municipal.
CiU, en cambio, ha intentado siempre mantener una relaci¨®n directa con la ciudadan¨ªa. En todos los ¨®rdenes, obviando a los ayuntamientos.
Una tendencia que se reproduce hoy con un gobierno aut¨®nomo de otro color: las oficinas de Bienestar Social ten¨ªan que haber sido transferidas a los ayuntamientos. Esta decisi¨®n lleva camino de prolongarse tanto como ha tardado en cuajar la Carta municipal.
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