Nadie se lo merece

Fui alumno del profesor Peces-Barba en la Universidad Complutense en 1980. En su curso de Filosof¨ªa del Derecho me recomend¨® la lectura de La paz perpetua kantiana. Antes, en los a?os setenta, hab¨ªa le¨ªdo asiduamente sus 'Acotaciones ingenuas a la realidad que nos rodea' en Cuadernos. Despu¨¦s su tesis me introdujo en el pensamiento personalista franc¨¦s. Son tres referencias b¨¢sicas en mi condici¨®n c¨ªvica e intelectual: Kant, Cuadernos, Maritain. Las tres significan mucho para la cultura democr¨¢tica de nuestro pa¨ªs.

Al profesor, a uno de aquellos a quienes debo esta apertura de horizontes, se le somete desde hace medio a?o a la injuria. La lectura del art¨ªculo Seis meses en el Alto Comisionado en EL PA?S del mi¨¦rcoles me llen¨® de tristeza. La persona y su dignidad siguen siendo valores supremos de nuestro ordenamiento moral. La diferencia se puede arreglar desde el respeto y la cercan¨ªa cordial, no con el insulto y la descalificaci¨®n agria. Esto tambi¨¦n lo he aprendido de Peces-Barba entonces y en estos 25 a?os.

Me parece que nos urge una reacci¨®n de buenas maneras y de cordialidad liberal. Somos muchos los que deseamos una revuelta c¨ªvica que haga incomprensible e imposible este linchamiento moral. Ni la monarqu¨ªa parlamentaria, ni la cultura democr¨¢tica, ni la instituci¨®n universitaria se lo merecen. Don Gregorio Peces-Barba, tampoco.