Olaf y Los Bidones
- Barcelona, 1979. Una bandada de j¨®venes preuniversitarios se cuela en los jardines de la universidad sita en la plaza hom¨®nima. Llevan guitarras y hach¨ªs. Pasan las horas fumando y cantando. Cuando se les seca la garganta se van a beber ca?as a la cervecer¨ªa Marienbad, en Gran Via con Aribau.
Entre ellos destaca el larguirucho Loquillo, entonces un periodista que sue?a con ser cantante. Un poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ su colega Carlos Segarra, que ya canta como los dioses y se dispone a formar Los Rebeldes junto con Aurelio Morata y Mois¨¦s Sorolla. Por ah¨ª andan Carlos y Micky, los hermanos Forteza, que poco despu¨¦s fundar¨ªan los m¨ªticos C-Pillos, junto con Tito Rosell y Rodrigo de la Vega. Coloc¨¢ndose y cantando est¨¢ Mauricio Frediani, proveniente de una familia de c¨®micos de la vieja escuela, primos de los Arag¨®n.
Olaf y sus 'bidones' no tienen 'manager' ni graban discos. Act¨²an cuando los llaman. Tocan como profesionales y disfrutan como 'amateurs'
El legendario Jaime F¨¤bregas, un rocker que ser¨ªa el alma m¨¢ter de los Centuriones, el club de moteros, aparece d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n, como este cronista. Con el tiempo, Jaime desplegar¨ªa todo tipo de conductas intensas, ejemplificadas a la perfecci¨®n por uno de sus m¨²ltiples tatuajes: una l¨ªnea de puntos alrededor del cuello, interrumpida por dos tijeritas y la leyenda "cut here" (corte por aqu¨ª). ?se era el esp¨ªritu de la bandada. Nihilismo, sexo, drogas y rock and roll.
Olaf Pla Gracia era unos de esos p¨¢jaros. Compart¨ªa con todos el amor por la m¨²sica, las motos y la libertad, pero no se casaba con nada ni con nadie. No era f¨¢cil participar de esa fiesta sin ceder posiciones ante el grupo, pero Olaf lo consegu¨ªa con naturalidad. El individualismo parec¨ªa fluirle desde los genes. El ritual de pertenencia m¨¢s cabal consist¨ªa en entregarse sin reparos al consumo de cuantas m¨¢s drogas mejor. Olaf no pic¨®: estudi¨® el profesorado de educaci¨®n f¨ªsica, que hasta hoy ejerce en un instituto, y se decant¨® por el rugby.
Con el tiempo algunos llegamos a vernos p¨¢lidos y deca¨ªdos, en cuanto la mala vida empez¨® a pasarnos factura. Olaf, desmarcado de la tonter¨ªa, luc¨ªa sanote y fornido. Hace unos 20 a?os fund¨® un grupo de rock llamado Olaf y Los Bidones.
- Barcelona, 2005. Concierto de Olaf y Los Bidones en Shotwell 59, un garito rockero que est¨¢ en la calle de la Aviaci¨®. Mois¨¦s Sorolla, bater¨ªa. Quique M¨¦ndez, primera voz y guitarra ac¨²stica. Jos¨¦ Luis Miranda, contrabajo. Mart¨ªn Borr¨¢s, primera guitarra. Los dos ¨²ltimos, miembros hist¨®ricos del afamado combo Dincremea. Al banjo, la arm¨®nica, la tabla de lavar, la guitarra y la voz, Olaf Pla Gracia. Es el alma de la banda y el maestro de ceremonias. Suenan cl¨¢sicos del country y el rockabilly. Impecables.
La atm¨®sfera festiva alcanza su cl¨ªmax cuando Olaf abre un bid¨®n de cerveza de cinco litros y dispara el chorro hacia los concurrentes, que huyen provocando una estampida. Olaf bebe en plan vikingo y pasa el bid¨®n al p¨²blico, que se reagrupa. Esta noche todos cantan y bailan. No ha hecho falta contratar canguros, porque los hijos ya tienen edad de cuidarse solos. Olaf y sus bidones no tienen manager ni graban discos. Act¨²an cuando los llaman. Tocan como profesionales y disfrutan como amateurs, fieles a la tradici¨®n del rock and roll.
Este cronista se ha cruzado a menudo con Olaf en los carriles bici de Barcelona. Nuestro hombre tambi¨¦n tiene una Harley Davidson azul celeste, customizada, espectacular, a la que lleg¨® despu¨¦s de poseer una Bultaco, una Montesa y una Norton. Pero nunca lo veremos dando una vuelta con ella: s¨®lo la usa para viajes largos. ?Motivo?: "No me gusta alardear".
Cuenta sus viajes y escribe sobre el universo motero en la revista Custom Machines, subtitulada La Revista del Cruising. Esos art¨ªculos est¨¢n ilustrados con sus propias fotos.
Fot¨®grafo, periodista, showman, m¨²sico, motero, ¨¢rbitro de rugby y profesor de educaci¨®n f¨ªsica, Olaf es la prueba viviente de que hab¨ªa valores rescatables en la cultura del rock, siempre que se contara con la inteligencia y la intuici¨®n para separar el trigo de la paja. Las ideas que una vez sonaron revolucionarias hoy no son m¨¢s que pat¨¦ticas peroratas demag¨®gicas. Pero hay una actitud de autenticidad -minoritaria, como los conciertos de Olaf y Los Bidones- que permanece.
Los alumnos del profesor Pla Gracia tienen entre 12 y 18 a?os. Da gusto o¨ªr a Olaf explayarse sobre los claroscuros de la educaci¨®n. Es un hombre de principios, con las ideas firmes y la mirada clara. Sus opiniones sobre la permisividad, basadas en muchos a?os de trato directo con el alumnado, son rotundas. El ministerio deber¨ªa contratarlo como asesor... para los padres.
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