El viaje de los ni?os errantes
1.500 menores, casi todos de Marruecos, entraron en Espa?a de forma irregular en 2004, pero Rabat s¨®lo acept¨® la repatriaci¨®n de 62
Cuando su t¨ªo de Francia le regal¨® una bicicleta, Omar comenz¨® a so?ar con salir de Marruecos. Este chaval de 15 a?os, segundo de seis hermanos, dej¨® de estudiar hace tres, cuando termin¨® la escuela primaria. Hasta mediados de abril, ayudaba a su familia en el campo, en una aldea cercana a Kela Sraghna (sur de Marruecos). Con la terquedad de un adolescente, pidi¨® a sus padres que lo mandaran a Espa?a.
"Mi madre me dec¨ªa que no, que era muy peligroso y costaba mucho dinero, pero yo ya no pensaba en otra cosa", dice el chaval. Harto de su insistencia, el padre vendi¨® un terreno para poder pagar su viaje. Hace tres semanas, cogi¨® un autob¨²s a Alhucemas para contactar con las mafias de tr¨¢fico de personas, que le alimentaron hasta el momento del embarque. Omar les pag¨® 800 euros a cambio. Dos chicos de su pueblo zarparon con ¨¦l.
El 21 de mayo, la Guardia Civil intercept¨® en Motril (Granada) una patera con 59 harragas (el equivalente a espaldas mojadas en ¨¢rabe marroqu¨ª). De ellos, 33 eran menores -entre ellos Omar- y 17 se escaparon de los centros de acogida donde fueron internados, antes de que la polic¨ªa determinara su edad. Fue una de las mayores expediciones infantiles registradas en Espa?a, seg¨²n una fuente de la Polic¨ªa Nacional.
Son 1.575 menores como ¨¦stos los que desembarcaron en Espa?a en 2004, seg¨²n los datos de la Brigada de Extranjer¨ªa. Casi todos proced¨ªan de Marruecos y 1.035 fueron a parar al servicio andaluz de protecci¨®n de menores. Las cifras se han disparado en los cuatro primeros meses de este a?o, seg¨²n la Junta de Andaluc¨ªa, que s¨®lo del 1 de enero al 30 de abril recibi¨® a 445 chavales, un 53% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o anterior (328). Dejando a un lado las repatriaciones inmediatas (v¨¦ase informaci¨®n adjunta), s¨®lo 62 j¨®venes fueron repatriados el a?o pasado, seg¨²n Interior.
"Esos j¨®venes suelen llegar desde zonas del centro y del sur de Marruecos, como Jeribga y Kela Sraghna, donde la emigraci¨®n se ha convertido en una forma de vida", explica Abdelwahid Azibou, trabajador social marroqu¨ª y presidente de la asociaci¨®n Tadamon, que organiza actividades de formaci¨®n para menores desamparados en la regi¨®n marroqu¨ª de T¨¢nger-Tetu¨¢n. Azibou explica que hasta esas zonas, rurales y pobres, llegan los tent¨¢culos de las redes de pateras. "No se puede hablar de mafias", asegura el marroqu¨ª. "Son m¨¢s bien personas conocidas en los pueblos, comerciantes por ejemplo, que act¨²an como intermediarios y les dan contactos en la zona de Alhucemas".
En la mayor¨ªa de los casos, fueron sus padres los que pagaron el 'billete', seg¨²n Amina Bargach, psiquiatra infantil marroqu¨ª que colabora en la formaci¨®n de los equipos de servicios sociales de Catalu?a. "Desde la perspectiva de un pa¨ªs desarrollado es dif¨ªcil entender a estas familias, que sufren tremendas carencias econ¨®micas, educativas, culturales e ideol¨®gicas", prosigue la psiquiatra. Es tan grave su situaci¨®n que llegan a creer que mandando a sus hijos a Europa pueden solucionar sus problemas. Es parecido a los padres espa?oles que durante la Guerra Civil enviaron a sus hijos a la URSS sin saber qu¨¦ ser¨ªa de ellos".
La carencia de recursos de esas familias no explica, sin embargo, el aluvi¨®n de menores de este a?o. La Secretaria de Estado de Emigraci¨®n e Inmigraci¨®n, Consuelo Rum¨ª, cree que puede deberse a que las mafias se han adaptado al sistema de vigilancia de costas -el Servicio Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) detecta el 99% de las pateras-. "Saben que es casi imposible entrar y que los mayores son repatriados de inmediato, as¨ª que cargan las pateras de ni?os", asegura Rum¨ª.
Una vez interceptados, los agentes se aseguran de que son menores mediante pruebas oseom¨¦tricas que se hacen en los hospitales. Si demuestran que lo son, pasan a los servicios de protecci¨®n auton¨®micos. Los de la Junta de Andaluc¨ªa cuentan con 2.510 camas repartidas en 265 centros con un presupuesto global de 5,6 millones de euros. Darles alojamiento, comida, ropa y estudios, cuesta 70 euros al d¨ªa, seg¨²n la Consejer¨ªa de Igualdad y Bienestar Social, que el pasado 1 de mayo ten¨ªa a su cargo a 931 marroqu¨ªes.
Si est¨¢n en edad escolar, se les matricula en un colegio p¨²blico, y si la superan, participan en talleres de formaci¨®n donde aprenden cocina, carpinter¨ªa, alba?iler¨ªa, espa?ol... Cada fin de semana reciben su paga que asciende a tres euros para los mayores de 14 a?os, y diez para los que superan los 16. Despu¨¦s de tres meses en un centro de acogida, pasan a otro de tipo residencial donde pueden permanecer hasta los 18 a?os. Casi todos cuentan con pistas deportivas. Algunos, hasta tienen piscina.
El Reglamento de Extranjer¨ªa obliga a Interior y al personal de esos centros a buscar a sus parientes para devolverlos a Marruecos. Los agentes, trabajadores sociales y educadores aseguran que casi siempre lo consiguen. Pero, desde 2001, ning¨²n menor ha vuelto a su casa desde Granada por esa v¨ªa. S¨®lo 62 lo hicieron desde el resto de Espa?a el a?o pasado. Manuel Robles, jefe de la Brigada de Extranjer¨ªa de Granada, acusa a Marruecos de "falta de colaboraci¨®n". "Se niegan a darnos el laissez passer a pesar de que los tenemos identificados y hemos localizado a sus padres", prosigue.
La soluci¨®n, seg¨²n Consuelo Rum¨ª, pasa por la apertura de centros de tutela que acojan a los ni?os errantes en territorio marroqu¨ª, una decisi¨®n pendiente de una reuni¨®n que pr¨®ximamente mantendr¨¢n los gobiernos de Espa?a y Marruecos. Espa?a colaborar¨¢ en su financiaci¨®n y en la formaci¨®n de su personal con el fin de que ofrezcan los mismos servicios que cualquier centro de acogida espa?ol. "Tendr¨¢n apoyos educativos y programas de formaci¨®n profesional y les buscar¨¢n trabajo en su pa¨ªs cuando salgan", asegura la secretaria de Estado que cree que la medida "ser¨¢ un ¨¦xito".
Mar¨ªa, mediadora cultural del centro de acogida que se ocupa de los chicos que llegaron con Omar, se sienta en su despacho con Ahmed (16 a?os). "?T¨² qu¨¦ har¨ªas si te mandaran a un centro como ¨¦ste que estuviera en Marruecos?", le pregunta. "No, no, no, para m¨ª no", le responde en su precario castellano. "S¨®lo ir¨¦ a Marruecos cuando tenga papeles", a?ade. "Si me mandan, volver¨¦ otra vez".
El precio de la ley
Espa?a expuls¨® de forma inmediata a todos los menores marroqu¨ªes de m¨¢s de 16 a?os que llegaron en pateras entre el 23 de octubre de 2003 y el 26 de noviembre de 2004. Durante esos 11 meses, la polic¨ªa los entreg¨® en menos de 48 horas en la frontera de Marruecos aplic¨¢ndoles el procedimiento de retorno previsto para los extranjeros mayores de edad. Interior nunca ha revelado cu¨¢ntos fueron.
La norma que avalaba la medida era una instrucci¨®n del anterior fiscal general del Estado, Jes¨²s Cardenal, en la que ordenaba a los fiscales de Menores que dictaminaran a favor de su retorno a su punto de origen "a la mayor brevedad posible". La orden consideraba emancipados a los mayores de 16 y entend¨ªa que en ellos no concurr¨ªa la situaci¨®n de desamparo. La disposici¨®n fue criticada por las asociaciones de defensa de los derechos humanos. El actual general, C¨¢ndido Conde-Pumpido, derog¨® esa instrucci¨®n el pasado 26 de noviembre y dict¨® una que volvi¨® a conceder el estatus de menor a todo inmigrante que no tenga a¨²n 18 a?os y emplaza a los fiscales de Menores a ponerlos "sin dilaci¨®n a disposici¨®n de los servicios de protecci¨®n de menores". "La balanza del inter¨¦s superior del menor puede inclinarse en pro de su permanencia en nuestro pa¨ªs", dec¨ªa su texto.
Fiscales, polic¨ªas y trabajadores de los centros de acogida coinciden en que esa instrucci¨®n est¨¢ detr¨¢s del incremento en la afluencia de menores pero, al mismo tiempo, consideran que se ajusta mejor a la ley.
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