"Si me fallara el mercado angl¨®fono, me dedicar¨ªa a tocar por Espa?a e Italia"
A sus 50 a?os, el m¨²sico brit¨¢nico tiene la obra m¨¢s asombrosa de todos aquellos impetuosos espadachines que se colaron por la brecha de la new wave. Mientras ultima una ¨®pera sobre los amores de Hans Christian Andersen, la pr¨®xima semana ofrece en Espa?a tres conciertos con The Imposters.
Hoy, Elvis Costello est¨¢ m¨¢s expansivo de lo habitual. Confiesa que es consecuencia de la victoria del Liverpool FC, que la noche anterior (25 de mayo)se hizo con la Copa de Europa tras un partido vertiginoso. "Yo ten¨ªa un concierto y s¨®lo pude ver una parte. Pero, seg¨²n avanzaba el show, se supo que hab¨ªamos ganado al Milan en la tanda de penaltis y se cant¨® un You'll never walk alone (himno del club) muy emocionante". Cuando Elvis todav¨ªa se llamaba Declan Patrick McManus, su padre le llev¨® a ver encuentros de los diferentes equipos de Liverpool: "Exist¨ªa aquello de que los protestantes segu¨ªan a 'los rojos' y los cat¨®licos al Everton. Mi padre quiso que mi elecci¨®n no estuviera condicionada por esos prejuicios". Elvis atribuye a su padre su productivo eclecticismo musical: "Cantaba con una orquesta y estaba suscrito a un servicio: le mandaban los singles de actualidad, para que pudiera interpretar los ¨¦xitos. As¨ª que en mi casa hab¨ªa infinitamente m¨¢s discos que en las otras del barrio. Como yo, era un comprador compulsivo. Cuando mis padres se separaron, ¨¦l me trajo una monta?a de elep¨¦s donde encontr¨¦ cosas de Joni Mitchell, The Grateful Dead o David Ackles, que dudo que estuvieran destinadas a su repertorio".
A Ross McManus debe tambi¨¦n su afinidad por Espa?a. "Me compr¨® una guitarra espa?ola que destroc¨¦ al ponerle cuerdas met¨¢licas. Todos los a?os, alrededor del Corpus, nos llevaba de vacaciones a Espa?a. Evitaba lugares como la Costa Brava y la Costa del Sol, y eso me hizo apreciar lo excepcional del estilo de vida espa?ol. ?Hasta intent¨¦ comprender las corridas de toros! Luego, he conocido otras regiones: recuerdo como una experiencia espiritual la gira por Castilla-La Mancha con el Brodsky Quartet. Siempre digo que, si me fallara el mercado angl¨®fono, me dedicar¨ªa a tocar por Espa?a e Italia, pa¨ªses en los que me siento f¨ªsicamente m¨¢s c¨®modo".
Pero vive entre Nueva York y la Columbia Brit¨¢nica, donde est¨¢ la casa de su actual esposa, la cantante y pianista Diana Krall. "Aunque sea un t¨®pico, todav¨ªa siento que Manhattan es la capital del mundo. Puede resultar horroroso pero no conozco otro lugar con tal concentraci¨®n de oferta cultural: puedes recargar las energ¨ªas con los artistas del m¨¢s alto nivel. Para m¨ª, una persona reactiva es una delicia". Por contra, muestra escaso aprecio por su pa¨ªs de origen: "Me desencant¨¦ en la etapa de Margaret Thatcher. Se supone que los ingleses sufrimos con paciencia la estupidez de nuestros gobiernos pero la aceptaci¨®n general de una pol¨ªtica tan cruel y tan malvada... algo se hab¨ªa podrido en nuestro car¨¢cter. Vuelvo para tocar y ver a mi familia, pero ni siquiera puedo votar".
En 2004 edit¨® -?el mismo d¨ªa!- un disco de rock grabado en Misisip¨ª, The delivery man, y Il sogno, obra orquestal para un ballet basado en el shakespeariano Sue?o de una noche de verano. No existen muchos m¨²sicos con una paleta tan amplia y una capacidad de maniobra semejante. ?l niega la mayor: "No me veo excepcional, tambi¨¦n Paul
graba piezas sinf¨®nicas; creo que otros podr¨ªan hacer lo mismo si pusieran su energ¨ªa en ello. A m¨ª me mueve la curiosidad. Sigo mis impulsos: si el disco sale espont¨¢neo, es rock; si requiere an¨¢lisis y reflexi¨®n, es otra m¨²sica. Luego, tengo una noci¨®n clara del p¨²blico para el cual trabajo: lanzo discos que pueden vender centenares de miles de copias y otros que se quedaran en decenas de miles; las discogr¨¢ficas saben que suelo tener un ¨¦xito cada cierto tiempo, como She (la versi¨®n de Charles Aznavour que aparec¨ªa en Notting Hill). Consecuentemente, modulo presupuestos y conjugo voluntades. Lo llevan peor amigos m¨ªos como Elton John. Nadie, pero nadie, est¨¢ tan al tanto de lo que se hace en todos los campos del pop como Elton, pero no se arriesga a cambiar de estilo o de producci¨®n: si no vende equis millones de ejemplares, considera que ha fracasado".
Costello es tambi¨¦n ¨²nico
por el mimo con que cuida su cat¨¢logo. Ha dirigido la reedici¨®n expandida de 16 de sus discos, t¨ªtulos lanzados entre 1977 y 1996. Una labor mod¨¦lica: cada disco est¨¢ complementado por un segundo CD (con directos, maquetas y rarezas), aparte de gruesos libretos donde el propio Elvis explica los intr¨ªngulis de cada canci¨®n. En cierta forma, es una biograf¨ªa en 16 cap¨ªtulos que har¨ªa bien en ampliar a un libro de verdad. La idea le pone nervioso: "No, no quiero escribir algo as¨ª. Ahora preparo un libro con mis letras, pero ?una autobiograf¨ªa? Mi vida no ha sido tan excepcional que merezca ser encuadernada. En esos textos explico el proceso creativo pero no hay nada de mis amores, mis excesos, mis broncas. Bueno, s¨ª: menciono algunos episodios lamentables por lo que afectaron a mi m¨²sica o a mi carrera".
No obstante, reconoce haber disfrutado con Cr¨®nicas, el primer volumen de la trilog¨ªa autobiogr¨¢fica de Bob Dylan: "Yo creo que tiene algo de ficci¨®n y eso me encanta. Aparte est¨¢ el valor de renunciar a contar sus momentos de gloria: siempre son los instantes previos o posteriores a sus ¨¦pocas triunfales. Puro Dylan, ?verdad?".
Elvis Costello y The Imposters act¨²an en Bilbao (7 de junio), Madrid (8) y Vigo (9).
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