Naturalismo y pederastia
Esta novela de signo claramente naturalista (la vida dura de la mariner¨ªa a vela y los amores y celos, tumultuosos y brutales, de un negro fuerte y algo cimarr¨®n al que todos llaman "Buen Criollo") se public¨® en R¨ªo de Janeiro en 1895, dos a?os antes de que su autor -con apenas 30 a?os- muriera de tuberculosis. De m¨¢s est¨¢ decir que la literatura brasile?a, entonces, era mal¨ªsimamente conocida en Europa. Pero es que, adem¨¢s -seg¨²n nos informa la muy pulcra traductora en su breve pr¨®logo-, Adolfo Caminha, marino que se inaugur¨® como poeta y novelista tardorrom¨¢ntico, nunca fue demasiado conocido ni conoci¨® ning¨²n ¨¦xito estruendoso. Vivi¨® amancebado con una se?ora y por ello le echaron de la Marina (tan estricta) y al final admir¨® a Zola, como tantos novelistas occidentales, por aquel "placer de apestar" que le atribuyera Nietzsche.
BUEN CRIOLLO
Adolfo Caminha
Traducci¨®n de ?ngeles Caso
Pre-Textos. Valencia, 2005
188 p¨¢ginas. 17 euros
No hay por qu¨¦ no decir -y enseguida- que Buen Criollo es una buena novela de sabor tropical y marinero, y que se resuelve en un brutal ataque de celos, que demuestran (lo declaraba el naturalismo) que la "bestia humana" late incluso en el fondo de corazones buenos, pese a la habitual dureza de la vida, para con la mayor¨ªa. Pero la singularidad de esta novelita bien hecha es que Caminha, no sabemos por qu¨¦, se atrevi¨® a retratar con no poca claridad algo que no deb¨ªa ser tan raro en los ambientes sin mujeres de los marineros embarcados. Amaro, el "Buen Criollo", negro potente, fort¨ªsimo, muy viril, pero al que no se le conocen hembras, se enamora de repente, audaz y desesperadamente, de un grumete que al empezar el relato tiene 15 a?os, y que es un guapo muchacho rubio, llamado Aleixo. Poco despu¨¦s de los requiebros y b¨²squedas, el muy agasajado Aleixo -ni?o mimado de aquella mariner¨ªa- aceptar¨¢ irse a vivir, o a pasar sus asuetos, con "Buen Criollo" a una pensi¨®n, de m¨¢s o menos mala fama, que regenta en R¨ªo una portuguesa, entrada en carnes y br¨ªos, do?a Carolina...
No hace falta excesiva imaginaci¨®n, si ya hemos hablado de un final tr¨¢gico y encelado, cuando Alexio -un a?o despu¨¦s- es un guapo mozo, igual de coqueto y solicitado. Es f¨¢cil y necesario unir Buen Criollo con el famoso Billy Budd, marinero (1891) de Herman Melville que trata, asimismo, de la fascinaci¨®n que un marinero joven y guapo ejerce sobre el capit¨¢n de un nav¨ªo a vela. Pero lo que en "Billy Budd" se vuelve poes¨ªa y alegor¨ªa o emblema, en "Buen Criollo" es moderado pero real naturalismo. Ambos son "marineros bonitos", pero en el brasile?o la relaci¨®n homoer¨®tica es expl¨ªcita y caudal, aunque acabe prefiriendo a la patrona portuguesa...
Buen Criollo no es desde luego una novela excepcional, pero s¨ª muy singular y curiosa, que plantea la pervivencia del tema gay, por encima de interdicciones y prohibiciones tenac¨ªsimas. La nota peder¨¢stica sin embargo -como en la antig¨¹edad- debe verse aqu¨ª como un natural atenuante. Pues si resultaba duro (a m¨¢s de inmoral) ver en coyunda a un hombre maduro con otro igual, la atracci¨®n por un adolescente -que no ni?o- de singular y algo ambigua belleza, pod¨ªa entenderse mejor, como lo entiende, de hecho, la due?a de la pensi¨®n de R¨ªo, y como lo entendieron los contempor¨¢neos de Miguel ?ngel Buonarroti, por no venirnos m¨¢s cerca...
En tanto novela de tema homosexual y peder¨¢stico, Buen Criollo (redescubierta por ?ngeles Caso) es un peque?o y notorio acontecimiento. Aparte de eso, se trata de una novela naturalista, en un ¨¢mbito pasado y ex¨®tico. Como sea, su lectura es grata y f¨¢cil.
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