Rebeli¨®n en las aulas
No soy profesor. Soy un padre cualquiera de los muchos padres que se preocupan por la educaci¨®n de sus hijos. Y justo ah¨ª, en el sistema educativo, radica uno de mis grandes temores. Porque en ¨¦l se esconde gran parte del futuro de nuestros hijos. Algo falla y no podemos esconder la cabeza. Si la Educaci¨®n es comparada con un banco que sustenta una de las riquezas fundamentales de las sociedades modernas, no cabe duda de que, hoy por hoy, sus cuatro patas est¨¢n quebradas. Padres, alumnos, educadores y legisladores estamos sumergidos en un mar de dudas que dejan como resultado una profunda desaz¨®n cuando asistimos a los acontecimientos que envuelven el devenir de nuestros hijos en las escuelas e institutos.
Los padres andamos descorazonados, los profesores desmotivados, los alumnos atemorizados y anclados en un status de vagancia preocupante y en una escasa preparaci¨®n (ese ser¨ªa otro tema de debate, el buscar los motivos desencadenantes de esta situaci¨®n), y los legisladores andan con sus luchas por hacer valer su criterio particular y partidista, a¨²n por encima de una m¨¢xima esencial, a saber, que nuestros hijos no son corderos a los que manejarles sus conciencias. Son personas a las que hay que respetar y que, por tanto, su educaci¨®n debe estar por encima de directrices pol¨ªticas. La educaci¨®n debe estar muy por encima del debate pol¨ªtico, pues cuando hablamos de ella hablamos de futuro. No es aceptable que el alumno vea c¨®mo cambian las leyes educativas seg¨²n lo hacen los Gobiernos. Eso es un atropello contra sus derechos fundamentales. Y un deterioro de la calidad de la ense?anza. Educar es ense?ar valores y no volver loca a la comunidad educativa cada dos por tres. Violencia dom¨¦stica, televisi¨®n basura, aislamiento social, incomunicaci¨®n, etc¨¦tera, son "valores a?adidos" que ayudan a empeorar la situaci¨®n de nuestra sociedad y por ende la del sistema educativo en su totalidad. No olvidemos que los ni?os de las escuelas ser¨¢n los j¨®venes de las universidades y escuelas de formaci¨®n profesional; a la larga, los hombres y mujeres que han de dirigir la vida de nuestro pa¨ªs. ?Algo falla? Busquemos soluciones globales y no partidistas.
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