El arte de picar
Qu¨¦ extra?o suena eso de "el arte de picar", y al pronunciarlo parece una suerte perdida en la noche de los tiempos. Pues, s¨ª, se?or, picar es un arte, a pesar de tanto matarife suelto y tanta degradaci¨®n como padece este tercio fundamental de la lidia de un toro.
Y el arte en esta fiesta es un gozo emocionante. Algo as¨ª como lo que ayer se vivi¨® en Las Ventas en el tercero de la tarde, con un toro justo de trap¨ªo y fuerza, lavado de cara, que acudi¨® con br¨ªo al piquero y apret¨® con fijeza en el primer puyazo. Tuvo Roble?o la generosidad de colocarlo m¨¢s all¨¢ de las rayas; el picador, Marcial Rodr¨ªguez, hizo la suerte con torer¨ªa, moviendo el caballo, dej¨¢ndose ver y llamando la atenci¨®n de Madro?ito levantando la vara. El animal fija su mirada en la cabalgadura, se arranc¨® como una exhalaci¨®n mientras el picador acertaba a colocar la puya en el centro del morrillo. Espectacular la bravura del animal, que se crec¨ªa en el castigo, y emoci¨®n intensa en la plaza. El matador solicit¨® el cambio, y el p¨²blico, encendido, exig¨ªa una tercera vara. Accedi¨® el presidente y all¨¢ que colocaron a Madro?ito muy cerca del centro del anillo. Rodr¨ªguez se sinti¨® torero, lo cit¨® con la montura por delante y el toro corri¨® a galope tendido y, una vez m¨¢s, el encuentro fue emocionant¨ªsimo.
Mart¨ªn / Espl¨¢, Liria, Roble?o
Toros de Adolfo Mart¨ªn, bien presentados, inv¨¢lidos, descastados y deslucidos; 2? y, sobre todo, el 3?, bravos en el caballo. Luis Francisco Espl¨¢: media (silencio); pinchazo y estocada (pitos). Pep¨ªn Liria: pinchazo, media estocada y un descabello (pitos); pinchazo, media estocada y un descabello (silencio). Fernando Roble?o: pinchazo y estocada perpendicular (algunos pitos); dos pinchazos y bajonazo (silencio). Plaza de Las Ventas, 2 de junio. 17? corrida de feria. Lleno.
La plaza se puso en pie empujada por la vibraci¨®n intensa de una suerte resucitada. El picador se quit¨® el castore?o y el recibi¨® los honores reservados a los toreros en tardes de gloria. ?Qu¨¦ pena que un momento tan bello se haya perdido casi para siempre! Si esta suerte se repitiera unas cuantas veces a lo largo de una feria no tendr¨ªa cabida el aburrimiento, volver¨ªa la exigente y l¨²cida afici¨®n y nadie se atrever¨ªa a poner en duda el futuro de la fiesta. Despu¨¦s, en la muleta el toro no respondi¨® a las expectativas. No tuvo recorrido ni franqueza en su embestida y, a pesar de que Roble?o se coloc¨® bien, desarroll¨® agresividad hasta el punto de que el torero no encontr¨® el camino para dominarlo y, mucho menos, para torearlo.
La verdad es que, aunque todo es opinable, especialmente en este espect¨¢culo de sentimientos y miradas subjetivas, gran parte del p¨²blico se mostr¨® duro en exceso con los toreros y generoso con los toros. Pitaron a Espl¨¢ en el cuarto, que cumpli¨® en el caballo y lleg¨® muy deslucido a la muleta buscando el cuerpo del torero en cada embestida. Silenciaron, sin embargo, su labor en el primero, inv¨¢lido, soso y noble, con el que estuvo sin confianza, a la defensiva y siempre mal colocado. El toro no val¨ªa gran cosa, pero el torero no mostr¨® voluntad de pelea.
Pudo estar mejor Liria en el segundo, ante el que inici¨® la faena dobl¨¢ndose por bajo con torer¨ªa, como presagio de lo que parec¨ªa faena grande. Pero no fue as¨ª. Acelerado y sin acertar en la colocaci¨®n, tard¨® un mundo en centrarse por el lado izquierdo para dibujar dos hondos naturales. Otros dos despu¨¦s y muchas tentativas frustradas. ?spero y muy brusco era el quinto, que embest¨ªa a tornillazos.
Termin¨® el festejo con un buen mozo que acudi¨® al picador sin codicia y lleg¨® al tercio final fren¨¢ndose y con un alto sentido de la orientaci¨®n. Roble?o se faj¨® con ¨¦l con valent¨ªa y le rob¨® redondos que m¨¢s lucieron por la osad¨ªa del matador que por su limpieza. La deslucida soser¨ªa del toro no permit¨ªa otra cosa.
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