El arte ¨ªntimo y trascendente
La presencia entre nosotros de Krystian Zimerman (Zabrze, Polonia, 1956) supone una apuesta segura por la m¨²sica en el sentido y las significaciones m¨¢s altas del t¨¦rmino y, como consecuencia, la experiencia incomparable de un p¨²blico movido y conmovido por un arte de suprema inteligencia. Zimerman representa la persistencia viva de un pianismo heredero del singular Chopin, la magia de una t¨¦cnica, un estilo y un ideal sonoro igualmente apto a la hora de ensalzar el legado de Mozart o el de Ravel.
Cuanto hace este artista cimero de nuestro tiempo constituye por s¨ª un hecho de cultura y una conmoci¨®n transmitida a 2.000 personas, una a una, a partir de la intimidad del int¨¦rprete m¨¢s ver¨ªdico que imaginarse pueda. ?sta ser¨ªa la impresi¨®n, antes que ninguna otra: la b¨²squeda y hallazgo de la verdad, la conciencia de que no existe otra posibilidad de enaltecer las sonatas de Wolfgang Amadeus o Chopin, los "valses nobles y sentimentales" retomados por Maurice Ravel del terso ensue?o schubertiano, la gracia, tino y exactitud de las mazurcas que por momentos asemejan sucintas pero expresivas baladas. Todo un mundo sonoro acu?ado al que cabr¨ªa aplicar la belleza honda y juanramoniana del "alma del alma".
Ciclo de Grandes Int¨¦rpretes
Krystian Zimerman, pianista. Obras de Mozart, Ravel y Chopin. Auditorio Nacional. Madrid, 30 de mayo.
La misma unidad del programa qued¨® sustentada en tres autores que nos dieron, desde la perfecci¨®n, tantas autenticidades iluminantes. Y es que el int¨¦rprete riguroso, el asumidor de mensajes que le vienen dados con rara exactitud es, en ¨²ltima instancia, un "descubridor" palpitante de lo corp¨®reo -como es el sonido- y lo evanescente. Ante Zimerman percibimos una suerte de desdoblamiento: el de la intimidad, su intimidad, y el de la nuestra identificada con la que se nos propone no a modo de "voces" y "ecos" sino de voces mult¨¢nimes que ensanchan el horizonte entrevisto en su valor de belleza razonada, libre, human¨ªsima.
La invenci¨®n del "m¨¢gico prodigioso" -como Falla denominara a Ravel- es sencilla en las ideas b¨¢sicas y enormemente sabia en su tratamiento, lo que con frecuencia podemos encontrar en el Chopin grande y ambicioso de las Sonatas, el justo tratamiento de acentos de estirpe popular o culta en las mazurcas y la libertad bien gobernada de unos rubatos m¨¢s sugeridos que materializados en realidad de ritmo y canto. Todo en Krystian Zimerman se alza con fuerza y sutileza a lo largo de una continuidad sin quiebra. No la hubo en el p¨²blico de esta serie al incorporar a la m¨²sica la continuidad de unas ovaciones sin fin o en los comentarios de intermedio y final de la jornada. Parec¨ªamos y acaso ¨¦ramos, otros distintos, m¨¢s agudos de sensibilidad, m¨¢s enriquecidos de luz e infinitamente agradecidos al poseer algo inolvidable incorporado a nuestro ser.
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