La UE cree que Blair complica el proceso de ratificaci¨®n pero no lo da por muerto
Francia insiste en que se necesita "un largo camino de reflexi¨®n" tras el triunfo del 'no'
La decisi¨®n brit¨¢nica de dejar en el aire el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n europea complica a¨²n m¨¢s el proceso para ratificar el nuevo Tratado de la Uni¨®n Europea, como coincidieron ayer en asegurar fuentes oficiales de Bruselas, Berl¨ªn y Par¨ªs, pero al menos "no est¨¢ muerto", como precis¨® el actual presidente de la Uni¨®n, el luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker. Londres ha deso¨ªdo la reiterada s¨²plica del presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, de no dar "pasos unilaterales" antes de la cumbre del 16 y 17 de este mes. Por eso, Barroso dijo ayer que ahora hay que escuchar las opiniones de los Veinticinco porque "cada Estado tiene la misma importancia en la UE".
Pese a esa complicaci¨®n, los dirigentes europeos reaccionaron sin dramatismo. "Dijimos que deb¨ªamos emplear el tiempo previo a la cumbre para la reflexi¨®n y el an¨¢lisis", record¨® Barroso en un comunicado, para a?adir que "cada Estado es responsable de su propio procedimiento de ratificaci¨®n". "Un Estado miembro no puede tomar decisiones por todos", advert¨ªan los portavoces franceses. Ni unos ni otros criticaron a Londres por adelantarse. Por el contrario, Barroso se mostr¨® comprensivo con todos los que piden un tiempo de respiro: "Entendemos la necesidad de algunos Estados para hacer una pausa y reflexionar".
Es ¨¦sa la tesis que defiende el presidente Jacques Chirac, quien el pasado s¨¢bado convenci¨® al canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, de mantener el proceso de ratificaci¨®n en paralelo al periodo de reflexi¨®n. Por eso, portavoces alemanes dijeron ayer que no hay que sacar "conclusiones prematuras" del anuncio de Londres, mientras fuentes oficiales francesas dec¨ªan que, aunque el Gobierno brit¨¢nico ha actuado "por motivos dom¨¦sticos", el paso es otro elemento a favor del "profundo debate" que hace falta para no mantener sin m¨¢s el proceso de ratificaci¨®n.
La suspensi¨®n de la consulta brit¨¢nica es un nuevo elemento que los l¨ªderes europeos tendr¨¢n en cuenta a la hora de decidir c¨®mo debe continuar o no ese proceso que Alemania, Francia y Espa?a, entre otros, as¨ª como las tres instituciones de la UE (Parlamento, Comisi¨®n y Consejo) no quieren dejar morir por el no de franceses y holandeses a la Constituci¨®n. La decisi¨®n brit¨¢nica, como temen en Bruselas, "puede animar" a otros pa¨ªses a hacer lo mismo.
Esa tentaci¨®n es m¨¢s fuerte en los pa¨ªses que han anunciado referendos (Luxemburgo, Dinamarca, Irlanda, Portugal, Rep¨²blica Checa y Polonia). Portugal y Polonia se apresuraron ayer a decir que no cambiar¨¢n sus calendarios. En Luxemburgo est¨¢ prevista la consulta para el 10 de julio y Juncker, que ha unido su futuro pol¨ªtico al resultado, no ha comentado nada sobre la posibilidad de suspendela.
Juncker dijo que el proceso de ratificaci¨®n estar¨ªa "muerto" si Londres hubiera anulado definitivamente el refer¨¦ndum, pero que lo ha dejado en el congelador hasta que Francia y Holanda aclaren qu¨¦ f¨®rmula propondr¨¢n tras los rechazos de ambos al Tratado.
Francia no podr¨¢ dar respuesta hasta que se celebren las siguientes elecciones, previstas para 2007. Por eso, fuentes oficiales francesas reiteraron ayer que el periodo de reflexi¨®n ser¨¢ "muy largo", m¨¢s all¨¢ del 1 de noviembre de 2006, la fecha fijada ahora para la entrada en vigor de la Constituci¨®n. "No hace falta ni decirlo", a?adieron.
Aunque ya descontada, la complicaci¨®n llegada de Londres dificulta a¨²n m¨¢s el necesario consenso que los Veinticinco deben alcanzar en la cumbre de la semana pr¨®xima. "Es el momento para un debate franco y abierto", se?al¨® ayer Barroso. "En la cumbre se discutir¨¢n los puntos de vista de los 25 Estados y todos los l¨ªderes decidir¨¢n el camino para avanzar juntos".
La cumbre, no obstante, corre grave riesgo de saltar por los aires. Y no s¨®lo por el embrollo del proceso de ratificaci¨®n. En el orden del d¨ªa figura la aprobaci¨®n del marco financiero de la UE, que cada siete a?os provoca los m¨¢s desagradables enfrentamientos. Esta vez, los principales contenciosos los protagonizan Alemania, que quiere aportar menos dinero; Espa?a, que pretende aliviar el brusco descenso en su saldo neto; y Reino Unido, que defiende a capa y espada contra todos el cheque brit¨¢nico (5.000 millones de euros que se devuelven cada a?o a Londres).
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