R¨¦plica
En su editorial T¨¢ctica de camuflaje, publicado el 30 de mayo, EL PA?S repite las cr¨ªticas de Amnist¨ªa Internacional al Gobierno de Estados Unidos. Su editorial critica "algunas de las disposiciones de la Patriot Act", compara el centro de detenci¨®n de Guant¨¢namo con un gulag y califica de "tenue" la respuesta de Estados Unidos a los malos tratos a prisioneros.
La comparaci¨®n con los gulags de la era sovi¨¦tica sugiere o una notable falta de familiaridad con la historia o una notable voluntad de tergiversar la verdad. ?stos son los hechos sobre Guant¨¢namo: los detenidos all¨ª son combatientes enemigos, que no pertenecen a ning¨²n ej¨¦rcito u organizaci¨®n de ning¨²n pa¨ªs, que en la mayor¨ªa de los casos fueron capturados en los campos de batalla de Afganist¨¢n cuando trataban de atacar a los estadounidenses. Mientras duran las hostilidades, han sido retenidos debido al evidente peligro de que, si fueran puestos en libertad, continuar¨ªan tratando de perpetrar atentados terroristas contra Estados Unidos y sus aliados. Han recibido un trato humano y digno, atenci¨®n m¨¦dica, comidas apropiadas desde el punto de vista cultural y religioso y asistencia religiosa. Se est¨¢ llevando a cabo un proceso de revisi¨®n y reconsideraci¨®n judicial del estatus de los detenidos.
Su editorial no cita ninguna disposici¨®n concreta de la Patriot Act como cuesti¨®n preocupante, pero perm¨ªtanme que intente responder a su cr¨ªtica.
La legislaci¨®n de la Patriot Act fue aprobada por una amplia votaci¨®n de ambos partidos en el Congreso (357-66 en la C¨¢mara de Representantes, 98-1 en el Senado). Sus disposiciones est¨¢n abiertas a la revisi¨®n y el control judiciales, y su aplicaci¨®n, sujeta a la supervisi¨®n del Congreso como cualquier otra ley. Los poderes que otorga a los organismos encargados de hacer cumplir la ley van acompa?ados de garant¨ªas adecuadas para asegurar la protecci¨®n de todas las libertades individuales y los derechos constitucionales. Y en cualquier momento los miembros del Congreso pueden, en calidad de representantes electos del pueblo, decidir su modificaci¨®n, mantenimiento o derogaci¨®n, como de cualquier otra ley.
Y, por ¨²ltimo, Abu Ghraib. En los casi cuatro a?os transcurridos desde el 11 de septiembre de 2001, durante las campa?as militares en Afganist¨¢n e Irak, Estados Unidos ha investigado 325 acusaciones concretas de malos tratos a prisioneros en Guant¨¢namo, Abu Ghraib y Bagram. Muchas de esas acusaciones, como la falsa historia de Newsweek sobre la profanaci¨®n del Cor¨¢n, fueron simplemente falsas. Otras, me averg¨¹enza decir, fueron verdaderas. Se han probado aproximadamente 100 acusaciones, y los responsables est¨¢n siendo investigados, juzgados y castigados. Cien personas han sido castigadas ya por estos malos tratos.
No defiendo, excuso o justifico de ninguna manera estos sucesos. Los malos tratos en Abu Ghraib fueron una terrible mancha en el honor de Estados Unidos. Pero Estados Unidos est¨¢ reaccionando de manera honrada, admitiendo de manera franca el problema, investig¨¢ndolo y haciendo que los culpables rindan cuentas. No se puede deshacer lo ocurrido, pero podemos tomar medidas, y lo estamos haciendo para garantizar que se hace justicia y que esos malos tratos no se repiten.
Amnist¨ªa Internacional cuenta con un largo historial de valiosas contribuciones a la concienciaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica sobre los asuntos relacionados con los derechos humanos, entre ellas, en el pasado, sobre los verdaderos gulags. Es de lamentar que haya socavado su credibilidad con este ¨²ltimo informe tan parcial. Tambi¨¦n es de lamentar que EL PA?S, peri¨®dico que se esfuerza por mantener su seriedad y su reputaci¨®n, haya optado por repetir las acusaciones tergiversadas, parciales y carentes de rigor informativo de Amnist¨ªa Internacional.
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