Lanzam¨®vil
Hay personas con quienes es imposible charlar dos minutos seguidos sin que su m¨®vil interrumpa la conversaci¨®n. Se llega incluso al aberrante extremo de tener que llamar a alguien al m¨®vil, aunque est¨¦ a tu lado, para poder hablar sosegadamente sin que otros ciudadanos malogren la pl¨¢tica. La culpa no es de los m¨®viles, uno de los inventos m¨¢s sensacionales del siglo XX. La culpa es de sus due?os, de igual modo que ocurre con los perros que hacen perrer¨ªas. Ese m¨¢gico artilugio est¨¢ cambiando nuestras vidas, pero vuelve tarumba a unos cuantos. La adicci¨®n al m¨®vil es droga dura. Intente usted pasar dos d¨ªas seguidos con el aparato apagado. A lo mejor acaba subi¨¦ndose por las paredes y buscando un psiquiatra. El m¨®vil, asimismo, est¨¢ da?ando la cortes¨ªa y la intimidad.
No se puede prescindir ya de este cachivache asilvestrado e inquieto, pero hay que guardar las distancias y mantenerse estoico ante sus atractivos. Es decir, no convertirse en un esclavo de este ingenio sorpresivo y amoral. Hay gente que se toma en serio estas cosas. Por ejemplo, los finlandeses, que organizan anualmente el Campeonato Internacional de Lanzamiento de M¨®viles. En la ¨²ltima convocatoria, celebrada en Savonlinna, qued¨® vencedor Ville Piipo, que lanz¨® su terminal a 82,55 metros. Por pa¨ªses, quedaron vencedores Alemania, Estados Unidos y la propia Finlandia. El deporte no est¨¢ reconocido por el COI, pero todo se andar¨¢, porque la idea est¨¢ cuajando por ah¨ª. En Carcaixent (Valencia) organizaron en sus fiestas de 2003 el I Campeonato Nacional de Lanzamiento de M¨®viles. Si se monta en Madrid algo similar, rompemos con la pana, porque aqu¨ª somos muchos los que mantenemos las distancias con esa cosa tan necesaria.
Si usted se considera capacitado para mandar el m¨®vil al espacio, sepa que el 25 de junio se celebrar¨¢ en Bielefeld (Alemania) una competici¨®n clasificatoria para los Campeonatos del Mundo. Se admiten aparatos de entre 200 y 400 gramos. A todo ello hay que a?adir que cambiar de m¨®vil es algo as¨ª como cambiar de pareja. Cuesta mucho adentrarse en sus secretos.
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