El terrorista m¨¢s buscado por Cuba
Dicen sus amigos que, en el fondo, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez disfruta tanto de las seducciones del poder y su capacidad de influencia en presidentes y l¨ªderes pol¨ªticos como de su don de contar cuentos. Su vocaci¨®n por los asuntos de Estado y las mediaciones secretas es casi tan grande como su pasi¨®n por la literatura, y en ocasiones ficci¨®n y realidad se cruzan y el inventor de Macondo se transforma en protagonista de ins¨®litas aventuras, como la ocurrida entre abril y mayo de 1998, cuando sirvi¨® de intermediario entre su amigo Fidel Castro y el ex presidente norteamericano Bill Clinton. Las gestiones de Gabo posibilitaron que ambos Gobiernos establecieran intercambios secretos de cooperaci¨®n antiterrorista durante alg¨²n tiempo.
La historia, desconocida hasta ahora, la revel¨® el propio Castro el pasado 20 de mayo como parte de una campa?a de denuncias para lograr el procesamiento del terrorista cubano Luis Posada Carriles, detenido d¨ªas antes en Miami.
Carriles, un ex colaborador de la CIA acusado de la voladura de un avi¨®n cubano en 1976, en el que perdieron la vida 73 personas, y de los atentados con bombas realizados en 1997 contra varios hoteles de La Habana, entr¨® clandestinamente a EE UU el pasado mes de marzo con el fin de solicitar asilo pol¨ªtico. En el a?o 2000, Posada fue detenido y encarcelado en Panam¨¢ por haber planeado el asesinato de Castro durante la Cumbre Iberoamericana que iba a celebrarse en el istmo. La presidenta Mireya Moscoso le indult¨®, en su ¨²ltimo acto de gobierno, en 2004. Posada reapareci¨® entonces en Miami.
Desde entonces, casi a diario el l¨ªder comunista ha comparecido en la televisi¨®n cubana para exigir a Washington el enjuiciamiento de Posada Carriles, convirtiendo su caso en un arma contra el Gobierno de George W. Bush, al que acusa de distinguir entre terroristas malos, cuando se trata de Al Qaeda, y buenos, cuando los autores de los cr¨ªmenes son exiliados anticastristas de l¨ªnea dura.
El mandatario cubano no se ha cansado de repetir estas semanas que mientras su pa¨ªs ha tratado siempre de cooperar con EE UU en materia de lucha contra el terrorismo, especialmente para evitar las acciones de los grupos extremistas de Miami, Washington ha permitido operar a estos grupos con absoluta impunidad. Es en este contexto, y para apoyar sus acusaciones, que Castro dio a conocer las gestiones secretas realizadas hace siete a?os a petici¨®n suya por el premio Nobel colombiano en la Casa Blanca.
Lo hizo ante 100.000 personas, reunidas frente a la Secci¨®n de Intereses de Estados Unidos (SINA) en La Habana, s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s de organizar en el mismo lugar una marcha de m¨¢s de un mill¨®n de cubanos para exigir el procesamiento y deportaci¨®n a Venezuela del terrorista Posada Carriles, quien escap¨® de una c¨¢rcel de Caracas en 1985 mientras era procesado por el sabotaje al avi¨®n de Cubana de Aviaci¨®n.
Ese d¨ªa, Castro cont¨® con todo lujo de detalles c¨®mo entre abril y septiembre de 1997 se produjo una cadena de atentados con bombas contra varias instalaciones tur¨ªsticas de La Habana, explosiones que provocaron la muerte del joven italiano Fabio di Celmo y decenas de heridos. El mandatario responsabiliz¨® a la organizaci¨®n del exilio Fundaci¨®n Nacional Cubano-Americana (FNCA) de financiar los sabotajes, y a Posada, de organizar la red de terroristas centroamericanos que pusieron las bombas (en una entrevista con The New York Times, Posada admiti¨® ser responsable de los atentados).
Tras el estallido de las bombas, Washington, a trav¨¦s de su misi¨®n diplom¨¢tica en La Habana, contact¨® con las autoridades cubanas para alertar sobre la posibilidad de nuevos atentados dinamiteros. Seg¨²n Castro, fue "partiendo de estos intercambios positivos" y conociendo del viaje que realizar¨ªa Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez a Estados Unidos, donde ten¨ªa previsto reunirse con Clinton, que decidi¨® enviarle un mensaje al presidente norteamericano.
El mensaje abordaba siete temas. En su alocuci¨®n del 20 de mayo, Castro s¨®lo mencion¨® el primero, que hac¨ªa referencia a "los actos terroristas organizados y financiados desde Estados Unidos contra el pueblo de Cuba". Los puntos claves eran tres: los planes de actividades terroristas contra la isla se mantienen, "pagados" por la FNCA y "usando mercenarios centroamericanos"; Cuba tiene informes de que los grupos terroristas est¨¢n dando pasos "para hacer estallar bombas en aviones de las l¨ªneas a¨¦reas cubanas o de otro pa¨ªs que viajen a Cuba trayendo y llevando turistas desde y hacia pa¨ªses latinoamericanos", con el objetivo de da?ar la industria tur¨ªstica; el tercer asunto, y el m¨¢s importante, era la visi¨®n cubana de que la ¨²nica posibilidad de "abortar estos planes" era que Washington cumpliera su "elemental deber" de luchar contra los terroristas que tienen su base de operaciones en Miami. Tras estas revelaciones, el l¨ªder comunista dio lectura al Informe textual de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez sobre la misi¨®n solicitada de hacer llegar el mensaje al presidente Clinton, que le rindi¨® Gabo d¨ªas despu¨¦s de su reuni¨®n con el ex consejero de Clinton para Am¨¦rica Latina, Thomas McLarty, y tres altos funcionarios del Consejo Nacional de Seguridad de EE UU. Lo present¨® como un "documento desclasificado", al que no se le hab¨ªa hecho "una sola tachadura".
De sobra es conocido que las mediaciones realizadas por Gabo ante Fidel Castro para conseguir la excarcelaci¨®n de prisioneros pol¨ªticos -o la salida del pa¨ªs de escritores ca¨ªdos en desgracia, como Norberto Fuentes o incluso el poeta Ra¨²l Rivero- son incontables. Pero tampoco son escasas las que ha realizado al m¨¢s alto nivel con presidentes y l¨ªderes pol¨ªticos de diversos pa¨ªses para suavizar desencuentros con Cuba.
La famosa cena de Gabo con Carlos Fuentes y Bill Clinton en casa del novelista norteamericano William Styron, en la isla de Martha's Vineyard (Massachusetts), el 29 de agosto de 1994, en plena crisis de las balsas, es un referente sobre las gestiones discretas que Garc¨ªa M¨¢rquez siempre ha realizado a favor de Cuba, por encargo o de modo propio, con bastante efectividad. Siempre se dijo que en aquella ocasi¨®n el tema cubano se toc¨® de refil¨®n y que la conversaci¨®n fue literaria; pero ahora, gracias al informe "desclasificado" por Castro, se sabe que, durante la cena, Clinton autoriz¨® a Gabo a hablarle de la crisis migratoria que estaba teniendo lugar a condici¨®n de no pronunciar ¨¦l "ni una palabra". Lo cierto es que, d¨ªas despu¨¦s de aquel encuentro, la crisis empez¨® a resolverse y ambos pa¨ªses firmaron unos acuerdos migratorios que todav¨ªa hoy est¨¢n en vigentes.
La reuni¨®n de Gabo en las oficinas de McLarty, en la Casa Blanca, el 6 de mayo de 1998, tuvo tambi¨¦n resultados concretos. D¨ªas despu¨¦s, diplom¨¢ticos de ambos pa¨ªses iniciaron intercambios en La Habana y Washington, que culminaron con una visita a la capital cubana de expertos del FBI el 16 y el 17 de junio de 1998. Seg¨²n Castro, durante esta reuni¨®n Cuba entreg¨® a los agentes norteamericanos un amplio expediente sobre las acciones de "la estructura terrorista dirigida por Luis Posada Carriles en Centroam¨¦rica", incluyendo 64 folios sobre 31 "acciones y planes terroristas" cometidos contra Cuba entre 1990 y 1998.
De acuerdo con el mandatario cubano, el FBI recibi¨® tambi¨¦n 51 carpetas con reportes sobre la financiaci¨®n de la FNCA para ejecutar los atentados, as¨ª como grabaciones de 14 conversaciones telef¨®nicas de Posada que revelaban detalles sobre ataques en la isla. Adem¨¢s se entregaron datos para localizar a Posada, como direcciones de sus residencias y lugares que frecuentaba en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panam¨¢ y Rep¨²blica Dominicana. Entre los documentos hab¨ªa 40 fichas de cubanos emigrados residentes en Miami presuntamente ligados a ataques violentos.
Seg¨²n Castro, "la parte estadounidense reconoci¨® el valor de la informaci¨®n recibida y se comprometi¨® a dar respuesta del an¨¢lisis realizado a estos materiales en el m¨¢s breve plazo", pero en realidad ¨¦se fue el punto final de la cooperaci¨®n que hab¨ªa surgido entonces entre Washington y La Habana. Pocos meses despu¨¦s, a instancias del jefe del FBI en Miami, H¨¦ctor Pesquera -seg¨²n Castro, vinculado al exilio de l¨ªnea dura-, fue desmantelada una red de espionaje de Cuba dentro de las organizaciones anticastristas. De los 10 detenidos, cinco se declararon culpables. Los otros cinco, condenados a largas penas de privaci¨®n de libertad, son considerados h¨¦roes por el Gobierno cubano.
A juicio de Castro, lo que ocurri¨® es que "la direcci¨®n de la mafia de Miami se hab¨ªa percatado de los contactos e intercambios entre las autoridades de Cuba y Estados Unidos con relaci¨®n a los brutales actos de terror que ven¨ªan cometi¨¦ndose impunemente contra nuestro pa¨ªs, y movieron todas sus fuerzas e influencias para impedir a toda costa cualquier avance en ese terreno". Seg¨²n el l¨ªder comunista, "en los niveles m¨¢s altos del FBI hab¨ªa determinada resistencia a la idea de romper los intercambios con Cuba, pero el empuje y la influencia pol¨ªtica de los l¨ªderes de la mafia pudieron m¨¢s".
As¨ª se esfumaron los frutos de las gestiones secretas de Gabo, que, dijo Castro, han salido a la luz con su consentimiento. "Ayer mismo envi¨¦ un mensaje a Europa en que le orientaba a nuestro representante diplom¨¢tico que le transmitiera lo siguiente: 'Tengo imprescindible necesidad de hablar del tema del mensaje que envi¨¦ contigo sobre las actividades terroristas contra nuestro pa¨ªs. No afecta en nada al destinatario y mucho menos afectar¨¢ tu gloria literaria. Se trata en esencia del texto que yo envi¨¦ y del maravilloso informe que me remitiste y lleva tu inconfundible estilo. Son como las memorias m¨ªas, y pienso que las tuyas estar¨ªan incompletas si no contienen ese mensaje". As¨ª termin¨® Castro su discurso.
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